Los primeros relevamientos de arqueología urbana en el Barrio Histórico de Colonia del Sacramento comenzaron en 1988. La responsable de esa investigación fue Nelsys Fusco Zambetogliris, una de las dos primeras mujeres en egresar de la licenciatura en Ciencias Antropológicas de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República, en 1983. Fusco trabajó hasta 2020 como arqueóloga asesora de la oficina de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación (CPCN) del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), sede Colonia.
Fusco recuerda con precisión el momento en que comenzó el proceso de trabajo arqueológico en Colonia del Sacramento. Fue el 13 de abril de 1988. En esa oportunidad fue convocada a Colonia del Sacramento “en representación del Departamento de Arqueología de la CPCN”. La invitación fue cursada por el recordado arquitecto coloniense Miguel Ángel Odriozola “y las autoridades del CPCN que presidía Mariano Arana e integraba otro destacado arquitecto uruguayo, Antonio Cravotto, entre otros”.
La arqueóloga concurrió a Colonia tras “el hallazgo fortuito” de restos humanos al sur del templo parroquial, hoy Basílica. Estos hallazgos se realizaron durante las obras emprendidas para dar solución a problemas de canalización de agua y humedad que presentaba el edificio. “Al llegar al sitio tomamos contacto con las excavaciones, los sedimentos extraídos y un conjunto de restos humanos y materiales en cerámica, vidrio, metal, todos ilustrativos de los primeros tiempos de los europeos en nuestro territorio”, recordó Fusco.
Esa situación ameritaba “interpretar el hallazgo, estudiar el terreno, la cartografía, y la historia de la iglesia”, y “reunida y estudiada toda la documentación propusimos un relevamiento arqueológico del terreno”, agregó.
En el área no alterada, “que era muy reducida, se intervino mediante la ejecución de pequeñas excavaciones y, pese a haber sido una respuesta de salvataje, la intervención permitió identificar los usos del espacio a través del tiempo, desde la prehistoria hasta nuestros días”, valoró la investigadora. A partir del relevamiento del área pudo “identificarse el área del cementerio, la presencia de los restos monumentales de la primera iglesia portuguesa con planta en cruz, y una estratigrafía vinculada a los distintos episodios históricos y urbanos”, enumeró.
Fusco destacó que antes de iniciar el proceso de excavación del cementerio, “se realizó una conferencia de prensa donde se invitó a la comunidad a visitar la excavación, a colaborar en ella y a participar en la clasificación de materiales”. Ese involucramiento permitió generar diferentes proyectos de educación patrimonial “con gran participación de profesores, maestros, liceales, escolares y miembros de la comunidad”.
El arquitecto Odriozola, que en ese momento presidía el Consejo Honorario de las Obras de Reconstrucción de la Antigua Colonia del Sacramento, también estaba interesado en promover una investigación arqueológica en el área sur de la plaza Manuel de Lobo. “Odriozola nos condujo hacia un pequeño vestigio en piedra ubicado frente a la calle 18 de Julio. Tenía la certeza que estaba vinculado a la Casa de los Gobernadores Portugueses”, rememoró Fusco. A partir de ese momento la CPCN comenzó a bosquejar la idea de postular a Colonia del Sacramento a la Lista del Patrimonio Mundial de Unesco.
“Es relevante señalar que en el expediente elevado a la Unesco se incorpora, además de la historia y la arquitectura, a la arqueología, una disciplina científica nueva en Uruguay, que comenzaba a dar respuesta a un pasado no develado aún”, valoró la investigadora.
La casa de los gobernadores
En 1990, Enrique Lessa y Alberto Valenti por la CPCN, y Fernando Assunçao y Antonio Cravotto por el Consejo Honorario convocaron nuevamente al Departamento de Arqueología de la Comisión del Patrimonio para la investigación arqueológica de un área que pasaría a ser exclusivamente peatonal, ubicada al sur de la plaza Manuel Lobo. Así, Fusco dirigió la investigación, iniciando los estudios junto con la dibujante Norma Calgaro del Taller de Arquitectura de la CPCN y el equipo de Arqueología y Arquitectura de los departamentos de la CPCN.
Esta pesquisa apuntó a ubicar los testimonios de la Casa de los Gobernadores portugueses del siglo XVIII y a desarrollar un reconocimiento de su estructura (muros exteriores e interiores), el diagnóstico de su estado de conservación, así como el análisis y la clasificación de los vestigios materiales recuperados en la excavación.
Los arqueólogos también debieron hacer la interpretación cultural de los diferentes espacios por medio de la identificación de áreas de actividad, que surgieron del análisis de los materiales arqueológicos. “Junto a lo anterior, se plantearon las operaciones de conservación y consolidación necesarias, el asesoramiento al proyecto urbanístico y la difusión a la comunidad”, añadió Fusco.
Para la arqueóloga, “la difusión a la comunidad se considera fundamental para que los pobladores se apropien del patrimonio material e inmaterial y sean partícipes activos de su conservación y preservación”.
La excavación que se realizó en la Casa de los Gobernadores portugueses fue “pionera en arqueología histórica en el Rio de la Plata y Uruguay”, aseguró Fusco. Comentó que la primera referencia bibliográfica a esta rama de la disciplina es de 1981, y la realizaron los argentinos Antonio Austral y Ana Rochietti.
“Allí señalaron la importancia de relacionar la arquitectura y la historia, que analiza el pasado mediante el análisis documental y de los testimonios orales, así como la relación entre arquitectura y arqueología que verán beneficiadas sus acciones por un abordaje moderno de la historia, más antropológico y más vinculado a lo social, al alejarse de fechas y héroes y vincularse a lo cotidiano de una sociedad”, recordó.
El laboratorio arqueológico
La gran cantidad de material arqueológico que se obtuvo en las diferentes excavaciones dio lugar a la creación del Laboratorio de Arqueología Histórica de Colonia del Sacramento. Los materiales hallados en las excavaciones, que se guardan en bolsas con los datos del sitio y la estratigrafía correspondiente, deben ser limpiados y clasificados posteriormente, e incluso, si se trata de piezas rotas, se las reconstruye.
El laboratorio se instaló en el Barrio Histórico, en las proximidades de la Casa de Nacarello, una típica vivienda portuguesa, que hoy forma parte de los nueve espacios expositivos del Museo de Colonia. “Varias generaciones de arqueólogos, miembros de la comunidad y estudiantes escolares y liceales han podido participar y aprender alguna de las técnicas arqueológicas en el laboratorio”, destacó Fusco.