El presidente estadounidense Donald Trump dijo el miércoles que firmaría una orden ejecutiva para comenzar a preparar una instalación en la base naval de la Bahía de Guantánamo para trasladar hacia allí a decenas de miles de “los peores” inmigrantes indocumentados.

El documento, según lo que informó el portal estadounidense Politico, ordenará al Pentágono y al Departamento de Seguridad Nacional preparar 30.000 camas en el sitio de la prisión militar estadounidense ubicada en Cuba, dijo el presidente, “para detener a los peores criminales extranjeros ilegales que amenazan al pueblo estadounidense”.

“Algunos de ellos son tan malos que ni siquiera confiamos en que los países los retengan, así que los enviaremos a Guantánamo”, dijo Trump desde la Casa Blanca, momentos antes de firmar la Ley Laken Riley, una medida de inmigración de línea dura impulsada con cierto apoyo demócrata y la primera ley que el presidente firma en su segundo mandato.

Después de la firma, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dijo a los periodistas que “la Casa Blanca está trabajando actualmente en [utilizar] los recursos que tenemos actualmente en la Bahía de Guantánamo” para aumentar el número de camas para “lo peor de lo peor”. Noem aclaró que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas administraría la instalación, y Tom Homan, el zar fronterizo de Trump, dijo que los inmigrantes serían trasladados en avión directamente hacia allí. Cuando se le preguntó cuánto costaría la instalación, Noem dijo que dependería de los encargados del presupuesto en el Congreso.

La base naval de Bahía de Guantánamo -que es simultáneamente una base militar y la sede de una controvertida prisión estadounidense en la que estuvieron detenidos durante más de 20 años sospechosos de terrorismo- albergó a refugiados haitianos en la década de 1990, antes de que se construyera allí el centro de detención.

La base terrestre y acuática, que está ubicada en el sureste de Cuba, ha sido controlada por Estados Unidos en forma ininterrumpida desde 1903 y constituye un factor de disgusto para las autoridades del gobierno comunista de Cuba, que rechazan la presencia estadounidense en la isla.

Este miércoles y luego de conocer la posible medida de Trump, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó la medida como “un acto de brutalidad” en un mensaje que escribió en su cuenta de X y reiteró la posición de La Habana de que el terreno en el que se encuentra la base estadounidense está “ocupado ilegalmente”.

El ministro de Relaciones Exteriores de la nación insular, Bruno Rodríguez Parrilla, agregó por su parte que la decisión del mandatario republicano “muestra una falta de preocupación por la condición humana y el derecho internacional”.

Además de albergar la prisión militar, cuya población de detenidos se había reducido a únicamente 15 personas al final de la administración de Joe Biden, la Marina utiliza la base como “un centro operativo y logístico clave, que respalda una variedad de misiones que incluyen seguridad marítima, humanitaria y asistencia y operaciones conjuntas”, según informaron voceros de la Marina estadounidense.

El Pentágono remitió las preguntas sobre el tema a la Casa Blanca, y un funcionario, que habló bajo condición de anonimato, dijo que el secretario de Defensa no había dado órdenes para comenzar a trabajar en la base.

Mientras tanto, un portavoz de la Casa Blanca no respondió de inmediato a una solicitud de detalles adicionales sobre el contenido de la orden ejecutiva, ni tampoco respondió cuándo la firmaría Trump.