Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Son cada vez más claras las señales de que Pedro Bordaberry prepara su regreso a la actividad partidaria, que traen a la vez noticias buenas y malas para el Partido Colorado (PC). Buenas porque, en las actuales circunstancias, una nueva candidatura suya a la presidencia puede evitar que los votos al partido disminuyan, pero malas porque al mismo tiempo puede impedir que aumenten.

El ascenso de Bordaberry tras la catástrofe colorada de 2002 significó que la corriente encabezada por Julio María Sanguinetti ya no era capaz de atraer muchos votantes presentándose como una alternativa relativamente más “progresista” que la de Jorge Batlle, o por lo menos un poco más estatista.

El liderazgo de Bordaberry volcó al PC hacia un espacio decididamente alejado del batllismo original en la orientación económica, y mucho más conservador que liberal en otros aspectos, sin que la incorporación de figuras como Ope Pasquet contrapesara ese viraje.

Las departamentales montevideanas de 2005 suelen ser mencionadas como el momento en que se fortalecieron las esperanzas coloradas de que Bordaberry encabezara una recuperación del partido, porque su 26% como candidato a intendente más que triplicó el magro 8% capitalino del PC en las elecciones nacionales del año anterior, pero esta visión tuvo algo de espejismo.

Lo de 2004 había sido una expresión extrema del “voto castigo” a los colorados, agravada por una débil candidatura a la presidencia de Guillermo Stirling. Para las departamentales en Montevideo del año siguiente, la mejoría del PC pudo atribuirse a que peor ya no podía estar y a que una cantidad considerable de personas quería ante todo votar contra el Frente Amplio (FA), y percibió más potencia en Bordaberry que en el nacionalista Javier García.

En las nacionales de 2009 Bordaberry, ya con el sector Vamos Uruguay (VU), logró un fuerte predominio dentro de su partido, pero este llegó apenas a 17%; y en las de 2014, otra vez con hegemonía de VU, a menos de 13%.

En abril de 2017 Bordaberry anunció que no se postularía a la presidencia en 2019, y se produjo un reordenamiento interno del PC con la irrupción de Ernesto Talvi, quien reclutó a muchas figuras provenientes de VU pero las articuló con un nuevo perfil, que condujo a dos efectos simultáneos. El flamante sector Ciudadanos logró derrotar al sanguinettismo en las internas y en las nacionales, y muchos votantes que habían apoyado a Bordaberry se desplazaron hacia Cabildo Abierto, pero esa pérdida fue compensada por la llegada de otros, que se habían inclinado antes por sectores “moderados” del FA.

Poco duró Talvi en la actividad partidaria, y en Ciudadanos no hay un relevo a su altura. Tampoco hay una figura fuerte en el sanguinettismo, y Bordaberry aparece como un posible salvador, pero la consecuencia más probable de su regreso sería que el PC desandara su camino reciente, perdiendo apoyos que ganó Talvi en la frontera con el FA y apostando a recuperarlos en la frontera con Cabildo.

Esto sería malo para el conjunto del actual oficialismo, que debilitaría su capacidad de disputarle votos al FA y acentuaría sus disputas internas por apoyos que ya tiene.

Hasta mañana.