Invitado a cerrar el congreso de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, Hacer Ciudad, y a trabajar junto a la Intendencia de Montevideo en la concepción de un anfiteatro, vestuarios y salas de reunión para el ecoparque Idea Vilariño, hace diez días el arquitecto Andrés Jaque (Madrid, 1971) se reunió con vecinos de la zona y desarrolló talleres para definir las líneas del proyecto. Jaque confía en que las intervenciones en el lugar sirvan como prototipo para aplicar a situaciones similares.
Inaugurado a mediados de 2021, el parque Idea Vilariño constituye uno de los espacios públicos más grandes de Montevideo, al abarcar un área de 68.500 metros cuadrados. Está ubicado en el terreno donde anteriormente se encontraba el asentamiento Isla de Gaspar. Vale recordar que previamente a que se iniciaran las obras se trabajó en un proceso de relocalización de las familias que vivían allí, que finalizó en setiembre de 2018.
Jaque, cuyos compromisos laborales lo llevan a vivir entre Madrid y Nueva York, encabeza hace dos décadas Office for Political Innovation (Oficina de Innovación Política), una agencia que interacciona diseño, investigación y activismo ecológico: “Somos una oficina que llevamos desde 2003 trabajando alrededor del mundo en procesos de participación de acuerdos en diferentes agentes y esto es algo en lo que hemos sido pioneros, en la manera de aplicarlo al diseño arquitectónico”, resumió el profesional español, quien se desempeña además como decano de la Escuela de Arquitectura de Planeamiento y Preservación de la Universidad de Columbia, en Nueva York. En 2016 obtuvo el Frederick Kiesler Prize, un prestigioso premio que distingue trayectorias desarrolladas en los límites entre el arte y la arquitectura.
Consultado a propósito de su reciente visita, Jaque indicó que “Montevideo es un lugar excepcional en términos de la cultura arquitectónica. Es una ciudad que ha confiado en sus arquitectos, y ha encontrado en esa comunidad la posibilidad de pensar colectivamente sobre un futuro común”. El urbanista calificó esto como “algo muy único”, y dijo que por ese motivo desde hace tiempo está vinculado con la Facultad de Arquitectura, ha estado viniendo, y ha tomado contacto con muchos de sus profesores y de sus alumnos. “Creo que esta relación ha sido muy enriquecedora para mis prácticas”, agregó.
En cuanto al ecoparque montevideano, en concreto, el arquitecto y además artista señaló que posee una “historia fascinante” y apunta a una idea de coexistencia y de gestión que responde a un nuevo paradigma arquitectónico. La intención es diseñar entre todos una infraestructura que les permita reunirse e incrementar su capacidad de trabajo y de llevar adelante emprendimientos, pero que a la vez pueda alojar actividades como carnaval o skate, de modo de activar múltiples usos del espacio público. Jaque es enemigo de “una arquitectura que se impone”; por el contrario, construye desde el diálogo: “La Intendencia de Montevideo lleva muchos años trabajando con los vecinos y las asociaciones de la Unión, han desarrollado el proyecto, y ha construido una relación de mucha confianza entre los líderes vecinales y los técnicos y los responsables. El siguiente paso es también pensar intervenciones puntuales, muy pequeñas, que puedan abordar temas muy concretos, como las necesidades de espacio, o la manera de incluir a parte de la comunidad que tiene más dificultad para utilizar el parque”, indicó.
Su papel en esa mediación se vincula directamente con su experiencia en el tema. “La IM vio en nuestra trayectoria y en nuestro compromiso con la manera en que la arquitectura se relaciona y empodera tanto los tejidos sociales como los ecológicos una oportunidad para que algunos de estos temas se pudiesen plantear a través de estrategias muy participadas, muy colaborativas y de muy bajo impacto presupuestario y de recursos, intentando sacar el máximo del capital social y minimizando la movilización material”.
