¿Cómo funcionaban tradicionalmente las radios y el canal de TV pública y qué cambió cuando la izquierda llegó al poder en 2005? A través de documentos y entrevistas con fuentes calificadas, el investigador y docente Facundo Franco, también editor del área de Educación en la diaria, contesta estas y otras preguntas en El tiempo es tirano. Políticas de medios públicos en los gobiernos frenteamplistas, un libro publicado por la Universidad de la República (Udelar) a partir de su tesis de maestría. Horas antes de la presentación de la obra, conversamos con él.

Entre 2005 y 2010 se fortalecen “materialmente” los canales y radios públicas, y en 2010-2015 se trata de avanzar sobre la institucionalidad. ¿Estás de acuerdo con esta generalización? 

Diría que sí. Ese fortalecimiento y avance en las condiciones institucionales también, en cierto sentido, estuvo acompañado de una falta de proyecto conjunto. Más allá de que las radios sí tuvieron un proyecto claro, en el canal no pasó lo mismo y ese proyecto a su vez no dialogó con Vera TV y ninguno de los proyectos dialogó entre sí.

Mencionás a Vera TV, el canal de streaming creado por Antel, que también es parte de tu estudio. Afirmás que al estar dentro de un ente autónomo pudo contar con la agilidad de gestión que no tuvieron otros medios públicos, atados a la mecánica burocrática. También se percibe que Antel y sus autoridades chocaron no solo contra ciertos principios de la ley de medios de 2014 (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, LSCA), sino también contra el mandato de la Dinatel, que era trazar las políticas públicas en comunicación. Hay un gran paralelo con la disociación entre las políticas culturales del Ejecutivo y el accionar de las empresas públicas, tanto en los gobiernos frenteamplistas como en los anteriores. ¿Vos ves una tensión ahí?

Sí, claramente, no solo en el caso de los medios públicos, sino en las políticas de telecomunicaciones. El episodio de la renuncia de Gustavo Gómez a la Dinatel en 2012 tiene que ver con eso, con que él pretendía que fuera el organismo del Poder Ejecutivo el que fijara la política, y desde Antel, desde su poderío económico y también político en la interna del gobierno, se pretendía que fuera de otra manera, que las estrategias de política se fijaran en función de las estrategias comerciales del ente. No tengo claro cómo funciona en otras dimensiones, pero, por ejemplo, en Educación con la ANEP y el MEC se suele hablar un poco de lo mismo: que la ANEP es la que en realidad fija la política y el MEC no tiene mucho que hacer. Ahí hay un ente autónomo que también es fortalecido y tiene cierta autonomía recogida en la Constitución, así que bueno. Sería un ejemplo, aunque con un sentido un poco contrario, porque muchos actores que defienden la autonomía de la ANEP la consideran como algo positivo. En el caso de Antel eso es más discutible porque la estrategia comercial de la empresa puede ir en contra o no alinearse a la política que quiere fijar el gobierno en materia de telecomunicaciones.

Las reformas planteadas en la LSCA hubieran otorgado mayor autonomía a los medios públicos. ¿Qué fuerzas se opusieron durante 2015-2020 a su cabal puesta en marcha y qué relación ves con lo ocurrido desde 2020 hasta ahora? 

Lo curioso ahí es que si bien toda la LSCA tuvo la oposición de la entonces oposición, es decir, de los actuales partidos de gobierno y también de Andebu, el capítulo sobre medios públicos de la ley prácticamente no se discutió y no hubo ningún cuestionamiento importante. Claramente dotaba a los medios de mayor autonomía con relación a la que tienen ahora. Tampoco era la panacea, porque seguía siendo el sistema político el encargado de nombrar a las autoridades. De todos modos, la nueva institucionalidad que se creaba tenía más autonomía y había otra estructura que permitía a los medios funcionar con más independencia. Lo curioso es que lo que más operó para que esos cambios no se implementaran fue la inercia, digamos que ninguno de los gobiernos, sobre todo el segundo de Tabaré Vázquez, lo hizo. Habla un poco de la falta de interés del sistema político en los medios públicos.

¿Cómo afecta esa falta de autonomía institucional a los medios públicos?

Creo que en la práctica no hay grandes afectaciones, o no hubo grandes presiones del sistema político a los medios públicos, lo cual también habla de la falta de interés, por lo menos en los medios que estudié. Pero lo que termina pasando es que los medios públicos son vistos por la ciudadanía como el canal de gobierno de turno. Eso explica que cuando hay algo que un actor del sistema político ve como un problema, casi siempre se relaciona con si el canal es "un comité de base", como se suele hablar de TV Ciudad, o con si hay una cobertura que la actual oposición considera sesgada en Canal 5. Se atribuye intencionalidad política, que es algo que pasa en todos los medios, pero al ser medios que son controlados por el gobierno, eso cobra otra relevancia. Los medios públicos son noticia cuando hay un episodio de estos o un problema. Eso no solo tiene que ver con la falta de independencia, sino con que los medios privados son los que controlan en parte el debate público.

