La paulista Débora Mello llevaba 14 años viviendo en Curitiba cuando decidió que su carrera estaba lista para un giro. Como su padre es uruguayo, lo más práctico en lo que respecta a documentos –y lo más cercano, claro– era probar suerte acá. No tenía una idea clara de cómo seguir, salvo continuar trabajando con artistas latinoamericanos, el foco que siempre tuvo su Galería Lúdica, fundada colectivamente en 2005 como un escaparate para los emergentes del diseño, la moda, la gráfica y la arquitectura. La diferencia es que no contaría con su equipo habitual ni con los DJ que animaban las ferias que armaban detrás de una colorida fachada que albergaba un espacio gastronómico y una tienda copada por el street art. Sin espacio físico inmediato –aunque está en los planes–, Mello mantuvo el contacto con las creadoras –“femeninas o lo que sean”, aclara, dando a entender que contempla todas las identidades de género–. “Menos de 5% de los artistas que participan en exposiciones son mujeres, pero 85% de los desnudos que están en museos son de mujeres”, plantea en su web. A ellas les dio una consigna tan libre como nunca suficientemente explorada: el empoderamiento sexual. El resultado sería editado en un fanzine (una publicación alternativa) a razón de 100 ejemplares por artista. “Me preguntan si pueden escribir algo, y yo les digo que hagan lo que quieran. Surgieron historias tipo historieta, otras trabajaron frases con caligrafía, también hay fotografías, ya que invité a fotógrafas, muchas son artistas que conozco, algunos son personas que me mostraron otros colegas”. Mello, que cree en una “economía creativa”, convocó ya a una decena de representantes locales, que se sumaron al proyecto Xapa Xana, que lleva cinco ediciones. La primera de ellas fue Nena Rosa, que además fue su asistente, pero el espectro es amplio: hay tatuadoras que llevaron sus dibujos tribales al papel y exponentes como P0lyest3r, “que tenía unos dibujos más loquitos, que parecen de niños”.

Con un buen tiraje bajo el brazo, Mello estuvo en San Pablo, donde participó en una feria de publicaciones independientes: no se limitó a vender sus revistas e intercambió material con artistas de su país. Lo que llamó la atención del diario Folha de São Paulo y ameritó un artículo de dos páginas fue un elemento extraartístico que se comercializa junto con el fanzine, un lubricante a base de cannabis que elabora la propia galerista. “Ahora hago todo, desde el aceite hasta invitar a las artistas”, dice. “Estuvo muy lindo lo de Folha de São Paulo porque tenía una reseña de una periodista que experimentó con tres lubricantes; uno era el mío y se copó. Igual yo lo veo como un proyecto de arte. Siempre digo a mis clientes que no están comprando un aceite, porque si no lo haría más grande. Están comprando un fanzine y viene con esto, que te regala una experiencia”. Compuesto por aceite de coco, es por eso que cambia de estado si está por debajo de los 24º y toma la consistencia de una pomada. Cuando está por arriba de esa temperatura, por ejemplo, en contacto con el cuerpo, se torna líquido. “Por eso no consigo hacerlo en formato spray”, se lamenta Mello, que viajó a California para profesionalizarse en el tema y hacerle el seguimiento a los ingredientes desde el cultivo de la planta de cannabis. El producto, envasado en pequeños potes de cinco gramos, es totalmente orgánico: está fabricado exclusivamente a base de aceite de coco y marihuana, y no contiene ningún químico. De lo contrario, dado su uso íntimo, que promete multiplicar el placer, sería potencialmente dañino. “Si no usara flores orgánicas, obviamente contendría un agrotóxico que entraría en contacto con la piel; hay que cuidarse”, indica.

¿Qué quiere decir “Xapa Xana”? “En portugués sería high pussy; en español, algo así como pepa colgada”, traduce Mello. “Es un juego de palabras, porque no se escribe con x en portugués sino con ch. Chapa viene de colgado y xana sería una abreviación, pero todos los brasileños lo comprenden”.

Mello disfruta de las anécdotas que le devuelve su clientela. “Empezó como una broma que me hizo un amigo, ya que venía a Uruguay, pero terminó siendo algo muy serio después. Me enamoré de este proyecto, y tengo la certeza de que esta era mi misión acá. Es un trabajo muy gratificante, porque con él las personas son felices. Cuando explotó en la revista Vice, muchas mujeres me empezaron a buscar por temas más serios, que agregué al fanzine: problemas con la libido, que fueron abusadas o que perdieron la lubricación, así que salir de lo secreto también fue medicinal”.

Queda un remanente de Xapa Xana que se consigue en tiendas como Srta Peel y Boutique Erótica, o se la puede solicitar vía inbox a Débora Mello por Instagram en la cuenta @xapaxana y en Facebook (no confundir con un perfil brasileño bajo el mismo nombre) en xapaxana666/ a 600 pesos.