Agraciada tiene una particularidad: una parte del pueblo está ubicada en el departamento de Colonia y la otra en Soriano. En efecto, esa localidad está dividida en dos: la calle Tomás Gómez y la avenida de los Treinta y Tres -la principal arteria local- separan a los vecinos que viven en uno y otro departamento. En total, en el pueblo viven unas 600 personas. Agraciada comparte su particular condición con las ciudades Florencio Sánchez (Colonia) y Cardona (Soriano), cuya frontera está definida por una calle.

Pero hay otras cosas de Agraciada que pueden llamar la atención de los visitantes. Entre ellas, el silencio y la tranquilidad que reina en sus calles. Si bien en el ingreso a la localidad se instalaron grandes silos que almacenan granos y que generan un movimiento considerable de camiones, en el pueblo se percibe un silencio absoluto que se extiende a lo largo del día.

También resulta llamativa la cantidad de limoneros que bordean las calzadas y que en estos meses están cargados de frutos bien amarillos. “Nos llaman 'el pueblo de los limones'”, comentó Teresita, una vecina que salió desde su casa en Colonia para ir al almacén, ubicado en Soriano. Es un pueblo tranquilo y muy limpio, añadió la mujer, que se muestra tan amable y predispuesta a conversar como pareciera estarlo el resto de los habitantes de Agraciada. “Una se acostumbra a la tranquilidad, pero para los jóvenes y niños no hay mucho para hacer en el pueblo”, sostuvo.

Vecinos del pueblo Agraciada.

Vecinos del pueblo Agraciada.

Foto: Ignacio Dotti

De un lado y otro del pueblo

Si bien Agraciada forma parte de Colonia y Soriano, según comentaron vecinos de esa localidad a la diaria las respectivas intendencias no asumen sus tareas con la misma celeridad. “Pareciera que Agraciada únicamente formara parte de Soriano”, dada “la poca atención que nos brinda la Intendencia de Colonia”, y “a la hora de realizar los trabajos de poda, limpieza y recolección de basura los funcionarios públicos de Soriano no discriminan y mantienen todo el pueblo de la misma manera”, dijo una de las vecinas consultadas.

Muchos habitantes que residen del lado de Colonia pagan sus impuestos en Nueva Palmira, que es la localidad coloniense más cercana. “Tributos e impuestos que pagamos mensualmente en Colonia no se ven reflejados en una devolución de esa intendencia hacia el pueblo”, dijo Teresita. Y explicó que la situación “no es de ahora”. “Nosotros vivimos del lado coloniense hace más de 50 años y no vi nunca a un funcionario de esa intendencia trabajando en nuestras calles”. Sin embargo, afirmó que “del lado de Soriano la atención es más directa porque tienen una Junta Local instalada allí, entonces tienen todos los trámites cerquita”.

Agraciada cuenta con escuela pública, biblioteca, clubes de fútbol, cajeros, comisaría, entre otros servicios, y muchos de ellos se encuentran del lado de Soriano. “Los funcionarios de la junta trabajan en todo el pueblo, sin discriminar si somos de Colonia o Soriano, por eso está muy limpio todo”, destacó la vecina.

En la misma línea, Glenis Fripp afirmó que “se ven pocos funcionarios de Colonia, ni siquiera cuando están en campaña política, dado que nosotros votamos en Soriano”. Glenis se dedica a producir pastas caseras de modo artesanal desde hace 28 años. Comenzó haciendo ravioles, ñoquis y tallarines caseros para la venta particular, y hoy tiene un mercado un poco más amplio, dado que abastece algunos restaurantes de Carmelo y Nueva Palmira.

Glenis Fripp elaborando pastas en su casa.

Glenis Fripp elaborando pastas en su casa.

Foto: Ignacio Dotti

La mujer prepara sus pastas en una sala ubicada en el fondo de su casa, donde cuenta con una cocina a leña, que funciona a todo vapor, dos mesas amplias de madera, máquinas para estirar masa y un ventilador de pie sobre un rincón que utiliza para secar los distintos productos. Allí Glenis comentó que “las obras del lado de Colonia”, que “debería hacer” la comuna de ese departamento, finalmente son ejecutadas por la Intendencia de Soriano. “La Intendencia de Soriano está siempre con la recolección de basura, la poda, arregla lo que haya para arreglar, por eso pienso que todo el pueblo debería pertenecer a Soriano”, afirmó.

“Nací y me crie en la campaña, en Arenal Chico, a pocos kilómetros de aquí”, relató la mujer, y subrayó que “Agraciada es un pueblo que no lo cambio por nada”. “No me gustaría vivir en la ciudad, y eso que aquí hay carencias de muchas cosas”, entre ellos, “servicios de salud”, explica. La localidad “no cuenta con doctores todos los días, como tampoco hay servicios de ómnibus diarios para moverse a ciudades cercanas a realizar trámites o algún otro mandado”, señaló.

