A los 72 años falleció este martes el cineasta español José Luis Cuerda, asociado para siempre a películas entrañables para sus compatriotas como Amanece, que no es poco (1988), La lengua de las mariposas (1999) o Los girasoles ciegos (2008).

Cuerda saltó a la fama con El bosque animado, una película de 1987 en la que Alfredo Landa personificaba a Xan de Malvís, el campesino que, harto de su vida, resolvía lanzarse a la aventura como salteador de caminos, acompañado por un niño que sería su aprendiz. La película –una adaptación de la novela del mismo nombre de Wenceslao Fernández Flórez– fue, según la crítica, el zambullón de Cuerda en el surrealismo, y arrasó ese año en los premios Goya. Al año siguiente se estrenaría Amanece, que no es poco, la película de la que Luis García Berlanga dijo que reunía “al mejor reparto del cine español”. 11 años después, con La lengua de las mariposas, Cuerda reunía y adaptaba tres cuentos de Manuel Rivas para contar la historia de un niño y un maestro en una escuela de la Galicia rural en la década del 30, cuando la Segunda República fue interrumpida por el alzamiento militar que dio lugar a la guerra civil.

El primer título de Cuerda nominado para representar a España en los Oscar fue Los girasoles ciegos, la película en la que volvió a Galicia, esta vez con una historia ambientada en los años 40. Maribel Verdú representaba a Elena, una mujer que simulaba ser viuda para proteger a su marido, perseguido político. Fue una de las películas más taquilleras en la historia del cine español, aunque no logró pasar el filtro de la Academia de Hollywood para aspirar a un premio Oscar.

Cuerda había publicado el año pasado su biografía, titulada Memorias fritas, y en 2018 había estrenado su última película, Tiempo después, sobre novela propia, que fue considerada una “secuela espiritual” de Amanece, que no es poco.