Una rústica Mujer Maravilla, con la paleta vibrante y algo aniñada que sella las pinturas de Víctor Andrade, comparte sala con una selección de corsés de artistas textiles de la región, pasajes especialmente intensos en disciplinamiento estético de películas como Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000), piezas publicitarias, estatuillas, papeles antiguos, retratos femeninos de figuras locales o extranjeras, notables o anónimas, en soportes diversos, que invitan al público a espejarse y discutir sobre La tiranía del canon. Rosana Carrete, directora del Museo Histórico Cabildo y curadora de esta muestra, está convencida de que el rol del museo hoy es generar pensamiento crítico. De allí que el guion expositivo hilvane modelos complementarios de belleza y proponga reflexionar sobre su impacto en los cuerpos y la vida cotidiana.

Son temas que motivan a Carrete a trabajar en un diálogo entre un acervo limitado y las posibilidades que brindan las miradas de los artistas contemporáneos, entre otros recursos, dando un resultado provocador en el contexto de una locación histórica. “El museo viene abordando temáticas de género desde 2015”, puntualiza. El primer proyecto expositivo de ese tipo durante su gestión fue El legado (in)visible, que encomendó a la artista Alejandra González Soca. Le siguió, en 2017, Las mujeres en la Revolución Oriental. “Trabajo esa perspectiva desde que asumí, en 2013. Lo primero que hice fue cerrar el museo, porque la colección no estaba en condiciones de guarda adecuadas. Había que asegurar esas condiciones y después explorar sus capacidades narrativas”, recuerda. “Yo no soy historiadora, mi formación es en arte, en comunicación y en educación. A lo largo de estos años terminé teniendo formación en curaduría, con algunos cursos en el extranjero, porque acá tampoco los hay. Y a medida que te vas familiarizando, ves que se trata de una colección finita: si bien son dos mil y pico de piezas, obras que realmente rindan, no son tantas, o sea, se acotan un poco las posibilidades. Por eso siempre llamo a artistas contemporáneos. Y las temáticas me parece que tienen que ser de interés de la comunidad”.

Carrete expone todo esto en base a los estudios de público que lleva adelante el museo, que arrojan una relación de seis mujeres cada cuatro hombres, así como compara asistencia de turistas y visitantes nacionales, y brinda un parámetro de edades. “Mayoritariamente nuestro perfil de público es joven y adulto joven, de entre 20 y 50 y pocos años, mujeres y de formación en general secundaria o universitaria. Y cuando ponés en las redes estas temáticas, lo ves en el día de inauguración, se llena. Viene muchísima gente, luego hay muchísimas maestras que me piden el material que utilicé para las investigaciones”, cuenta la directora del Cabildo, que de un tiempo a esta parte trabaja junto con el historiador Gonzalo Leitón. “Es una temática que domino, porque me fui formando mucho en ello, y me interesa socializar ese conocimiento que se genera en la academia y en textos que no tienen mayor difusión. Todo ese compendio hace que me interese trabajar estas temáticas. Es un ida y vuelta con el público del museo”, resume, tras seis meses de una investigación que la condujo por derroteros convergentes.

Insumos para multiplicar miradas

Hay que considerar que el acervo del Cabildo, como explica su directora, “está conformado por muchas colecciones: son 189 artistas hombres y ocho artistas mujeres. Una asimetría muy abismal. Es un museo que además funciona en el edificio de un Cabildo colonial, que era justamente una institución heteropatriarcal; antes, obviamente eran nueve hombres blancos, con plata, católicos, que se pasaban el poder entre ellos. Ahora no voy a replicar una lectura de la historia desde ese ángulo, porque soy una mujer que habita el siglo XXI. Entonces planteo estas otras cosas, trato de visibilizar las pocas mujeres que tenemos en el acervo y las temáticas de género, que muestran justamente esa inequidad”, fundamenta.

La muestra atraviesa la representación de la mujer desde ese acervo, partiendo de los acuarelistas franceses del siglo XIX, con sus tablas que posicionaban la palidez europea en un extremo y los perfiles indígenas y afro en el otro. “El canon, asociado al concepto de belleza, excluye”, subraya Carrete. “Entonces, en la exposición nos preguntamos qué es la belleza según quién y en qué época”.

