Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El senador frenteamplista Sebastián Sabini señaló que las autoridades de la educación pública han hecho “mucho hincapié” en que la transformación curricular que impulsan no traslada “una reforma educativa de ningún otro ámbito”, sino que es “una elaboración propia”. El reclamo de originalidad es una bobada, porque el desarrollo de las ideas es un proceso colectivo, y cada novedad se apoya en planteamientos previos. Esto no tiene nada de malo, pero corresponde reconocerlo.

Poner las citas entre comillas e identificar su origen, muy especialmente en el trabajo académico, no sólo corresponde por motivos éticos, sino también porque permite analizar mucho mejor las propuestas, considerando el marco conceptual del que provienen y las consecuencias que ha tenido antes su aplicación.

Pese a la mencionada jactancia sobre la “elaboración propia”, resulta que el documento sobre transformación curricular del Consejo de Formación en Educación (CFE), titulado “Propuestas para el diseño de la formación de grado de los educadores”, contiene pasajes idénticos a la descripción de un curso para docentes en Conectar Igualdad, una plataforma en internet del Ministerio de Educación argentino, y otros que tienen leves modificaciones, como las que se hacen para disimular mínimamente la práctica de recortar y pegar.

Esto fue señalado por docentes y por la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria, desde la cual se reclamó incluso la renuncia de los jerarcas designados por el oficialismo en el CFE y el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).

Cuando la diaria hizo consultas sobre esta cuestión en la ANEP, uno de los intentos de explicación fue que los pasajes mencionados provienen de un documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). El problema es que el texto del CFE hace referencia a varios de la Unesco, pero ninguno de ellos incluye esos pasajes.

Quizá la irregularidad se deba a los motivos más frecuentes en estos casos, que van desde la mera desprolijidad o desidia hasta la intención dolosa de atribuirse méritos ajenos, pero en esta ocasión cabe también otra hipótesis. En el oficialismo está muy extendido el desprecio hacia todo lo que hace el gobierno argentino y, aunque esto de ningún modo corresponde en el terreno educativo y en varios más, es posible que hubiera voluntad de ocultar la fuente.

Las autoridades del CFE tendrán oportunidad de dar su versión sobre lo que ocurrió, porque la bancada del Frente Amplio se propone dirigirles un pedido de informes al respecto, y no descarta una convocatoria a los integrantes de la ANEP.

Como se señaló al comienzo, no tendría nada de malo que la propuesta del CFE se hubiera inspirado parcialmente en ideas sobre la formación docente planteadas por las autoridades argentinas (o por la Unesco, si se comprobara ese presunto origen). Lo malo sería que quienes tienen la responsabilidad de formar a educadores negaran la verdad para cuidar intereses políticos, en una flagrante violación de la laicidad que tanto invocan.

Hasta mañana.