El 26 de noviembre en la UTEC que funciona en La Paz-Colonia Piamontesa, en el departamento de Colonia, un jurado formado por especialistas definirá cuáles son los dulces de leche más virtuosos que fabrican las empresas lácteas uruguayas. La actividad está organizada por la Agencia de Desarrollo de la Zona Este (ADE) y la UTEC, que dicta carreras vinculadas a la producción láctea y de alimentos en el departamento de Colonia.

Davis Sonderegger, integrante de la comisión directiva de ADE, contó a la diaria que este año, por primera vez en Uruguay, se realizará un certamen que ya se ha hecho en países como Argentina, Brasil y España.

Esta convocatoria está dirigida a empresas que comercializan sus productos en plaza y que cuentan con las debidas autorizaciones bromatológicas expedidas por las diferentes intendencias. Se estima que una treintena de industrias uruguayas cumplen con esos requisitos.

La idea de implementar una competencia a nivel nacional surgió de técnicos “que han sido jurados en esos concursos y que están vinculados a la UTEC”, quienes se pusieron en contacto con ADE. Sonderegger valora que esta iniciativa se llevará a cabo un departamento en el que “existe un arraigo muy grande” en la producción de dulce de leche, un alimento “muy apetecido en todo el país”.

El jurado deliberará sobre dulces fabricados en las variedades de mesa, con crema y repostero, y premiará con medalla de oro y medalla de plata en cada categoría.

Sonderegger destacó el “gran valor agregado” que tiene la participación de UTEC en la organización de este evento, teniendo en cuenta “el alto profesionalismo y grado de conocimientos que poseen sus técnicos”.

Borges, Bioy Casares y el mito del dulce argentino

Muchos argentinos aseguran que el dulce de leche, al igual que ocurre con el asado y el mate, es un producto original de ese país. Y como suele ocurrir en otros campos, surgen uruguayos que se animan a confrontar con las ideas que plantean sus vecinos y trasladan el origen de esos alimentos a la orilla oriental del Rio de la Plata. Lamentablemente para los intereses de ambos grupos, casi siempre aparecen historiadores, antropólogos y arqueólogos, entre otros especialistas, que rebaten esas creencias y aseguran que esos alimentos fueron elaborados con anterioridad en otras latitudes.

Daniel Balmaceda escribió La comida en la historia argentina (Sudamericana, 2016) y allí busca echar luz sobre el origen del dulce de leche. El historiador niega que el producto sea un invento argentino, tal como ha sido pregonado a lo largo del tiempo.

El mito argentino sobre el origen local del dulce de leche incluso ubica en el tiempo la creación de ese producto: 24 de junio de 1829, en horas de la siesta. Ese día el político y militar unitario Juan Lavalle se reunió con el caudillo federal Juan Manuel de Rosas en la estancia El Pino, en la zona de Cañuelas. La cocinera de ese establecimiento preparaba en el fuego una lechada (leche de vaca con azúcar) para agregar al mate. Producto de una distracción de la empleada, la mezcla de leche y azúcar se convirtió en una pasta en el recipiente, e igualmente decidieron probarla. Así habría nacido el dulce de leche, según la leyenda argentina.

Sin embargo, Balmaceda, indagando en diversas fuentes, comprueba varias cosas. En primer lugar, que antes de esa fecha en el actual territorio argentino ya se hacía mención al dulce de leche en algunos documentos. En segundo término, revisando bibliografía de otros países, Balmaceda llega a la conclusión que un alimento de similares características se elaboraba en la antigüedad en el sudeste asiático "y que de allí pasó a Filipinas y por el Pacífico a Acapulco. Pareciera que fuimos los últimos en comer dulce de leche", dijo el historiador en una entrevista publicada por la agencia de noticiasTélam.

¿Cómo surgió esa idea de que el dulce es argentino? De modo sorpresivo, Balmaceda hace aparecer las figuras de dos enormes talentos de la literatura argentina: Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. "La historia del dulce de leche que nació en Cañuelas no se menciona antes de fines de la década de 1930. Nadie antes había hablado, habían pasado más de 100 años y a nadie se le había ocurrido plantearse el tema. Hay otra historia más acá en el tiempo. La empresa La Martona, fundada por el abuelo de Adolfo Bioy Casares, contrató a su nieto y a su amigo Borges para hacer lo que hoy sería una campaña de marketing del yogur. Lo que me pregunto es si no habrán tenido algo que ver estos dos señores con ese asunto de hacernos creer a todos que el dulce de leche es argentino, aunque no tengo ninguna prueba al respecto”, lanzó el historiador.