Quienes recorrían el Museo del Louvre en París el domingo 19 de octubre por la mañana vieron interrumpido su paseo debido al cierre imprevisto de las instalaciones. Alrededor de las 9.30 (hora local) cuatro desconocidos sustrajeron nueve joyas históricas de altísimo valor, en un golpe que tuvo poco de los actuales thrillers tecnológicos y mucho de las viejas y queridas películas de robos.
El crimen se llevó a cabo con el museo más concurrido del mundo en pleno funcionamiento. Los sospechosos llegaron en un camión con una grúa de muebles y lo estacionaron al costado de la Galería de Apolo, uno de los espacios más emblemáticos del gigantesco edificio, y que desde 1887 alberga las joyas de la Corona de Francia. Aprovecharon que el área estaba en reparaciones y utilizaron una amoladora angular y otras herramientas eléctricas para ingresar por una de las ventanas del primer piso.
Todo el golpe llevó pocos minutos: después de entrar, dos de los ladrones, que vestían como personal de construcción, amenazaron a los guardias, evacuaron la galería y cortaron el vidrio de dos de las vitrinas en donde se encontraban las joyas. Entre los objetos sustraídos se encontraban una tiara de perlas y un broche de diamantes de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III; un collar de esmeraldas y pendientes de esmeraldas de la emperatriz María Luisa de Austria, esposa de Napoleón Bonaparte; tiara, collar y un único pendiente del set de zafiros de la reina María Amelia de Borbón; y un broche de diamantes conocido como el “broche relicario”.
Después de descender, a las 9.38 huyeron junto a sus cómplices en dos motos, lo que da cuenta de la organización del plan. La alarma de la galería no sonó y la investigación intentará determinar si había sido desactivada. Las alarmas generales sí se activaron y los funcionarios del museo siguieron el protocolo de notificar a las fuerzas de seguridad y garantizar la seguridad de los visitantes.
El ministro del Interior de Francia, Laurent Nuñez, habló con la radio pública de su país después de visitar el lugar y dijo que las joyas robadas “tienen un valor patrimonial inestimable” y que sería el trabajo de “un equipo experimentado que claramente había estudiado el lugar. También explicó que la evacuación inmediata tenía como objetivo el preservar la evidencia física y permitir a los investigadores hacer su trabajo. El equipamiento utilizado para entrar, por ejemplo, fue abandonado ahí mismo.
Poco después se notificó que una de las nueve piezas robadas, la corona de la emperatriz Eugenia, había sido encontrada cerca del museo. El resto de las joyas fue agregado a la base de datos de obras de arte robadas de Interpol.
Emmanuel Macron, presidente de la República, escribió ese mismo día en su cuenta de Twitter (actualmente X): “El robo cometido en el Louvre es un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia. Recuperaremos las obras y los responsables serán llevados ante la Justicia”. Agregó que el proyecto anunciado en enero bajo el título “Nuevo Renacimiento del Louvre”, que implica cientos de millones de euros en reformas y ampliaciones, “incluirá seguridad reforzada. Garantizará la preservación y protección de eso que constituye nuestra memoria y nuestra cultura”.
La fiscal parisina Laure Beccuau habló con la cadena RTL acerca de la posibilidad de que los artículos robados, valorados en unos 88 millones de euros, puedan ser recuperados. “Los malhechores que se llevaron esas joyas no van a obtener 88 millones de euros si tienen la pésima idea de desmontarlas. Podemos esperar que lo reconsideren y no las destruyan”.
El miércoles 22, el Senado de Francia recibió a Laurence des Cars, presidenta y directora del Louvre desde 2021, para dar explicaciones sobre lo ocurrido. “A pesar de nuestros esfuerzos, a pesar de nuestro duro trabajo de todos los días, fracasamos”, dijo Des Cars en su primera declaración pública. Admitió que las cámaras de seguridad no cubrían en forma adecuada el lugar por el que ingresaron los ladrones: “La única cámara instalada apunta hacia el oeste y, por lo tanto, no cubrió el balcón involucrado”. Las cámaras del perímetro no son las más modernas y la vigilancia de los muros exteriores fue “altamente insuficiente”.
La declaración permitió que se conocieran más datos sobre la operativa, ya que uno de los senadores preguntó cómo un vehículo con elevador de muebles había podido estacionar a contramano durante dos horas en una calle transitada junto al río Sena, después de hacer un giro en U que podría haber sido penalizado. Des Cars explicó que los criminales colocaron postes viales simulando trabajos de mantenimiento y que la seguridad del museo, luego de alertada, impidió que prendieran fuego al vehículo antes de la huida, lo que permitió conservar evidencia que podría ser útil para la investigación.
Con respecto a las vitrinas de vidrio de la Galería de Apolo, la directora explicó que habían sido actualizadas en los últimos años con protección contra disparos, pero que se utilizaron amoladoras angulares para acceder a las joyas y que incluso así tuvieron que meter los brazos por una abertura pequeña.
Con respecto a la joya recuperada, dijo que los expertos del Louvre están evaluando el daño, que no se produjo al ser descartada sino al sacarla por la abertura mencionada. “Las evaluaciones iniciales señalan que sería posible una restauración delicada”.
En la noche del domingo 26, la Policía francesa anunció que había detenido a dos hombres con antecedentes por robo. Uno de ellos estaba a punto de marchar hacia Argelia y el otro planeaba huir a Malí.