Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La visita del presidente de Brasil fue breve pero llena de significados importantes, que ayudan a comprender nuevas perspectivas para Uruguay y la región, además de aportar algunas valiosas lecciones sobre el funcionamiento de la política.

Lula tiene una gran experiencia como negociador, por su trayectoria como sindicalista que comenzó en dictadura y por las complejidades del sistema de partidos brasileño. No tenía el menor sentido que viniera tan pronto a Uruguay para exhibir discrepancias con el presidente Luis Lacalle Pou, y sólo cabía suponer que su intención era dar una señal de amplitud, dirigida más allá de nuestro país.

Es muy relevante registrar la relación entre lo que Lula dijo y lo que no dijo acerca de los temas complicados. Entre lo que dijo, se destacó que le parece “más que justo” el interés del gobierno uruguayo en “producir más”, “vender más” y “abrirse […] lo más posible” en el “mundo de los negocios”, que el gobierno de Brasil está “totalmente de acuerdo” con “la idea de discutir la llamada innovación o renovación del Mercosur”, y que, si bien piensa que la prioridad del bloque es concluir más de 23 años de negociación de un tratado de libre comercio (TLC) con la Unión Europea, está de acuerdo con que luego se estudie la posibilidad de un acuerdo entre China y el Mercosur.

Lacalle Pou y otras autoridades uruguayas manifestaron su satisfacción con todo lo anterior, y llegaron a interpretarlo como un aval para continuar la negociación con China, pero veamos ahora lo que Lula no dijo. En ningún momento mencionó que el posible acuerdo del Mercosur con China vaya a ser un TLC, ni qué piensa que hay que cambiar en el bloque, y mucho menos que le parezcan aceptables las tratativas que Uruguay emprendió por su cuenta con China.

Estas tratativas fueron, además, rechazadas en forma tajante hace pocos días por el canciller brasileño Mauro Vieira, y otra de las cosas que Lula no dijo fue que él tenga una opinión diferente de la de Vieira.

Por otra parte, hay que tener presente un dato muy básico: la negociación que Uruguay busca con China no ha avanzado porque el país asiático la mantiene en veremos. Es obvio que el gobierno chino no tiene el menor interés en acordar con Uruguay a costa de problemas con Brasil y Argentina, y que estaría mucho más dispuesto a negociar con el Mercosur como tal, pero aun así, es incluso más obvio que lo hará cuando y como convenga a los intereses de China, y en particular a su paciente estrategia de avance sobre una región en el área de influencia directa de Estados Unidos.

En resumidas cuentas, Uruguay y Brasil comenzarán un estudio técnico conjunto, al que invitarán a Argentina y Paraguay, sobre “qué es lo que realmente necesitamos de nuestra relación con China”, y Lacalle Pou reconoció que si Brasil quiere avanzar en la negociación con China, Uruguay “tranquilamente” se puede “plegar”. Pocas dudas caben de que el escenario cambió, y quizá esto tenga que ver con que ayer se habló de obras bilaterales de infraestructura.

El rumbo regional no se marca con prepotencia y desplantes. Ni siquiera desde una potencia como Brasil, y mucho menos desde Uruguay.

Hasta mañana.