Loreley Lola Acosta es un ícono del carnaval. Desde el mundo del candombe, su figura fue construyendo una trayectoria plagada de reconocimientos, a través de su paso por Serenata Africana, Kanela y su Barakutanga, Yambo Kenia y Sarabanda, entre otras comparsas.

En 2003, cuando ella y Tina Ferreira se alternaban prácticamente todos los años la mención a Mejor Vedette tanto en las Llamadas como en el Concurso, se produjo un hecho histórico: Lola fue elegida Figura Máxima del Carnaval.

Además del baile, Acosta ya incursionaba en el terreno del canto y de la actuación, siguiendo los pasos de otra gran vedette de la década de los 80, Alba Moreno. Su labor en ese carnaval con Serenata Africana le valió una distinción que recién en 2019 volvió a recibirla una figura femenina, Jimena Vázquez con humoristas Cyranos.

Desde hace cinco años la artista se unió a Integración, la comparsa de Barrio Sur, donde este año se luce en distintos momentos del espectáculo Aquí estamos. Dice que “quiere ir dejando las plumas de lado” y que postergó su retiro a pedido de la gente.

Sobre aquel reconocimiento de 21 años atrás, el valor de las mujeres en carnaval y la actualidad de la categoría Sociedad de Negros y Lubolos, la diaria conversó con Lola Acosta en la previa a su tercera rueda del Teatro de Verano.

Pasó el tiempo y en los últimos años es más común ver figuras femeninas premiadas en el Concurso Oficial de Carnaval. ¿Cómo lo ves a la distancia?

Fijate lo que son las cosas. Hoy yo estoy en la comparsa de la sobrina nieta de Martha Gularte, esa gran mujer a la que le hice el homenaje y que en aquella época había sufrido lo de su hijo Jorginho. Ese año fue para mí maravilloso, algo valiosísimo. Nunca habían otorgado un premio así a una mujer, cuando habíamos tenido durante muchos años a grandes figuras como Martha, Rosa Luna y Lágrima Ríos. Ese premio fue un orgullo, primero para la mujer, luego para mi raza y para mi categoría.

Foto del artículo 'Lola Acosta, la primera mujer que fue elegida Figura Máxima del Carnaval'

Foto: Sofía Torres

¿Qué recordás de aquella presentación del conjunto?

Estaba en Serenata Africana. Salía cantando un tema, y fue tanto lo que me había compenetrado con lo que le pasó a Martha, que en un momento quedé nula, quedé muda. Sucedió algo increíble, el Teatro de Verano quedó también en silencio. Tuvo que venir Néstor Silva, que fue el que compuso el tema, a tocarme el hombro, para que yo siguiera cantando. Recuerdo una parte que decía: “Todo ese amor que en tu danza siempre vi, / que en tu prosa demostró / tantas ganas de vivir”.

Hoy en día hay otro protagonismo de las mujeres en carnaval, aunque el porcentaje de componentes sigue siendo bastante menor. ¿Qué percibís de este momento y de esta apertura?

Después de mí, pasaron 15 años para que otra mujer obtuviera esa mención de vuelta. Veníamos de varones, varones, varones… y no es así. Las mujeres tenemos mucho talento en carnaval, en la cultura y en todos lados. Y que no quede acá, que se siga destacando y reconociendo. Somos valiosas, y creo que mucho más que el varón, porque tenemos que aguantar muchas cosas. Y entre nosotras mismas también nos tenemos que valorar. Muchísimo más.

¿Cómo te encuentra este carnaval en Integración?

Estoy muy feliz por ser parte del crecimiento de esta comparsa. Cuando yo llegué en 2018 estaban como recién metiéndose en el carnaval.

El conjunto toca temas referidos a la persecución a los negros en la dictadura, lo que le ha valido muchos elogios. ¿Qué significa esta historia para vos?

Mirá, yo no lo viví en carne propia, pero parte de mi familia sí. Mis padres, mis primos, y en cada ensayo me venía el recuerdo del día que nos encerraron ahí en Ejido, entre Isla de Flores y Durazno, cuando veníamos con los tambores. Cuando yo hago la escena en la que busco a mis hijos, es como si mi madre se metiera en mí. Con los gritos, los milicos dando palo… es tal cual como fue. Eso sí lo viví y fue muy fuerte. En cada ensayo se me caía un lagrimón.

A mis primos en Martínez Reina (una fábrica abandonada adonde trasladaron a las familias desalojadas de los conventillos) los iba a visitar antes de las diez de la noche, porque después ya no te dejaban pasar. Entonces me llaman la atención algunos comentarios de que la historia de la comparsa Integración no es cierta. Solamente el que lo vivió sabe cómo fue. No es ningún invento, fue real.

Foto del artículo 'Lola Acosta, la primera mujer que fue elegida Figura Máxima del Carnaval'

Foto: Sofía Torres

Hace poco se dio una especie de cruce mediático entre dos mujeres conocidas, tras el fallo de las Llamadas, en el que se discutió sobre la “figura de la vedette”. ¿Te generó alguna reflexión esa discusión?

Del tema no voy a hablar. Sí soy amiga de las dos y me duele mucho que pasen esas cosas. Cuidémonos entre nosotras. Hay una guerra de egos, y no es solamente en la parte femenina. No podemos herir, ni de un lado ni del otro. Estamos todas para lo mismo. Carnaval es para disfrutar, no para estar en competencia todo el tiempo.

De todas maneras, el ser vedette es una palabra tan difícil hoy en día, porque muchas son vedettes, artistas pocas. Y eso me lo dijo mi mentor, José de Lima, que me enseñó hasta la última postura y gesticulación frente al espejo. Él me decía eso, que la vedette no es sólo mostrar las pompis, tiene que tener el carisma, la firmeza y la aceptación del público. Así que, repito: cuidémonos entre nosotras.

¿Es cierto que estás con la idea de retirar a la vedette pronto?

En aquel momento de la Figura Máxima yo decía que quería llegar a la edad de Rosa Luna, que ya la pasé. A Lola Acosta, la vedette, la quiero ir dejando de lado. Son 40 años… La verdad, iba a dejar el año pasado. Quiero dedicarme a la actuación y al canto. Sé que el público no quiere que me retire, pero creo que ya cumplí.

El próximo miércoles 13 de marzo, con motivo del Mes de la Mujer, se realizará la inauguración de los Murales de la Plaza del Carnaval. Allí, en el Museo del Carnaval en la Ciudad Vieja, se hará el lanzamiento de las obras que homenajean a Martha Gularte, Rosa Luna, Lágrima Ríos y Lola Acosta.