Dos años después de la aparición de Las venas abiertas de América Latina, en 1973, Eduardo Galeano publicó Vagamundo y otros relatos. Se trataba de un libro con un argumento menos abarcativo que el de aquel libro que lo llevó a la fama internacional, y que a la vez lo acercaba a una literatura más existencial, es decir, al tipo de escritura con la que había comenzado su carrera narrativa en 1963 con Los días siguientes.
El tono de ese libro, así como sus hallazgos lingüísticos – “vagamundo” y “sentipensante” connotan mucho–, son el centro al que el brasileño Felipe Nepomuceno (San Pablo, 1975) apunta con el documental Eduardo Galeano: vagamundo, que en Uruguay se estrena mañana en la sala B del auditorio Nelly Goitiño, y que debutó en agosto en el Festival de Cine de Ceará.
“Creo que hay algo en común entre la atmósfera de ese libro y la del documental, que contiene imágenes y lectores de varios países, como España, México, Argentina, Uruguay, Brasil, Mozambique y Japón. En Vagamundo y otros relatos están algunos de los textos más hermosos de Galeano, como ‘Mujer que dice chau’ y ‘Garúa’, interpretado en la película por Joaquín Sabina. Estos dos relatos tienen mucho que ver con lo que yo sentía cuando estaba haciendo la película, y me emocionan siempre que los vuelvo a leer”.
Además de Sabina, hay otras figuras reconocidas que leen pasajes de la obra de Galeano: el actor Ricardo Darín, artistas brasileños como el poeta Armando Freitas Filho, el actor Paulo José y el escultor Francisco Brennand, además del escritor mozambiqueño Mia Couto y Helena Villagra, última esposa del escritor fallecido en 2015, entre otros.
Con esas lecturas, las película, filmada en blanco y negro con breves toques de rojo, se propone como una expansión del universo de Galeano y no como una explicación de su carrera. “Galeano era un amigo muy cercano a mí y a mi familia, así que habría sido difícil hacer algo más histórico. Además, sentía la necesidad de hacer algo más personal, como si a través de la película pudiéramos seguir charlando. De todos modos, creo que se van hacer muchas otras películas, desde diversos puntos de vista, acerca de él y su obra. El mío es cercano y con mucha saudade”, dice Nepomuceno, hijo del periodista Eric Nepomuceno.
Otro de los pilares del film es una larga entrevista a Galeano, realizada en 2009, filmada para el programa Sangue latino, que dirigía Nepomuceno. El diálogo no se centra en asuntos políticos concretos –aunque el tema aparece– sino en cuestiones más vivenciales. Allí, por ejemplo, el escritor confesaba que para él escribir no era una tortura, sino “una fiesta”.
El tercer elemento, que se suma a las lecturas de figuras reconocidas y las palabras de Galeano, son los pasajes poéticos –paisajes, primeros planos de insectos– acompañados de música ambiental, con fuerte presencia del piano, compuesta por Marcos Nimrichter, Pedro Onetto y Ruben Alves. Ese tipo de intermedios es una constante en la obra fílmica de Nepomuceno, quien además ha publicado una decena de libros de poesía.
“Las imágenes son una respuesta para los textos, en la charla imaginaria y solitaria que tenía con Galeano en el montaje de la película. También son una reacción al impacto de la lectura de su obra. A través de sus libros tengo ganas de volar, salir a la lluvia, caminar en la arena, besar, gritar, correr, llorar, escribir un nombre en un árbol, y así las imágenes iban llegando a nuestro encuentro y, con ellas, la música y sus recuerdos”, dice el director.
La selección de los textos de Galeano también fue una experiencia intensa para Nepomuceno: “Primero leí y releí todos sus libros. Cuando lloraba, seleccionaba el texto. Así que fue una selección hecha por lágrimas. Después pensaba quién lo podría leer bonito o a quién le gustaría leerlo. Grabamos con amigos, familiares, personajes, pero, sobre todo, con lectores”.
Eduardo Galeano: Vagamundo | De Felipe Nepomuceno. Brasil, 2018. En la sala B del auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio 930). Desde el jueves al domingo a las 19.55 y desde el 13 al 16 de diciembre a las 21.00.