Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El movimiento sindical uruguayo llega a un nuevo Primero de Mayo entre continuidades y cambios que reconfiguran su panorama interno y sus relaciones con el gobierno nacional. Afuera y a la derecha hay quienes dicen “FAPIT”, pero la realidad es mucho más complicada.

Las historias del sindicalismo y de la izquierda política están muy entrelazadas. Las primeras organizaciones de trabajadores fueron formadas por militantes que cuestionaban el sistema capitalista desde distintas visiones ideológicas. Las diferencias determinaron durante décadas, como en muchos otros países, que las corrientes se organizaran por separado, con grandes discrepancias sobre la realidad nacional e internacional.

El proceso de unificación del movimiento sindical uruguayo, poco común en el mundo, fue un aprendizaje para la unificación, aún más inusual, de la izquierda frenteamplista, con una amplia diversidad de corrientes.

Siempre hubo dirigentes sindicales con protagonismo en el Frente Amplio (FA), pero los ámbitos de acción partidaria y sindical han mantenido importantes grados de autonomía, incluso dentro de cada organización frenteamplista, con cooperaciones y conflictos. Además, en el PIT-CNT tienen peso corrientes de izquierda ajenas al FA.

Aun en sectores políticos con un fuerte componente sindical en su identidad, los organismos de conducción no han tenido mando pleno sobre lo que hace la militancia inserta en las organizaciones de trabajadores, y tampoco ha sucedido siempre que la dirigencia sindical más destacada defina la línea en el terreno partidario.

En el anterior período de gobierno, sin ir más lejos, dos iniciativas de consulta popular determinaron interacciones muy diferentes del PIT-CNT y el FA, que en ninguno de los casos fueron simples.

En el referéndum contra 135 artículos de la ley de urgente consideración hubo coincidencia de objetivos, aunque al comienzo no había unanimidad en la central sindical ni en la fuerza política y la discusión sobre las disposiciones que serían impugnadas resultó difícil. De todos modos, el saldo en común fue positivo y Fernando Pereira, gran impulsor de la campaña (pese a que inicialmente tenía serias dudas sobre su conveniencia), pasó de la presidencia del PIT-CNT a la del FA.

En el plebiscito de reforma constitucional sobre seguridad social, la alianza de corrientes que venía conduciendo la central se dividió. Resultó aprobada una propuesta que no tuvo mayoría absoluta en la conducción del PIT-CNT y que, a su vez, quedó en minoría dentro del FA. Hubo momentos de tensión durante la campaña hacia las elecciones nacionales, y es probable que las controversias se prolonguen en el futuro diálogo sobre protección y seguridad social.

Habrá, sin duda, conflictos sobre otras cuestiones, porque las representaciones sociales y las prioridades programáticas no son idénticas. La izquierda política y la social son distintas entre sí y diversas internamente. Eso las enriquece para que cada una se ocupe de sus responsabilidades.