El sol calienta los vidrios de las ventanas de la panadería del pueblo, donde una báscula cuelga desde el techo del local. Además, en el mostrador hay una balanza digital, una caramelera casi vacía, mientras que la estantería está cargada de panes, galletas y hasta algún chorizo seco aguardando a los clientes.

Mario Callero es el herrero del pueblo desde hace más de 20 años. Su taller se ubica a pocos metros de la panadería y, como todo herrero, trabaja rodeado de fierros, chatarras, y diferentes materiales que van quedando por el camino. “Yo estoy ubicado del lado de Soriano”, explicó el hombre, mientras abandonaba y se disponía a conversar con la diaria.

“Es común que no venga nadie de la intendencia de Colonia a trabajar a Agraciada. Hace años que no se ven funcionarios colonienses trabajando en el pueblo”. Antiguamente había oficinas públicas como UTE, el correo, OSE, “pero fueron cerradas y todo se centralizó en Nueva Palmira”, detalló. “Yo trabajo mucho con la gente de campo”, contó Mario. “Si fuera solamente por los vecinos de Agraciada hubiera cerrado el taller al otro día que abrí”, porque “aquí somos muy pocos y nuestra vida laboral siempre estará condicionada por la situación del campo”, explicó.

Mario Callero en su taller de herrería, en pueblo Agraciada.

Mario Callero en su taller de herrería, en pueblo Agraciada.

Foto: Ignacio Dotti

Actores institucionales

La Junta Local de Agraciada se ubica del lado de Soriano. Desde hace cuatro años Juan José Mora es su secretario. El funcionario dijo a la diaria que la junta, “si bien pertenece a la Intendencia de Soriano, funciona para todo el pueblo, sin excepciones”. “Ya sea para el lado de Colonia o Soriano, nosotros hacemos por igual el mantenimiento, la poda, recolección de basura, corte de pasto, bacheos”, afirmó. El secretario de la junta expresó que “siempre se hizo así, no es de ahora que nos encargamos de todo”. No obstante, Mora recuerda que “la última vez que se realizó la bituminización del pueblo la Intendencia de Colonia puso los materiales y Soriano la mano de obra”.

Los límites entre ambos departamentos no son tan estrictos a la hora de proyectar las tareas municipales, explicó el director de Obras de la Intendencia de Colonia, Gonzalo Santos. “En general actuamos de forma muy coordinada con la Intendencia de Soriano, por ejemplo en el asfaltado de calles”, explicó. En algunas tareas “ellos -por la comuna de Soriano- ejecutan la obra y nosotros les damos todo el costo de los materiales (piedras, asfalto, entre otros)”, aseguró Santos. Además, la comuna de Colonia “asiduamente envía maquinaria de banda para limpiar desagües”, agregó.

La ruta 12 “no es la divisoria territorial de ambos departamentos, sino la divisoria de aguas”, explicó el director de la comuna coloniense. Existen caminos vecinales “que penetran al norte de la ruta 12, que pertenecen a Colonia, y hay tramos que penetran al sur y son de Soriano”, y “muchas veces realizamos mantenimiento de caminos vecinales que corresponden a Soriano, como el asfaltado de la ruta 106, entre Miguelete y la ruta 12, que estamos realizando en estos momentos”, detalló Santos.

“Tenemos permanente comunicación con la dirección de Obras de la Intendencia de Soriano, dado que es muy común que pasen este tipo de cosas en el límite norte de nuestro departamento”, resaltó.

El Agraciada FC y el Flaco Fernández

Walter González nació hace 56 años en el pueblo de los limones, y desde entonces vive en ese lugar. Es hincha del Agraciada Fútbol Club y ejerce como una suerte de guía turístico por sus instalaciones. El Agraciada FC tiene una infraestructura interesante: cantina con vitrinas que alojan varios trofeos, mostrador largo y mesa de truco; sala de reuniones; gimnasio con aparatos de pesas y cancha de césped sintético, y un salón de fiestas muy amplio, donde también se exhiben trofeos y donde hay un espacio para recordar al Flaco Álvaro Fernández, el exmundialista que hoy juega en Plaza Colonia.

El Flaco es oriundo del pueblo y se transformó en una leyenda del club, que forma parte de la liga de Nueva Palmira. Frente a la sede del club Agraciada se encuentra la sede del Santos FC. Walter aclaró que “antiguamente Agraciada y Santos era el clásico, porque jugaban en la misma liga, pero ahora Santos juega en los torneos de Soriano, entonces no hay más rivalidad”.