Jaque fue más que positivo sobre la realidad que encontró al entrevistarse con estos ciudadanos: “La tradición vecinal en la Unión es increíblemente creativa, inteligente, y también muy inventiva en la manera en que han generado fórmulas, protocolos, para la cohesión social y para la solidaridad entre unos vecinos y otros. Tradicionalmente han desarrollado sistemas para ayudarse unos a otros, para regular la acción colectiva, para pactar y negociar, para llegar a acuerdos, para gestionar sus diferencias, e incluso para cosas que yo he aprendido estos días con ellos, como apoyar a las mujeres, que eran víctimas de violencia de género, o para el cuidado y la crianza colectiva de los niños, dentro del barrio y de los asentamientos. Todo esto es el capital con el que cuentan, contamos todos para penar este proyecto. Es con base en estas ideas, a la experiencia de cómo se puede enrolar a diferentes generaciones en una relación que trascienda los círculos más cerrados, cómo generar también oportunidades para que se pueda celebrar juntos, pero también aprender, mejorar la salud, tener acceso a la cultura. Esas son las ideas con las que estamos trabajando”, contó este facilitador de procesos.
En cuanto al futuro del proyecto, o bien las siguientes etapas: “Estamos trabajando con las diferentes comunidades de la Unión, y la idea es poder definir acciones que puedan hacerse a la escala de Idea Vilariño y que puedan dar servicio y apoyar a estas diferentes comunidades. El interés del ecoparque, lo que la IM ha conseguido hacer, es que de la manera en que los vecinos lo narran, actúa como un articulador de diferentes comunidades de los barrios que operan en la zona. Pero también de los vecinos del antiguo asentamiento, que ahora están viviendo en varias localizaciones y que siguen identificándose, con un sentimiento de pertenencia, con el parque Idea Vilariño. Incluso la población de otras partes de la ciudad utiliza el parque. La posibilidad de encontrar estrategias para que estas comunidades puedan negociar su relación y buscar interacciones es parte del interés de todos los que estamos implicados en esta aventura”.
Migración y arte
El museo Gurvich (Sarandí 524) inaugura este martes a las 10.00 su laboratorio de investigación y prácticas Arquitecto Rodolfo López Rey con la presentación de la investigación y el diseño de experiencia “Los migrantes a través del arte. Gurvich y su contexto”, por Silvia Facal y Matilde Roselló, de la Universidad Católica del Uruguay.
A comienzos de año el museo invitó a diferentes comunidades educativas, artísticas y culturales a trabajar en conjunto para el desarrollo de museografías posibles a partir de la vida y obra del artista de origen lituano.
Reapertura del Mirador Panorámico
El viernes 1º de diciembre a las 15.00, ingresando por Soriano 1372, esquina Ejido, se podrá volver a acceder al mirador de la Intendencia de Montevideo. Además, vuelven los espectáculos culturales en altura, con actuaciones en tres horarios: 16.30, 17.30 y 18.30 y con entrada libre.
Destilados autóctonos en el Botánico
Espíritu Nativo brindará un taller sobre el aroma de las plantas, que busca darles valor agregado a las especies nativas, destilando artesanalmente las esencias naturales. Por eso, la propuesta a cargo del ingeniero agrónomo Camilo Álvarez invita a explorar sus aromas y a experimentar sus sabores en diferentes productos.
La cita es el miércoles 29 de noviembre, a las 17.00, en la Casona del Museo del Jardín Botánico (19 de Abril 1181). Cuesta $ 500 para quienes no pertenezcan a la Asociación de Amigos del Jardín Botánico. Más datos a través del 092 316 131 o del correo [email protected].
Pájaros en Punta Carretas
El próximo sábado será la última salida de avistamiento de aves del año en Punta Carretas. Para descubrir una variedad de sonidos y colores hay que inscribirse vía mail a [email protected] o llamando al 1950 7240. Los cupos son limitados.