Mientras muchos disfrutan los estruendos de los fuegos artificiales, personas con trastorno del espectro autista (TEA), animales y hasta el ambiente sufren las consecuencias del ruido y la contaminación.

El martes 12 de noviembre se llevó a cabo en el Espacio Colabra de Montevideo un conversatorio titulado “¿Qué sentimos con la pirotecnia?”, organizado por la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo y la Coordinadora Pirotecnia Cero Uy. Durante el encuentro, expertos y activistas analizaron sus impactos, la normativa vigente (Ley 20.246) y la promoción de alternativas inclusivas y sostenibles con pirotecnia cero.

La presentación comenzó con la intervención de Sofía Sellanes Ponce, representante de la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo. Sellanes explicó los principales objetivos de la Coordinadora Pirotecnia Cero Uy, que incluyen sensibilizar a la población, avanzar en legislación y promover opciones inclusivas. También detalló el alcance de la citada ley, que regula la comercialización y uso de artefactos pirotécnicos de estruendo en el país, estableciendo un límite de ruido de 110 decibeles, que será reducido a 105 a partir de 2025.

La Ley 20.246 establece un sistema de control y fiscalización a cargo de distintas instituciones, como el Ministerio de Defensa Nacional y la Dirección Nacional de Bomberos. En caso de incumplimiento, los organismos de contralor aplicarán multas, y la recaudación será administrada por el Ministerio de Defensa Nacional, y se destinará a la financiación de proyectos y actividades de organizaciones que se enfoquen al TEA y a la protección animal. También está previsto el decomiso y confiscación de todos los materiales, implementos y maquinarias destinados a la elaboración y almacenamiento, así como de la mercadería objeto de importación que contravenga la ley.

Por su parte, Claudia Souto, integrante del equipo de Coordinación Ejecutiva de la Alianza de Pacientes Uruguay, explicó cómo un niño o niña autista percibe el mundo que lo rodea, de qué hablamos cuando hablamos de TEA, el procesamiento sensorial de las personas dentro del espectro y el impacto de la pirotecnia en su cotidianidad. Desde la Unidad de Bienestar Animal y Tenencia Responsable, abordaron los efectos de la pirotecnia en los animales, desde el estrés y los síntomas conductuales hasta los riesgos de evasión y lesiones, y el objetivo de promover alternativas que no afecten la integridad de los animales.

En diálogo con la diaria, Daniel Arbulo, titular de la Defensoría de Vecinos y Vecinas, comentó que aunque se han logrado avances en sensibilización, muchas organizaciones, como clubes deportivos y medios de comunicación, aún promueven la pirotecnia como parte de su agenda. “Necesitamos que las instituciones asuman su responsabilidad. Los grandes cambios se logran cuando partidos políticos, sindicatos y organizaciones masivas dejan de fomentar el uso de fuegos artificiales y promueven alternativas”, afirmó.

En sintonía, dijo que en marzo realizarán un seminario sobre derechos en el territorio. “Esperamos que puedan participar todas las personas candidatas a la Intendencia de Montevideo, y desde la Defensoría nos proponemos que este tema sea central en el debate. La idea es invitar a organizaciones sociales a presentar su trabajo y, al mismo tiempo, convocar a las futuras autoridades, es decir, a los partidos políticos, a asumir responsabilidades concretas. En el decreto de la Junta Departamental se establece que en la próxima instancia presupuestal se debe generar un fondo destinado a campañas de sensibilización, y desde la Defensoría tenemos en agenda trabajar para que esto se cumpla”, recalcó.

Asimismo, destacó que están trabajando en una propuesta para implementar palcos inclusivos en eventos deportivos y culturales, diseñados para personas con hipersensibilidad acústica, inspirados en modelos que ya existen en Brasil y Argentina. “Estamos trabajando a nivel de la Junta Departamental, y luego con otras organizaciones o instituciones de alcance nacional, para que cada establecimiento pueda contar con estas áreas inclusivas”, indicó.

Además, destacó la experiencia del Cine Azul, un programa que ofrece un entorno de cuidado diseñado para niños y niñas con TEA.

Cuando el ruido lastima

Por su parte, Claudia Souto, reconocida docente y activista, destacó la necesidad urgente de visibilizar las barreras que enfrentan quienes tienen TEA, específicamente en eventos y celebraciones. “Se lograron avances importantes, especialmente con el incremento de información y formación de más profesionales, tanto jóvenes como experimentados, que trabajan con personas con TEA en distintas etapas de la vida. Sin embargo, la información a nivel comunitario, poblacional y en los medios de comunicación sigue siendo insuficiente, lo que contribuye a la invisibilización, particularmente de las infancias con TEA”, señaló.

En ese aspecto, sostuvo que todavía existen prejuicios y malentendidos. “Todavía se tiende a pensar que son niños y niñas que tienen rabietas, caprichos o crisis, y que son maleducados”, indicó. Para desmentir esto, afirmó que “lo que realmente sucede con los niños y niñas con TEA es que cuando se enfrentan a situaciones estresantes o sobreestimulantes, no encuentran otra forma de reaccionar que con lo que los demás perciben como una crisis”, aclaró.

A pesar de que existe un interés importante por trabajar en la inclusión, Souto considera que todavía queda mucho por hacer. Mencionó que la falta de herramientas, como el uso de collares sensoriales, y la adaptación de los entornos son insuficientes; además, se debe visibilizar a los adolescentes, jóvenes y adultos con TEA, una población que aún es excluida en muchas ocasiones. “Es urgente trabajar en políticas que incluyan todos los aspectos de la vida para estas personas, no sólo para la infancia”, concluye, destacando que este tema debe ser prioritario en la agenda política para lograr una sociedad más justa para todos.

“Si no informamos, no mostramos y no hacemos visible la realidad, las demás personas no pueden comprenderla. En general, la gente tiende a estar inmersa en su propio mundo y no suele reconocer que el mundo es una sinergia de muchos mundos. Es esencial entender que lo neurotípico no debe ser la única norma; debemos contemplar y respetar las diversas realidades que existen. Por ejemplo, no podemos garantizar una verdadera protección cuando hay estruendos y excesos de luz, ya que esto afecta los derechos no sólo de las personas con TEA, sino también de otras personas y animales”, aseguró Souto.

En esa línea, dijo que la falta de medidas adecuadas no vulnera únicamente los derechos de las personas con TEA, sino que también invisibiliza sus realidad. “No es justo ni respetuoso que alguien tenga que ser medicado para poder soportar pirotecnia, o que no pueda disfrutar de las fiestas familiares en un ambiente seguro. Sin medidas generales que contemplen todas las realidades, no podemos decir que estamos protegiendo a todos por igual. La invisibilización de estas realidades debe ser una prioridad, ya que sólo con el esfuerzo colectivo podremos avanzar”, recalcó.

Por último ,subrayó que la Ley 20.246 que regula el uso de la pirotecnia de estruendo establece un límite que será reducido próximamente: “Considero que sigue siendo absolutamente insuficiente. Según la Organización Mundial de la Salud, 90 decibeles ya son considerados molestos para el oído humano, y en el caso de las personas con autismo, que suelen presentar desregulación sensorial y dificultades para procesar adecuadamente ciertos estímulos, 90 decibeles es, de hecho, un nivel altísimo y perjudicial”, afirmó.

A modo de ejemplo, sostuvo que 90 decibeles equivale al sonido de una licuadora funcionado, lo cual ya puede ser intolerable para personas con TEA. “Es fundamental que se deba avanzar hacia una pirotecnia cero a través de la educación y concientización en la sociedad”, finalizó.