Se define como un “carnavalero apasionado”. Aquel niño del barrio Reducto que a los seis años iba con sus padres al tablado del Goes atravesó casi todos los estamentos del carnaval para llegar a la función en la que se va a estrenar en 2025: presidente del jurado del Concurso Oficial en el Teatro de Verano.

En la preadolescencia creció su entusiasmo con la máxima fiesta popular: “Una tía que vivía en Punta Carretas me llevaba siempre al tablado. Pasábamos todo febrero en el Defensor Sporting”.

Ya en segundo de liceo, allá por 2002, Nicolás Lasa fue a ver a dos compañeros de clase que salían en el Carnaval de las Promesas, y para el año siguiente se animó a subirse a las tablas. Los parodistas Sommys, la revista Rebeldía y los humoristas Tribubys marcaron el comienzo de su camino artístico, que continuó en el carnaval mayor con Momosapiens, donde salió en 2006, 2009 y 2011.

“De grande me aboné al Teatro de Verano, y en 2018 me convocaron –medio sorpresivamente– para presidir el jurado de promesas, una experiencia hermosa, con compañeros que nos conocíamos de mucho tiempo antes”. A la par, durante diez años integró el panel de Colados al camión (Sport 890), comentando las alternativas del concurso todas las noches: “Eso te obliga a ser muy respetuoso. Me gusta pensar más la tarea de analista que de comentarista, que supone otros esfuerzos a la hora de acercarse a los espectáculos”.

Fuera del ámbito del carnaval, es conocido su trabajo como edil en la Junta Departamental de Montevideo y su reciente designación como director nacional de Desarrollo Social a partir del 1° de marzo. En diálogo con la diaria, Lasa habló sobre sus expectativas en esta nueva etapa como presidente del jurado y otros detalles de cara al Concurso Oficial.

El funcionamiento

¿Para qué existe un presidente del jurado y cuáles son sus responsabilidades principales?

El presidente tiene que garantizar que se cumpla el reglamento y, por tanto, supervisar que todos los mecanismos estén aceitados y se den todos los controles. Esto va desde el control y registro de componentes que llegan a actuar en el Teatro de Verano, el cumplimiento de los tiempos de armado y desarmado de escenario, los tiempos de espectáculo. Supervisar que no existan transgresiones al reglamento y en tal caso aplicar las sanciones correspondientes.

Es el único que puede suspender etapas por mal clima. En este caso y para que los procedimientos fueran transparentes para todos, fue que en noviembre presenté un protocolo de suspensiones.

Respecto de la tarea de unificar criterios y bajar un concepto general, ¿cuál es la línea a seguir y cómo se lleva adelante?

En la previa está todo el trabajo de acordar los criterios. Tiene que ver con escalas de puntaje, con acuerdos colectivos. Como el fallo final se compone de la mirada de todos, tiene que estar todo dentro de los mismos parámetros para evitar que el resultado esté determinado por uno o dos jurados, que terminan incidiendo de más. Hay un trabajo de planificar cada ronda, más allá de que ya hay máximos establecidos.

En una primera ronda, por ejemplo, donde vos no viste todos los conjuntos y a veces hay una distancia en la que tenés 15 días entre el primero y el último, el criterio es no asignar máximos. Tenemos otros que son más internos, pero son cosas que venimos trabajando. En la prueba de admisión, en el caso de las murgas, que son muchas y era más complicado, 15 puntos era el mínimo para pasar. Entonces establecimos que se adjudicara 13 o 15, no 14, para que quedara claro cuáles entendían tenían el nivel suficiente y cuáles no.

Otras cosas que se hablaron en reuniones de trabajo son indicaciones generales de cómo se tienen que comportar los jurados, recomendaciones, dividir tareas. El control cruzado de cada rubro. El control del tiempo de instrumentos que no sean la guitarra y la percusión clásica (en murga). Lo otro es una rúbrica de evaluación que le proporcionamos al equipo, con las orientaciones de cuáles son los grupos que se tienen que conformar en cada rueda en función de la calidad de los espectáculos.

