Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Los temas van cambiando, pero la dinámica de los debates entre el oficialismo y la oposición frenteamplista se reitera, esta vez acerca del tendido de fibra óptica por parte de Antel, que se inició y avanzó mucho durante el gobierno anterior y que el actual está concluyendo.

El presidente Luis Lacalle Pou afirmó el jueves que cuando gobernaba el Frente Amplio (FA) se realizó la obra “en Pocitos, Buceo, Malvín, Punta Gorda”, y que ahora se hará “en Casavalle”, lo cual es formalmente cierto, pero distorsiona la realidad por omisión de datos básicos.

La cuestión es que, como señaló en un informe el actual integrante frenteamplista del directorio de Antel, el proceso previsto consiste en empezar por las zonas en las que hay una mejor relación entre la inversión y las ganancias, porque es mayor la cantidad de lugares conectados por kilómetro de fibra óptica y “se recauda más y más rápido en contratos”. Esto aporta recursos para seguir con las áreas con menor densidad de población, en las que cada conexión es relativamente más costosa.

De todos modos, resulta importante señalar que con ese plan siempre estuvo previsto incluir a Casavalle y a varias otras zonas, que no son tantas porque, como indicó Larrosa, en 2020 quedaba pendiente sólo 20% del trabajo, y el porcentaje de penetración de fibra óptica en Uruguay ya estaba por encima de los de Japón, Suecia, España, Noruega, Nueva Zelanda y Finlandia.

En otras palabras, el presidente de la República chicaneó, y tras él se alinearon, desde la ignorancia o el conocimiento de los datos antedichos, otras figuras del oficialismo como el senador nacionalista Sebastián da Silva, quien afirmó que durante los gobiernos del FA “había ciudadanos de primera y de segunda” en lo referido a las telecomunicaciones.

Como cabía esperar, aunque habría sido mejor que no sucediera, otros oficialistas alegaron que la presunta discriminación se debió a “cómo quedó Antel financieramente por lo del Antel Arena”, y que “lo que está claro es que hubo otras prioridades que no fueron Casavalle ni Cerro Pelado [en Maldonado] ni las 141 villas, pueblos y ciudades del interior que no tienen fibra óptica y nosotros las estamos resolviendo este año”.

No cabe duda de que hay reproches pertinentes acerca de lo que hicieron y dejaron de hacer los gobiernos frenteamplistas, y el oficialismo tiene pleno derecho a señalar todo lo que le parezca equivocado, insuficiente o mejorable. La cuestión es que se le hace un muy mal servicio a la ciudadanía cuando, un día sí y el otro también, se reivindican como propias iniciativas anteriores a las que se les cambió el nombre, se “reinauguran” obras y servicios, o se manejan datos muy parciales para convencer a la gente menos informada de que las políticas públicas actuales son maravillosas y las anteriores fueron horrendas.

Entre otras cosas, todo esto devalúa incluso méritos acumulados del país, y la insistencia en construir un relato distorsionado también puede determinar, como en una conocida fábula de Esopo, que las críticas con fundamento pierdan credibilidad, en la misma bolsa que las carentes de fundamento serio.

Hasta mañana.