Fue un recital convertido por momentos en obra de teatro. Protagonizada por Ismael Serrano, contó con la compañía de Imbal Comedi, una actriz argentina que representó al personaje de Clara, una chica con problemas sentimentales por resolver que asiste al show y que se queda esperando a un acompañante que no aparece. Esa puesta en escena, acompañada de una vistosa iluminación, ambientó la presentación del cantante español en Montevideo el 25 de octubre en el Auditorio Nacional del Sodre.

Serrano vino a presentar su nuevo trabajo discográfico, La canción de nuestra vida, editado este año. Como sugiere la canción que da título al disco, así como el resto de las que lo componen, el español buscó una “reconciliación con el tiempo” y confesó que no siempre tuvo una buena relación con su transcurrir. De buen humor, Serrano contó al público que “de algún modo todos tenemos una canción que es de nuestra vida”, y que nos “representa e identifica” en distintos momentos.

En distintos pasajes, se mostraba reflexivo y allí intervenía Clara, con comentarios de sucesos de su vida personal. Esas conversaciones llevaron a que el espectáculo tuviera un clima de obra teatral, lo que por momentos enlenteció el desarrollo de lo que en algunos instantes no parecía un concierto. Si bien la cantidad de canciones no estuvo nada mal (en el entorno de las 24), la duración del show, de dos horas y media, podría hacer pensar en un repertorio mayor. Para ser un recital, tal vez fue muy hablado, muy conversado.

En lo musical, por otra parte, si bien el público conectó con el artista en buena parte del concierto, sucedió lo inevitable cuando se presentan nuevos trabajos. Serrano cantó varios temas de La canción de nuestra vida, entre ellos, “Saber ganar”, “Esto no es una canción de desamor”, “Un pedacito de tierra”, “Tiempo” y “Los amantes invisibles”, y muchos espectadores demostraron no saber sus letras. Ese silencio del público, con todo, brindó la oportunidad de apreciar con atención esas canciones.

Un capítulo aparte merecen las interpretaciones de “Un vestido y un amor” (Fito Páez) y “Burbujas de amor” (Juan Luis Guerra). El artista español fue capaz de cantar esos temas en su disco y en el recital, y fue llamativo ver esas versiones en su voz. Ambas despertaron aplausos y gran sorpresa, dado que los asistentes mostraron desconocer que Serrano interpretaba esos temas junto a Comedi –actriz y cantante argentino-israelí, fue la ganadora del concurso Cantando en 2020–, que generó buenos comentarios por su caudal vocal.

Con temas “históricos” que no faltaron, como “Papá, cuéntame otra vez”, “Ana”, “Vine del norte, “Eres” y “Últimamente”, el público sí cantó y respondió, dado que varios aparecieron hace 20 o 25 años. Serrano realizó la “clásica” de irse y volver para cantar dos canciones más, pero al final la despedida se sintió muy breve, con Jacob Sureda (pianista, productor y compositor) y Comedi saludando al público, que se fue retirando pero sin el típico “una más”.

Fue, por todo esto, un show muy distinto a los de años anteriores. La presentación teatral rompió con el perfil convencional al que nos tenía habituados y eso nos descolocó un poco a sus seguidores.