Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Desde la salida de la dictadura, las organizaciones de jubilados y pensionistas no se han caracterizado por las divisiones internas, sino que han expresado sostenidamente posiciones unificadas, y fueron actores destacados en la promoción de consultas populares sobre cuestiones de seguridad social, primero desde un plenario que las agrupaba y en el último tercio de siglo desde la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu). Todo eso hasta ahora.

La Onajpu realizó el jueves y el viernes de la semana pasada un congreso en el que se discutió la posición a tomar ante la iniciativa de reforma constitucional sobre seguridad social que decidió llevar adelante la mayoría del PIT-CNT, y resolvió que, considerando que está “instalado el debate” y ante la existencia de diferentes posiciones “sobre la oportunidad y el valor estratégico de la recolección” de firmas en curso, lo mejor era optar por la “unidad en la diversidad” y dejar en libertad de acción a las asociaciones que la integran. Esta decisión sin precedentes se comprende mejor con datos de contexto, unos de contenido y otros de forma.

El viejo plenario de asociaciones de jubilados y pensionistas tuvo un rotundo éxito en la reforma constitucional de 1989, que estableció como mínimo del ajuste de pasividades la evolución del Índice Medio de Salarios, y la Onajpu logró otro en la reforma de 1994, que prohibió modificaciones del sistema de seguridad social mediante leyes de presupuesto y rendición de cuentas, al tiempo que anuló algunas aprobadas por la segunda vía durante el gobierno presidido por Luis Alberto Lacalle Herrera. Para la siguiente elección nacional, de 1999, la Onajpu y el PIT-CNT quisieron realizar otra reforma constitucional, para anular la ley de reforma de la seguridad social aprobada en 1995, durante la segunda presidencia de Julio María Sanguinetti, que entre otras cosas creó las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP), pero no reunieron la cantidad de apoyos válidos necesaria para que se llevara a cabo la consulta popular. En aquella ocasión, el Frente Amplio (FA) apoyó la recolección de firmas, pero varios de sus sectores no la acompañaron.

En esta oportunidad, el PIT-CNT retoma la propuesta de eliminar las AFAP, junto con la de fijar la edad mínima jubilatoria en 60 años, y la de elevar el piso para las jubilaciones y pensiones al nivel del salario mínimo nacional (hoy la jubilación mínima es 17.263 pesos y el salario mínimo, 26.462). Antes incluso de que se conociera el texto de la reforma algunos sectores frenteamplistas se pronunciaron a favor y otros en contra de promoverla, y luego el FA como tal optó, al igual que la Onajpu ahora, por la libertad de acción.

En cuanto a los procedimientos, esta vez la iniciativa partió del PIT-CNT sin acuerdos previos con la Onajpu, con otras organizaciones sociales o con el FA. Además, la propuesta dividió a la alianza de corrientes que desde hace muchos años conduce la central, y esto dejó en mayoría relativa, como minoría mayor, a quienes presentaron el proyecto triunfador en la Mesa Representativa, cuestionado hasta hoy por parte del movimiento sindical.

Hasta mañana.