El artista italiano Salvatore Garau acaba de vender en 15.000 euros su última escultura, titulada “Io sono” (Yo soy) en la casa de subastas Art-Rite, de Milán. Lo curioso es que esta escultura es invisible e inexistente.
La obra tenía un precio estimado de venta de entre 6.000 y 9.000 euros, pero varias pujas subieron el monto total. Es que Garau, de 67 años, es un artista cotizado que ha expuesto en galerías y museos, explica ABC.
El catálogo impreso de la subasta tenía un espacio en blanco donde debía aparecer la imagen de la obra, y la descripción decía: “Io sono. 2020. Escultura inmaterial para colocar en una casa particular dentro de un espacio libre de cualquier estorbo. Dimensiones variables, aproximadamente 150 x 150 cm”.
La persona que compró la estatua intangible solamente se llevará el certificado de garantía, firmado y sellado por el artista.
“Más que esculturas invisibles, las definiría como esculturas inmateriales”, se atrevió a decir Garau. “Mi fantasía, entrenada toda mi vida para sentir diversamente lo que existe en torno a mí, me permite 'ver' lo que aparentemente no existe. Las esculturas inmateriales son obras que siento físicamente”.
Agregó: “En el vacío hay un contenedor de posibilidades positivas y negativas que son constantemente equivalentes; en definitiva, hay una densidad de eventos”. Y se escudó en la mecánica cuántica y el principio de indeterminación de Heisenberg para afirmar: “La intuición que tuve como artista, en lo abstracto y lo espiritual, está respaldada por la ciencia”.
“Cuando decido exponer una escultura inmaterial en un espacio determinado, ese espacio concentrará cierta cantidad y densidad de pensamientos en un punto preciso, creando una escultura que desde mi título sólo tomará las formas más variadas”.
Su comportamiento ya tenía antecedentes. En la Piazza della Scala de Milán había plantado su “Buda en contemplación”, una instalación inmaterial determinada por un perímetro blanco. Y esta semana presentaba en Nueva York otra obra invisible, titulada “Afrodita llora”, en donde solamente se ve un círculo dibujado en el suelo donde se supone que está la obra.
Hamparte
El español Antonio García Villarán introdujo en sus videos de Youtube y en el libro El arte de no tener talento el concepto de “hamparte”, en referencia a aquellas cosas que no son arte pero que tratan de venderse como tal.
Su manifiesto incluye postulados como “Si la obra consiste simplemente en la elección de un objeto (objet trouvé, found art o ready-made) que es convertido mágicamente en obra de arte por el hecho de colocarlo en un espacio expositivo cualquiera, es hamparte”.
“Si no es necesario tener talento para realizar una obra como la que se muestra, si está llena de lugares comunes e ideas manidas, es hamparte”. O “si el único valor que tiene la obra está sustentado fundamentalmente por un concienzudo texto teórico/filosófico/político que no encuentra su reflejo real en la obra, es hamparte”.
“La fantástica y mágica atribución de valores inexistentes a objetos que son comercializados en el mercado del arte con precios exorbitantes es hamparte”, sostiene el español.
Para García Villarán, si el autor produce hamparte de manera inconsciente, es un hampartista puro, mientras que si lo hace en forma consciente para denunciar lo que ocurre en el mercado o por el placer de hacerlo, es un hampartista realista.