Hace 20 años que el grupo que integra actualmente el vivero y proyecto Iporá recorre las sierras del este. Entre las muchas cosas que suceden en los terrenos asociados, en la zona de Aiguá, hay una agenda de talleres y paseos (al monte, a la sierra, a la cascada) y de instancias educativas para contagiar los motivos de su inmersión en la naturaleza. Si no llueve, este sábado van a hacer un secado tradicional de yerba mate, además de una recorrida corta y la plantación de ejemplares. Para coordinar la visita hay que llamar al 094 203 260.
Desde 2017, a raíz de su aprobación en el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo de Medio Ambiente Mundial que lleva adelante el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, implementan encuentros vinculados al ecoturismo. “Fuimos seleccionados y empezamos a desarrollar senderos, mejorándolos, trazando nuevos, y generamos una red de turismo comunitario. Lo que hacemos es trabajar con distintos predios, apostando a diversificar e integrar más a la gente que vive en el medio rural de una forma tradicional, en nuevas formas de disfrutar del paisaje sin necesidad de deteriorarlo con ganado o con lo que sea”, cuenta Mauricio Silvera.
“Entonces, en esa red desarrollamos las actividades, que son de distintos perfiles. Algunas son en modalidad de taller, más educativas, otras son de distensión, de esparcimiento, y otras un poco más físicas o saludables, relacionadas con el trekking, ya que hacemos caminatas un poco más largas, siempre disfrutando del paisaje, aprendiendo, sensibilizando”.
Por otro lado, desde hace dos años están abocados a un proyecto que llamaron Más Yerba. Creen en el valor cultural de lo que hacen, aportando al conocimiento sobre la yerba mate en un país que presenta un alto consumo, mayormente de origen brasileño, y desconoce la planta en detalle. “Lo que estamos haciendo es empezar a compartir con la gente el procesado de la yerba mate y plantando”, relata Silvera. “Cada vez somos más. Básicamente se plantan yerbales en el monte o en parcelas y la gente del lugar son como los guardianes, los que cuidan de ese cultivo para posteriormente generar un producto. Esta yerba mate es 100% uruguaya, algo que no existe históricamente. La finalidad sería en parte la producción familiar, quienes integran el proyecto, y por otro lado llegar a un producto súper exclusivo y que la ganancia sea siempre reinvertida con el fin de seguir trabajando en la investigación de la yerba, en la preservación de los bosques autóctonos y en armar la infraestructura para el procesado”.
Hace unos diez años se acercaron a la planta y desde hace cinco se involucraron directamente. Supervisan la reproducción y realizan todo el proceso a nivel local, familiar y de amigos. “Estamos transitando por el verdadero legado del carillo, nombre con el que se denomina a la ceremonia o encuentro donde se juntan las personas para hacer el procesado de la Ilex paraguariensis”, explican desde su cuenta @viveroipora en Instagram, donde van actualizando sus planes.
Para los cursos convocan a técnicos, a la vez que diseñan siguiendo patrones de agrofloresta y permacultura, de manera orgánica y, claro, atienden el vivero, donde tienen en venta plantas principalmente de especies nativas. “El vivero tiene siete años, cuando empezó esta matriz, pero hoy en día al proyecto le llamamos Iporá porque fue diversificándose”, concluye Mauricio Silvera. El vivero es fruto del trabajo cooperativo y, como tal, el proyecto está abierto a la gente que quiera participar, más allá de los cursos y paseos puntuales, o que tenga intenciones de contribuir de algún modo.