Quince colonos armados y enmascarados atacaron al cineasta palestino Hamdan Ballal en la aldea de Susya en la zona de Masafer Yatta, al sur de Hebrón, de acuerdo al periódico británico The Guardian, que cita como fuente el testimonio de cuatro activistas estadounidenses del Centro Judío para la No Violencia. Luego, Ballal fue detenido por el ejército de Israel.

Ballal es uno de los cuatro directores de No Other Land, el documental que registra la destrucción sistemática de las viviendas de los palestinos de Cisjordania por parte de colonos y militares israelíes. El 2 de marzo de este año el film ganó el Oscar 2025 como mejor documental.

La película, que se rodó entre 2019 y 2023, fue codirigida por Ballal, Basel Adra (palestinos), Yuval Abraham y Rachel Szor (israelíes). Especialmente, se enfoca en la situación en Masafer Yatta, en donde este lunes fue agredido Ballal.

El ataque de los colonos israelíes incluyó una pedrea que destruyó un tanque de agua cercano a la casa del director, y luego otra que lo hirió y dañó su auto, según los testimonios. Cuando los activistas por la no violencia consiguieron entrar a la casa del director, de donde colonos uniformados se lo llevaron y lo entregaron al ejército, había manchas de sangre provenientes de las heridas sufridas por Ballal, de acuerdo a los testigos.

En redes sociales, el codirector Yuval Abraham escribió: “Un grupo de colonos acaba de linchar a Hamdan Ballal, codirector de nuestra película No Other Land. Lo golpearon y tiene heridas en la cabeza y el abdomen. Los soldados irrumpieron en la ambulancia que había llamado y se lo llevaron. No hay rastros de él desde entonces”. El ministerio de Defensa israelí todavía no ha emitido comunicaciones sobre el asunto.

Tras conocerse el triunfo de No Other Land en los Oscar, el ministro de Cultura de Israel, Miki Zohar, había escrito en sus redes sociales que era un “momento triste para el mundo del cine”. Además, agregó: “En lugar de presentar la complejidad de la realidad israelí, los cineastas optaron por amplificar narrativas que distorsionan la imagen de Israel ante el público internacional. La libertad de expresión es un valor importante, pero convertir la difamación de Israel en una herramienta de promoción internacional no es arte, sino un sabotaje contra el Estado de Israel, especialmente tras la masacre del 7 de octubre y la guerra en curso. Precisamente por eso aprobamos una reforma del cine estatal: para garantizar que el dinero de los contribuyentes se destine a obras de arte que lleguen al público israelí, en lugar de a una industria que construye su carrera difamando a Israel a nivel mundial”.