“Acordate que yo no tengo una voz de locutor, la mía es un entrevero”, me dice en tono jocoso, luego de parar el auto en la ruta, rumbo a Montevideo. Le había preguntado cómo cuida su garganta y cómo proyecta su voz al aire libre en el templo de Momo, cuando cada noche ante miles de personas debe pronunciar con claridad y compromiso un nombre. “Debería cuidarme más”, confiesa.
Su oficio de relator de fútbol y básquetbol y sus muchos años en carnaval como presentador en el tablado del Defensor Sporting, la vieja Expo, sobre el pasto de Tres Cruces, en el centro social Paso de La Arena, en el Gigante de La Curva o en el Primero de Mayo todavía le permiten realizar su tarea con la misma prolijidad y esmero que se aprecia en su vestimenta de pantalón, traje, camisa y corbata.
Muchas veces, cuando sale a escena en intervalos entre conjuntos, mientras algunos carnavaleros van a comprar panchos y refrescos, aprovecha para calentar la garganta con agradecimientos de los más variopintos. Pueden ser amigos suyos de la escuela que se encontró en la mañana, vecinos, saludos pedidos en el pedregullo, recuerdos de otros que ya no están.
Álvaro es murguero y de chico fue hincha de Los Nuevos Saltimbanquis. Su máximo ídolo era Carlos Scarpelli. “El mejor cupletero que vi”, dice.
Como a los vendedores, los boleteros y el hombre que vende maní entre las filas de autos, su rol le impone una presencia temprana y diaria hasta el fin del carnaval. “Yo siento que los que venimos todos los días al teatro somos como una gran familia”, dice. “Con los porteros, los acomodadores, la gente que trabaja en el escenario, los compañeros de Daecpu [Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay], los funcionarios de la Intendencia Montevideo, formamos parte de lo mismo, y eso hace que tenga una excelente relación. Yo voy cada noche al teatro a disfrutar del carnaval. El día que sienta que es una carga para mí daré un paso al costado. La gente del carnaval me ha hecho partícipe de esto y yo me siento muy orgulloso de esta oportunidad”.
El primer Teatro de Verano
“Fue a finales de enero de 2010. Presenté a la murga La Yapa. Y me pasó una cosa increíble. Yo había estudiado todo el camino para salir a escena, sin pisar ningún cable ni ningún equipo. Hasta calculé los metros de distancia. Vos salís a lo oscuro y no quería que me pasara nada, ni cometer ningún error. Y podés creer que cuando voy a dar el paso para salir a escena, delante del telón, tropiezo, y ahí pensé: ‘Voy a ser el presentador más efímero del teatro’. Por suerte, uno de los compañeros que trabajan con el telón justo en ese momento me agarró de un brazo e impidió que me cayera a la fosa”, recuerda.
Una rutina
“Prácticamente vengo pronto de mi casa, por un tema de cábala”, confiesa Recoba. “Ahora llevo más de una corbata por las dudas, y me gusta llegar temprano para hablar con los directores del primer conjunto y con los compañeros por cualquier detalle de último momento. Durante el año trato de estar muy bien informado, escucho todos los espectáculos, y estoy atento a posibles cambios o pases entre conjuntos. Yo no estoy más de 20 minutos por noche en el escenario, pero no tenés que dormirte en los laureles. Cada tantos años tenés que ir agregando algún elemento nuevo para hacer bien lo que a vos te toca”.
Noche de definición con el teatro lleno
“Es un momento muy especial en el que yo participo de la fiesta. Es el momento previo donde está toda la adrenalina en su máxima expresión”, dice, y se conmueve anticipando sus noches de los próximos días de enero, febrero y hasta marzo.
Supone que su notable memoria mejoró relatando fútbol y básquetbol. “Hay mucha gente que dice que cuando presento a un conjunto me van pasando la letra, y lo desmiento absolutamente”, aclara. “Lo que trato de hacer, en los minutos previos de cada espectáculo, es concentrarme en lo que voy a decir, y saber el nombre del director responsable del conjunto y de algunos componentes. Con los años fui cambiando. Por ejemplo, en un momento empecé a nombrar a los integrantes de la batería de murga. Entiendo que es muy injusto con ellos que prácticamente no se los nombre, y no se los ve mucho porque están detrás del coro. En 2020, en La Liguilla, empecé a hacer el ejercicio de recordar los integrantes de la batería y qué instrumento tocaba cada uno, y eso fue muy bien visto por los componentes. Me acuerdo de Samanta [Walter Humberto Orique, platillero], de Agarrate Catalina; cuando lo nombré se puso como loco y eso me llenó de alegría”.
Tensión y emoción
“Cuando salgo a escena pienso en mi familia, en mi señora, en mi hija, en mi padres que todavía los tengo conmigo, en mis suegros. Todos ellos siempre me apoyaron en esta labor desde que empecé en los tablados. Aprendí que hay que estar especialmente calmado y creo que ahí sí el presentador es muy importante. Puede brindar serenidad en un momento donde todos están muy tensos o muy nerviosos. Porque aparte del orgullo y del honor del carnavalero, está en juego el trabajo de mucha gente ahí”, dice.
“La emoción es lo más bravo. Ya me pasó en la prueba de admisión de este año, cuando tuve que presentar a Cuareim 1080 y faltaba el Cachila Silva [fallecido en enero de 2021]. Un fenómeno, como ser humano, como director, un crack; jamás un problema, y una figura inconmensurable del carnaval. Me emocionó muchísimo ver a sus hijos, a sus sobrinos y a su familia. Y este año también tuve que presentar a Zíngaros. Eso fue muy conmovedor. Fijate que desde el año 2010 que de forma ininterrumpida presenté al conjunto, y con ese torrente de emoción que era Ariel Pinocho Sosa [fallecido en setiembre de 2021]. Un tipo muy polémico, que se peleaba mucho; a mí también me pasó de pelearme con él, pero decía las cosas de frente, y te ayudaba también muchísimo; siempre arengaba a sus componentes para que me dieran para adelante a la hora de presentar el conjunto”, recuerda Recoba.
“Yo ya estoy imaginando esos dos momentos cuando Cuareim y Zíngaros se suban al teatro. Va a ser muy fuerte”.
Hoy en el Antel Arena
Álvaro Recoba también será el maestro de ceremonias de la avant premiére del Concurso Oficial del Carnaval 2022. La cita es en el Antel Arena hoy 18 de enero y actuarán la murga La Trasnochada, los parodistas Los Muchachos, la murga Cayó La Cabra, los humoristas Los Choby’s, la murga Asaltantes con Patente y los humoristas Sociedad Anónima, con entradas a la venta por Tickantel.