Mientras las voces conservadoras ruegan por un arte sin política, mientras consumen una y otra vez historias que ensalzan el complejo militar-industrial, las primeras horas del Festival de Cannes ofrecieron un par de ejemplos de discursos comprometidos y críticos. La semana pasada, la tradicional cita cinematográfica del sur de Francia comenzó su edición número 78, con una ceremonia repleta de estrellas llevada a cabo en el Grand Théâtre Lumière, donde se reconoció a Robert De Niro con la Palma de Oro a la trayectoria. En su discurso de aceptación, el actor de 81 años volvió a apuntar contra el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
“En mi país estamos peleando como condenados por la democracia que una vez dimos por sentada. Esto nos afecta a todos los que estamos aquí, porque el arte es el crisol que une a las personas, como esta noche. El arte busca la verdad. El arte abraza la diversidad. Es por eso que el arte es una amenaza. Es por eso que somos una amenaza a los autócratas y los fascistas”, dijo De Niro mientras compartía escenario con Leonardo DiCaprio, quien le entregó el galardón.
El ganador de dos Premios de la Academia por El Padrino II y Toro salvaje continuó su discurso, atacando a Trump por su falta de interés hacia la cultura: “El presidente filisteo de los Estados Unidos se ha autoproclamado jefe de una de nuestras principales instituciones culturales”, dijo en referencia al Centro Kennedy para las Artes Escénicas. “Cortó los fondos y el apoyo a las artes, los estudios de humanidades y la educación. Y acaba de anunciar un arancel del 100% a las películas producidas fuera de Estados Unidos. Tienen que entender eso”.
“No se le puede poner un precio a la creatividad, pero aparentemente sí se le puede poner un arancel. Por supuesto, esto es inaceptable. Todos estos ataques son inaceptables. Y este no es solamente un problema estadounidense, sino uno global. No podemos hacer como si fuera una película y simplemente sentarnos a mirar. Tenemos que actuar, y tenemos que actuar ahora”, dijo De Niro, y agregó: “Sin violencia, pero con una gran pasión y determinación”.
Para cerrar, continuó con su pedido. “Es la hora de que todos aquellos a los que nos preocupa la libertad nos organicemos, protestemos y, cuando haya elecciones, votemos. Votemos. Esta noche, y durante los próximos 11 días, mostremos nuestra fuerza y nuestro compromiso al celebrar el arte en este glorioso festival. Liberté, Égalité, Fraternité”.
Carta abierta
El 16 de abril, la artista y fotoperiodista palestina Fatma Hassouna (Fatem) fue asesinada en su domicilio de la ciudad de Gaza por un ataque aéreo del ejército israelí que también mató a una decena de integrantes de su familia. Un día antes, desde el Festival de Cannes se había anunciado que el documental Pon tu alma en tu mano y camina, dirigido por la iraní Sepideh Farsi y que tenía a Hassouna entre sus protagonistas, había sido elegido en el marco de la exhibición paralela de la Asociación para la Difusión del Cine Independiente (ACID en francés).
Unos 400 artistas y personalidades, que incluyen a Pedro Almodóvar, David Cronenberg, Alfonso Cuarón, Ralph Fiennes, Jonathan Glazer, Radu Jude, Lucrecia Martel, Viggo Mortensen, Mark Ruffalo y Susan Sarandon, firmaron una carta pública titulada “Artistas por Fatem”. “Tenía 25 años”, dice el texto. “Iba a casarse. Diez miembros de su familia, entre ellos su hermana embarazada, fueron asesinados por ese mismo ataque aéreo israelí”.
La carta señala que desde “la terrible masacre” del 7 de octubre de 2023, ningún periodista extranjero fue autorizado a entrar en la franja de Gaza. Desde entonces, más de 200 periodistas fueron asesinados intencionalmente.
“¿Por qué el cine, fuente de obras comprometidas con las problemáticas sociales de nuestras vidas, parece tan indiferente frente al horror de la realidad y la opresión que sufren nuestras hermanas y hermanos?”, agrega. “Como artistas y actores culturales no podemos permanecer en silencio mientras ocurre un genocidio en Gaza”.
Más adelante, agrega: “La extrema derecha, el fascismo, el colonialismo, los movimientos anti-trans y anti-LGBTQIA+, los movimientos sexistas, racistas, islamófobos y antisemitas libran su batalla en el campo de las ideas, atacando las publicaciones, el cine y las universidades, y por eso tenemos el deber de luchar”. Los firmantes llaman a “rechazar que el arte sea cómplice de lo peor”, a levantarse y “animarse a mirar a la realidad con la precisión de los corazones sensibles, para que ya no pueda ser silenciada y ocultada”.
“Rechacemos la propaganda que constantemente coloniza nuestra imaginación y nos hace perder el sentido de humanidad. Por Fatem, por todos los que mueren en la indiferencia. El cine tiene el deber de llevar sus mensajes, de reflejar nuestras sociedades. Actuemos antes de que sea demasiado tarde”, concluye la proclama.