¿Qué conexión tiene con lo que ocurre desde 2020?

Hubo algunos proyectos y concreciones de mayor intercambio entre los medios. Eso explica, por ejemplo, que Radio Uruguay ahora esté funcionando ahí en las instalaciones del canal. El tema es que esos cambios no fueron consultados con los trabajadores. Pasa un poco lo mismo de siempre: son las autoridades de turno las que generan cambios, en este caso importantes, sin que eso después sea validado o que tengamos la certeza de que el próximo gobierno no va a dar marcha atrás. Hay algunas instancias de participación de actores, del propio canal, de la sociedad civil, que estaban estipuladas en la LSCA que la ley que votó el gobierno actual eliminó. Sin embargo, esas disposiciones estuvieron durante gran parte de este gobierno y no fueron convocadas, por ejemplo, para hablar de este proyecto de unificación o del mayor peso de la web. Yo creo que así planteados son positivos, pero hay que ver después bien como termina funcionando en la práctica. Eso muchas veces ha sido uno de los grandes debes propios de los medios públicos: después o no hay presupuestos o las cosas se implementan no del todo bien, de vuelta, por la falta de relevancia que tienen los medios públicos en el sistema político.

Más allá del mayor desarrollo de la web y la unificación de radio y canal a nivel periodístico, de los cambios institucionales que han sido un poco polémicos —hay algunos actores que consideran que los cambios que estableció la ley de medios del actual gobierno son inconstitucionales—, también hay que marcar que en cuanto a programación el canal sobre todo tomó un perfil más parecido al de los canales privados. El cambio de nombre, de TNU a Canal 5, también habla de la debilidad para trascender los gobiernos de turno, porque de alguna manera echa por tierra el cambio que había hecho el Frente Amplio (FA). En el caso de Vera, claramente ocurre algo similar, porque pasó a llamarse Antel TV y pasó a ser un contenido principalmente pago. O sea, yo ahora pondría en cuestión que pueda hablarse de un medio público en el caso de Antel TV, porque sus contenidos están claramente cada vez más restringidos y ya no hay esa propuesta de transmitir eventos deportivos de forma gratuita para los usuarios de Antel.

¿Qué personas e instituciones señalarías como clave en esta historia que arranca con una recuperación de los medios públicos y culmina en una meseta, por así llamarla?

En el inicio, en 2005, claramente Sergio Sacomani en el caso de las radios públicas. Es una figura muy relevante, y aunque fallece en el proceso del segundo gobierno del FA, su legado de alguna manera es continuado. Dentro del escaso interés que hay sobre los medios públicos, el canal es el que acapara más interés, y en las radios públicas no hubo quien disputara esa visión. Tampoco hubo muchos conflictos a nivel de trabajadores, aunque es cierto que tampoco había una plantilla muy grande cuando el FA llegó al gobierno. En el caso del canal, hubo una impronta muy importante de Sonia Brescia al inicio, pero también hubo problemas de relacionamiento con los sindicatos de funcionarios presupuestados del canal, que terminan desembocando en su renuncia de Brescia. Ahí toma la gestión Claudio Invernizzi y apacigua un poco las aguas. Después viene la gestión de Virginia Martínez, que creo que logró algunas cosas interesantes, pero de vuelta, sin que lograra un cambio cualitativo importante y que se mantuviera en el tiempo, digamos. Me cuesta identificar un nombre en el caso del canal, no sólo porque estuvo marcado por distintas personas, sino también por distintas institucionalidades. En un momento, al principio dependía más del Sodre, después pasó a depender más del MEC, después se creó el Secan, que quizás es la reforma que terminó impactando más a nivel de institucionalidad en este periodo. Y bueno, en el caso de Antel TV, obviamente  la impronta de Carolina Cosse es muy importante. De hecho, ni siquiera hay una dirección clara de Vera TV, era el directorio de Antel el que fijaba los contenidos que se iban a emitir. Claramente ahí la impronta de Carolina Cosse fue muy importante para que el proyecto surgiera y se desarrollara en los niveles en que se desarrolló.

El tiempo es tirano: políticas de medios públicos en los gobiernos frenteamplistas, de Facundo Franco. 126 páginas. Udelar, 2024. El libro se presenta este martes a las 19.00 en el salón 212 de la Facultad de Información y Comunicación de la Udelar (San Salvador y Jackson). Habrá intervenciones de Edison Lanza, Mario Bianchi y José Medina.