Para desplegar esas líneas de investigación y mostrar, de paso, “la gente que fue perseguida por no entrar en ciertos canales, por ser homosexual o por ser mujer y asumir lo que en ese momento se consideraba que era un área de hombres, como ser científica, como ser socialista, como ser luchadora por derechos, etcétera”, las paredes del piso superior del Cabildo van compartiendo espacio con fotografías o pinturas de mujeres prominentes, pero también con dispositivos que permiten espejarse en ideales de época, como testimonia el icónico óleo de Carlota Ferreira pintado por Juan Manuel Blanes.

Exposición _La tiranía del canon_, en el Cabildo de Montevideo.

Exposición La tiranía del canon, en el Cabildo de Montevideo.

Foto: Alessandro Maradei

La muestra se apoya en imágenes de fuentes bien diversas, como los dibujos feministas de Cathy Burghi, con cuerpos gozosos, con alusiones a la maternidad, a quien la curadora conocía de su pasaje como coordinadora del Centro de Exposiciones Subte, entre 2010 y 2013, cuando aquella montó Desbordadas. Sin embargo, intentó que ni este sector ni ningún otro acaparara la exposición, en una intención, por el contrario, de sumar y equilibrar perspectivas.

Buena presencia, conducta intachable

“Hay una investigadora brasileña que está haciendo una pasantía en Alemania, Vanessa Massuchetto, que trabaja en el instituto Marie Skłodowska-Curie Actions, y se acercó a mí. Busca en el Archivo General de la Nación la historia de las mujeres, y los relatos que aparecen son las actas del período colonial, encuentra materiales de cómo las mujeres que sufrían violencia física recurrían a las instituciones para poner fin a los maltratos. Eso es otra línea, que hoy se puede asociar a todas las movidas de la última ola del feminismo. Pero no quería quedarme sólo en el tema de las violencias físicas en la colonia, sino llegar hasta la contemporaneidad. Es lo que dice Naomi Wolf en El mito de la belleza (Editorial Continta Me Tienes, Madrid, 2020), que aparte es muy ilustrativo de los tiempos que corren. Hay algunas visiones que me parece que se han trascendido, pero hay otras que siguen: ella dice que el modelo de la mujer escuálida y joven sustituye al ama de casa feliz como juicio de valoración de éxito. A la vez todos siguen siendo espacios excluyentes y jerarquizados. Por eso planteo cuántas miradas resiste un cuerpo. Seguimos viviendo en una sociedad que es racista, sexista, gerontofóbica y gordofóbica”, agrega.

En ese sentido, en las pantallas puede verse un fragmento de la lacerante prenda onmipresente en la película Corsage, la emperatriz rebelde (Marie Kreutzer, 2022), que inspiró a Carrete para solicitarles en préstamo a Virginia D'Alto y Felipe Maqueira una serie de piezas textiles que estuvieron expuestas en el teatro Solís. Al mismo tiempo, la muestra del Cabildo pone en juego anuncios publicitarios, rescatados de la hemeroteca de la institución, como los de la Casa Soler, de la década del 70, fuertemente preceptivos, sexistas y replicando una relación de subalternidad respecto de la conducta femenina.

Otra fuente de la que Carrete nutre a la exposición es ¿La nación tiene cara de mujer? Mujeres y nación en el imaginario letrado del Uruguay del siglo XIX, de María Inés de Torres (2013): “Me gustó cómo trata el romanticismo del siglo XIX, cuando la mujer era esa doncella eterna, idealizada, la madre, la virgen, la esposa, la ninfa, o la mujer asociada a la naturaleza, siempre en otro escalón; el hombre estaba asociado a la cultura, al quehacer político y demás, y las mujeres excluidas de esos espacios”, reflexiona.

En definitiva, la muestra propone motivar a los visitantes a repensar cómo se construyen esos estereotipos e imágenes reduccionistas a lo largo del tiempo y qué pertinencia mantienen en la regulación de las conductas y en la proyección que las propias mujeres hacen de sí mismas.

La tiranía del canon, con curaduría de Rosana Carrete, directora del Museo Histórico Cabildo (Juan Carlos Gómez 1362), puede visitarse de lunes a viernes de 11.00 a 17.45 y sábados y feriados laborables hasta las 17.00. Además, hay visitas guiadas gratuitas de lunes a sábados a las 15.00. Artista invitada: Cathy Burghi. Apoya: Museo Blanes. Participan: Vanessa Massuchetto, Marie Skłodowska-Curie Actions.