Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Hace meses que la situación en el liceo IAVA pasó el límite de lo aceptable, por responsabilidad de la mayoría oficialista en la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), y muy especialmente por la dirección de Secundaria, pero a medida que transcurre el tiempo se sigue agravando.

A fines de marzo de este año, Secundaria inició una ofensiva de escarmiento contra el gremio del liceo, centrada en que los estudiantes dejaran de utilizar el reducido espacio que se les había asignado como salón gremial desde 2009, mucho antes de que ingresaran las generaciones que cursan actualmente.

Las autoridades, luego de demostrar su falta de capacidad y voluntad para dialogar con un grupo de adolescentes, terminaron quitándoles el lugar, y alegaron la necesidad de que por allí pasara un acceso con rampa al edificio, que según se supo pronto, había sido considerado inviable en un informe técnico.

También quedó claro que la presunta necesidad de esa rampa se debía a que la reparación de un ascensor se había constituido como un problema insoluble durante cuatro años, pero el espacio gremial fue desalojado sin que se les ofreciera a los estudiantes una alternativa. Para colmo, se le inició un insólito sumario por “insubordinación” al director del IAVA, Leonardo Ruidíaz, debido a que cumplió con su deber de buscarle una solución pedagógica al conflicto construido desde Secundaria.

Tras una larga sucesión de ocupaciones, desocupaciones y paros, sigue el proceso del sumario y se iniciaron investigaciones sobre una decena de docentes sindicalizados. El IAVA está en los hechos intervenido por inspectoras, debido a que por solidaridad con Ruidíaz nadie en condiciones de ocupar la dirección quiso hacerlo, y se ha instalado un clima de tensión y hostigamiento que para nada ayuda al funcionamiento del liceo.

La apertura de espacios de diálogo prometida por el Codicen nunca se concretó, y el último capítulo en la serie de desaciertos de las autoridades ha transcurrido en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, donde se las convocó a un diálogo con los docentes sindicalizados del IAVA. No asistieron a la primera reunión y arguyeron que no habían recibido la notificación correspondiente, pero a la siguiente sólo enviaron a representantes legales, no habilitados a negociar nada. Ayer, luego de la cuarta reunión sin que asomara la menor disposición a buscar un entendimiento, los sindicalistas decidieron retirarse y volver a ocupar hoy el liceo, del que seguramente volverán a ser desalojados.

El año lectivo ya está en su segunda mitad y ha sido una larga pesadilla de distorsiones para toda la comunidad educativa, sin que se haya avanzado hacia la resolución de ninguno de los problemas pendientes en lo referido a recursos humanos (incluyendo los necesarios para la inclusión de personas sordas) y materiales, señalados desde hace tiempo por representantes del alumnado, sus familias y el cuerpo docente.

En suma, lo que ha sucedido a lo largo de 2023 quedará en el recuerdo como un ejemplo de todo lo que no se debe hacer en un liceo. Un alarde vulgar de autoridad con intenciones políticas, que destruye sin construir nada y falla en la tarea esencial de educar.

Hasta mañana.