En medio de una jornada laboral, Alejandra Alita Menéndez luce un juego de ropa interior de color fucsia, abrochado sobre su uniforme de oficinista. Mientras imita la voz y los gestos de una gerenta, se pavonea entre los escritorios y provoca las carcajadas de sus compañeros de turno. El día, de luz artificial, pasa más rápido. Cae de imprevisto la gerenta y corta el recreo diario: todavía faltan muchos años para que Alita abandone su cargo de funcionaria pública del Codicen.
Cuando sale de la oficina, estudia teatro y la carrera de Derecho “para cumplir con todos los mandatos familiares”. El trabajo le provoca hernias y precisa hacerse bloqueos nerviosos de la columna vertebral. Piensa seriamente en dejar el trabajo, los privilegios y su estatus de encargada de licitaciones. “Y si te quedás lisiada, ¿cómo vas a hacer?”, le dice una pariente sobre su posible huida del sistema administrativo estatal.
En las horas de teatro, Alita adquiere una confianza desconocida mientras avanza como estudiante de la compañía Italia Fausta. Entre sus docentes están Omar Varela, Roberto Andrade, Elena Zuasti y Álvaro Pozzolo. La convocan para participar en la obra El beso en el asfalto, de Nelson Rodríguez. “Me costaba muchísimo estar arriba de un escenario”, rememora. “Tenía, propiamente, pánico escénico. A veces el miedo es tan fuerte que no te deja mover. Tenía incorporado un montón de mandatos que se traducían en limitaciones”.
“Un día me voy a ir”, le decía a un compañero de trabajo, uno de muchos descreídos. Un día se fue: “El cuerpo, si no lo escuchás, explota”, avisa. Lejos de la oficina, sus dolores de espalda desaparecieron. Nació su hija.
“Cuando me dispuse a vivir de la actuación, al principio no me llamaba nadie, fue horrible”, relata. “Pero eso me permitió darme cuenta de que podía crear mi propio espectáculo. Así empecé a estudiar stand up y descubrí una veta para la escritura que no conocía, y como en otros momentos tuve muchas voces que me decían que no, empezaron a aparecer las que me daban para adelante. Un día, en un cumpleaños, Maxi de la Cruz me dice: ‘Vos tenés que hacer eventos y dedicarte al stand up’”, recuerda entre los momentos clave que apuntalaron su camino artístico.
Con una muestra de stand up y sucesivas actuaciones en el circuito montevideano de comediantes, se afirmó en el humor, pero no le resultó suficiente: “Cuando empecé a escribir, me di cuenta de que también podía crear música y cantar, y reflexionar sobre todas las cosas que me estaban pasando en la vida. Ahora que tengo 45 años, recién puedo decir que estoy disfrutando de lo que hago”, reconoce, “pero me llevó mucho tiempo e introspección este proceso”.
Las mil caras de Menéndez
En la ficción televisiva Barrabrava, Alita es la madre sacrificada de un jugador de fútbol. En Otra tarde negra, de Radio Cero, es un jardinero conocido como El Piti. En Youtube, una cantante de cumbia-pop con hits virales de humor loser como “Jogging gris”. También se la puede ver vestida como el marginal Osvaldo Jeiter o la aristocrática Pata Cajetilla, el más popular de sus personajes.
Mientras charlamos, la actriz prueba hablar con tonada mexicana y luego, durante algunos segundos, lo hace con la boca cerrada: “Hasta no hace mucho no lo sabía, pero soy ventrílocua”, asegura. Su natural impronta humorística parece incambiada desde aquellos días de oficina. “Yo siento que todo esto tiene que ver con una necesidad de mi clan”, cuenta sobre el sentido final de su vocación. “Un clan familiar súper depre. Hacer reír es algo que tengo para ofrecer y que me salva la sangre, digamos”.
Sobre su ramificación creativa, agrega que también estudió reiki, biodecodificación y registros akáshicos. “No se entiende muy bien lo que hacés, si cantás o actuás, si hacés stand up. Viste cómo funciona el algoritmo de Instagram. Si querés que te vaya bien, lo que tenés que hacer es perfilarte”, le dijo un productor de espéctaculos. “Terminé de escucharlo y enseguida pensé: ‘No me voy a limitar para tener más seguidores de Instagram’. Mi búsqueda personal iba mucho más allá. Además, aprendí a valorar lo que hago, a no trabajar por dos pesos y regalar mi trabajo con mis videos en las redes. Es la única manera de que el otro también valore lo que hacés. Instagram es una herramienta, pero lo que yo hago es sobre el escenario”, afirma. “Me gusta ver las caras de la gente y sentir su energía”.
Percibir lo problemático
Este viernes, Alita Menéndez estrena Rari, Cumbia Up 3, su nuevo unipersonal, en la sala Undermovie. La puesta en escena corrió por cuenta de Ernesto Muniz, y Victoria Vera es la “guardiana” del texto. Como en sus anteriores espectáculos, la propuesta incluye comedia, música, reflexión y personajes.
“Esta obra surge de una experiencia mía, no había forma de que alguien más la pudiese dirigir”, explica. “Está inspirada en mis dos hijos, ellos me llevaron a mi propia infancia”.
“Mi hija tiene una vivencia rari. Es decir, las personas que no encajan muchas veces sufren el aislamiento y el bullying de aquellos que los hacen sentir diferentes. Cuando te pasa eso, podés razonar que el problema sos vos o que la solución sos vos. Yo de chica sufrí bullying, me decían ‘María Llorona’ y hasta me mandaron al psiquiatra. Crecí toda la vida pensando que el problema era yo, y recién con mis dos hijos aprendí que no y que hay un nombre para eso que nos pasa a muchos: persona altamente sensible”, explica. “Está bueno que haya personas así”, dice. “Mi hijo de cuatro años, por ejemplo, percibe, muy rápidamente si los ambientes le gustan o no, y no hay forma de que salude a alguien que le cae mal”, agrega.
“Cuando vos te dejás de percibir como el problemático de la situación, te cambia toda la perspectiva”, dice y propone “abrazar lo rari”.
“En el espectáculo me pregunto: ¿qué es ser rari? Ahora hay muchos niños y adultos a los que se les diagnostica autismo. OK, tienen la etiqueta, pero ¿cómo nos seguimos vinculando? En las funciones tenemos una intérprete de lengua de señas. La persona sorda, por ejemplo, es vista en la sociedad como alguien rari, y cuando vos hacés el mínimo esfuerzo de comunicarte con ella, pasa algo maravilloso. Lo atípico te deja de llamar la atención cuando empezás a habitar tu rareza”, concluye.
Alita Menéndez presenta Rari, Cumbia Up 3. Viernes 5 y 12 de julio a las 21.00 en Undermovie (Luis A de Herrera 1290) Entradas a $ 670 en movie.com.uy.