Señala Daniel Supervielle, director de Comunicación del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), desde el prólogo de Fiestas orientales. Tradición y vanguardia, que ese trabajo coordinado en conjunto con la consultora Opción y con la productora cultural BMR pretende ser un mojón para que estas celebraciones populares, sin perder la alegría ni lo espontáneo, subraya, “sigan creciendo en calidad, significancia y relevancia, sobre la economía del país”.

El lunes este compendio y análisis de expresiones culturales fue presentado en la sala Hugo Balzo del Sodre. Junto a Supervielle estuvieron Magdalena Perandones, magíster en Historia del Arte y Cultura Visual, especializada en Patrimonio, y Rafael Porzecanski, director de Opción.

Además de cotejar lo ya escrito, como las guías de otros años y de hablar con intendencias departamentales, se decidió complementar la pesquisa con una investigación cuantitativa en todo el país. Para eso, la consultora realizó dos encuestas telefónicas de alcance nacional (en octubre de 2022 y abril de 2023) que permitieron llegar a una idea más precisa de la cantidad de personas que participan en esas fiestas, sus características, sus preferencias, los movimientos, los gastos y los índices de satisfacción o rechazo.

Más de la mitad de los adultos uruguayos asistieron a fiestas tradicionales en los últimos cinco años, lo que habla del arraigo que tienen las expresiones tradicionales del país, según el estudio resultante, titulado Fiestas populares del Uruguay. Esto es leído como una contribución a la preservación de aspectos que forman parte de la identidad, además de su impacto positivo en términos económicos.

William Rey Ashfield, por BMR, coincide en la importancia de poner en valor y en contexto estas reuniones masivas y apunta que “el presente trabajo se centra en el abordaje de determinadas fiestas que han tenido un impacto sostenido en el tiempo, aun cuando algunas de ellas puedan resultar bastante más antiguas que otras. Su continuidad temporal podría leerse, en principio, como una posible señal de éxito; sin embargo, esto debe relativizarse, ya que a lo largo de los años estos eventos suelen presentar fluctuaciones, incluso a veces desapareciendo para emerger tiempo después”.

Forma y criterio

“Si bien por la manera de investigar y escribir que tengo le doy algunos rasgos de trabajo de académico, la idea era que fuera para un público amplio y por eso también se tomaron algunas decisiones pensando justamente en que fuera más accesible”, dijo a la diaria Magdalena Perandones al contar cómo le fueron dando estructura al libro. Desde el inicio se definió que se iba a trabajar con una selección de fiestas, porque de lo contrario las dimensiones del trabajo eran enormes para la profundidad que se le quería dar. Para eso se cruzaron distintas variables: relevancia de la fiesta en cuanto a participación, tiempo que se lleva haciendo, variedad y representatividad territorial.

La publicación, que estará disponible en librerías, quedó ordenada en categorías como Fiestas de la Historia y las Artes, Celebraciones de la Fe o Festejos del Pago, entre otras. Al respecto, explicó la investigadora: “El criterio al agruparlas fue más bien por un tema de cercanía entre ellas; no es estrictamente científico, porque si vos te fijás, por ejemplo, [Antonio] Di Candia y [Federico] Estol en Fiestas del Uruguay, de 2009, no consideran las Llamadas y el Carnaval en el mismo grupo. Desde el punto de vista antropológico las Llamadas son una fiesta étnica. Pero en este caso, por el tipo de relato que hicimos, nos pareció que iban bien juntas. En ese sentido hay que tener en cuenta que el libro tiene un perfil de divulgación”.

Por otro lado, consultada acerca de qué clase de información era más esquiva o curiosa, Perandones señaló: “Lo más difícil fue conocer el proceso de las fiestas. Es decir, en la mayoría de los casos el origen en forma de ‘dato’ es fácil de conseguir, pero lo que a veces es esquivo es el desarrollo posterior. A mí me parecía interesante entender la raíz pero también poder dar cuenta de las transformaciones, y en esos casos a veces me encontraba con un vacío”. Y agregó: “Es como si hubiera actualidad o principio, y lo que pasó en el medio está muy desperdigado, vas encontrando cosas pero son datitos. Seguramente la información esté, pero para poder recuperar toda la historia se tendría que ir trabajando de a una, porque ya estaríamos hablando de una investigación a otra escala. Ojalá a alguien le sirva como base para profundizar, porque están buenísimas las historias”.

Datos resaltados

De acuerdo al informe dado a conocer el lunes, alrededor de 15% de los uruguayos participaron en 2023 en al menos una fiesta o festival popular o un evento sociocultural durante la Semana de Turismo. Podría estimarse en unas 500.000 personas.

Otros datos que se desprenden del mismo relevamiento: en 2023 la Criolla del Prado fue la actividad anual con más participantes con relación a las fiestas tradicionales: 154.000 visitantes únicos reales, lo que equivale a 13% de la población.

Por otro lado, 21% de los adultos uruguayos -unas 550.000 personas- concurrió al tablado durante el pasado Carnaval. La frecuencia promedio de asistencia fue de cuatro veces a espectáculos carnavalescos por parte del público, a lo que se suma un 24% que concurrió cinco o más veces, lo que refleja su popularidad.

La Noche de la Nostalgia es otro de los eventos afianzados entre la población. Un 19% de los adultos -unas 500.000 personas- declaró haber participado en la fiesta que se celebra el 24 de agosto, que se caracteriza por revivir música de décadas pasadas. En esta cita anual la media del gasto ascendió a $ 2.224.