También se hizo un borrador que define a qué corresponde cada puntaje en cada subrubro. Por supuesto que ellos lo adaptan a lo que entienden más pertinente, pero sí es necesario que haya un acuerdo en los que puntúan un mismo rubro. Por ejemplo, ¿qué es lo que entienden por buenos arreglos corales? Que haya claridad a la hora de valorar. Si bien cada miembro tiene su mirada y su sensibilidad, que no suceda que un jurado vaya para el este y otro para el oeste. Todo esto lo fuimos laburando en distintas reuniones. Son cosas que no se ven, pero llevan mucho tiempo.

¿Cómo surgió la posibilidad de llegar a ser el presidente del jurado? ¿Qué representa para vos este desafío?

La propuesta de la IM de que presidiera el jurado este año me honró mucho por la confianza depositada. Yo soy un carnavalero apasionado y por mi trayectoria y formación vieron que podía aportar algo en el marco del último año de gestión de esta administración. El rol exige tareas de conducción, resolución de problemas y liderazgo de equipos de trabajo, y ahí, tanto por mi rol político como por mi formación como psicólogo especializado en lo social-comunitario, vieron que cuadraba.

Estoy muy entusiasmado con poder jugar un rol articulador, garantista de los procesos y además cuidadoso con los artistas y los miembros del jurado. No soy ingenuo y sé que la tarea es difícil y que las presiones son muchas. Es una tarea que en mi caso la hago honorariamente y como forma de retribuir al carnaval todo lo que me fue aportando a lo largo de los años

Renovación de nombres

De los siete miembros del jurado “titulares” del Carnaval 2024 sólo permanecen dos para el próximo concurso: Alfredo Leirós y Adriana Do Reis. Más allá de alguna polémica puntual que pueda haber existido el año pasado, es habitual que se lleve a cabo una renovación periódica para evitar desgastes y no consolidar posibles tendencias en el gusto por determinados estilos de espectáculos.

Los integrantes del jurado del Carnaval 2025

Para el Carnaval 2025 serán 42 los conjuntos que participarán en las cinco categorías: murgas, parodistas, sociedad de negros y lubolos, humoristas y revistas, que serán calificados por las siguientes personas:

Rubro 1 (voces, arreglos corales y musicalidad): Alfredo Leirós, Jorge Damseaux. Alterna: Ángela Álves.
Rubro 2 (textos e interpretación): Mariana Gerosa, Fernando Schmidt. Alterna: Carmen Morán.
Rubro 3 (puesta en escena): Adriana Do Reis. Alterna: Carmen Morán.
Rubro 4 (coreografía y bailes): Fernando Couto. Alterno: Fernando Imperial.
Rubro 5 (vestuario y maquillaje): Victoria Falkin. Alterno: Agustín Rabellino.

¿Cómo se llega a los cambios en el cuerpo del jurado?

Luego de que la Gerencia de Festejos y Espectáculos de la IM nos designara a Gabriela Barboza y a mí, se conformó la Comisión de Jurados, que es mixta IM-Daecpu. Por la IM participamos Pablo Barletta, Gabriela y yo; y por Daecpu, Carlos Nípoli, Hugo Correa y Pancho Cancela.

Barletta le había planteado a Daecpu que para este año les iba a pedir varios nombres, por lo que dio habilitación a realizar propuestas. Nos llegaron cerca de 30 propuestas y en la comisión valoramos cada una de ellas, y desde la delegación de la IM hicimos algunas propuestas adicionales para poder cuidar algunos equilibrios.

Luego del proceso de intercambio y análisis logramos llegar a una conformación a mi juicio muy buena y prometedora. Tenemos un jurado paritario, que conjuga continuidad de algunos de sus miembros y recambio y renovación. También es un jurado más equilibrado que otros en materia generacional. Otros dos aspectos no parecen menores: es la primera vez que una persona afro integra el jurado, y eso, particularmente, para mí era muy relevante. Por otra parte, es la primera vez que el jurado tiene un presidente que en su momento fue componente. Gabriela también lo fue (y muy galardonada), por lo que el equipo de presidencia íntegro estuvo arriba del escenario.