La disposición de los tiempos escolares parece encontrarse todavía altamente fragmentada, tensa y fuertemente estructurada según los espacios curriculares.
Se ha evidenciado una concepción autoritaria sobre lo educativo, que no sólo va en detrimento de la construcción de ciudadanía que se espera de la educación pública, sino también de sujetos creativos y autónomos.
Las transformaciones en las formas de articulación entre escuela y familia son tan grandes que algunos autores hablan de la necesidad de nuevos pactos de corresponsabilidad educativa.
Los docentes en general no se sienten reconocidos por la opinión pública. Esta percepción es adecuada a los estudios de opinión pública que muestran visiones negativas sobre el trabajo docente a nivel social.