Al regreso de sus estudios de cine en Alemania, Mario Handler comenzó a trabajar en el recién inaugurado Instituto de Cine de la Universidad de la República (ICUR) y, tras producir varios cortos, realizó su primer mediometraje, que supuso una ruptura en la cinematografía uruguaya. Carlos: cine-retrato de un “caminante” en Montevideo pone ante la cámara a un sujeto hasta entonces excluido de la representación audiovisual (un “vagabundo”) y además lo hace desde un punto de vista personal y de clara crítica social. Son elementos que se mantendrán en la prolongada carrera de Handler, que incluye Llamadas y Elecciones (ambas de 1967), Me gustan los estudiantes (1968), Aparte (2002) y Decile a Mario que no vuelva (2007).
Este miércoles, en el 60º aniversario de su estreno, Carlos…, será el centro del conversatorio Desigualdad y Pobreza, en el que participarán los investigadores Isabel Wschebor, Luis Duffur, Cecilia Lacruz, Aldo Marchesi, Andrea Vigorito y Paula Baleato, organizado por el Grupo de Estudios Audiovisuales (GEstA), el Centro de Estudios Interdisciplinarios Uruguayos (CEIU) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y el Laboratorio de Tecnologías para la Preservación Audiovisual de la Facultad de Información y Comunicación, que será la sede del evento.
En la ocasión, se va a proyectar, por primera vez, una copia en alta definición del mediometraje, realizada en instalaciones de la Udelar: se trata de un trabajo impulsado desde hace años por Wschebor y Lacruz, que se llevó en los laboratorios de preservación audiovisual de la FIC que dirige la primera.
“Esta película es la primera que se procesa y se escanea en 4K”, explica Wschebor. “La copia original pertenece al archivo privado de Mario Handler; eso también inaugura el trabajo en la FIC, porque los archivos que quedaron en custodia de la facultad son principalmente los de los cineastas que la Universidad y este laboratorio fuimos guardando, a la espera de que haya una una iniciativa pública interinstitucional de cuidado del patrimonio audiovisual, en la medida en que las instituciones involucradas lo entiendan como algo positivo”, aclara.
“En el ínterin, se hace todo un trabajo de limpieza, de acondicionamiento del material analógico, y después un trabajo de digitalización en el que se escanea cada uno de los cuadros a muy alta definición. Luego se hace una estabilización de los fotogramas, también en algunos casos, si la película en sí estaba muy deformada, eso se ve en la secuencia de fotogramas”, adelanta respecto de lo que se verá en la función.
Se trata de una digitalización, pero no de una restauración: “Se respetan los deterioros del fílmico, o sea que si la copia original tiene deterioros, perforaciones, deformación de la película, eso se va a ver en la proyección. No es una restauración digital, sino una digitalización en alta definición, y tiene una deontología de archivo en el sentido de que el espectador ve los deterioros que significan el hecho de una película de 60 años que haya quedado guardada sin volver a digitalizarse”, explica la investigadora.
De todos modos, no hay grandes secuencias disruptivas. “Eso ocurre en muy poquitos segundos de alguna parte de la película, sobre todo al inicio, porque es el inicio también del film, y entonces eso hace que la inestabilidad sea más visible, tal y como cuando lo veríamos proyectado. La idea es emular lo máximo posible el original. La música también se digitalizó a partir de los fotogramas porque era una banda de sonido óptico. Es una copia en 16 milímetros monocromática”, agrega Wschebor.
La película, de 31 minutos, marca una ruptura respecto del cine nacional, pero también respecto del cine con mirada social que se producía en la región. “Se empieza a ver el enfoque que después Mario categorizó como el del ‘documental humano’. Este cineasta está acompañando al sujeto en su vida y trata de retratarla. Y tiene una diferencia con, por ejemplo, la cinematografía de Santa Fe, de Fernado Birri, que en Tire dié hace con actores la teatralización de las voces de los marginales. En cambio, Mario se lleva a Carlos a grabar su voz adentro de la Facultad de Humanidades, donde él trabajaba en el ICUR. Imagínense, con todos los debates que existen hoy en torno a si las personas en situación de calle pueden entrar o no a los recintos universitarios, lo que fue esto en 1965, para entender lo disruptivo del contexto de producción de esta película. Eso, obviamente, deriva en una interpelación de qué significa hacer cine dentro de la Universidad”, afirma Wschebor.
Además, la producción de Carlos… provocó un debate legal, ya que su fuerte punto de vista individual promovió una temprana reflexión en torno a los derechos de autor dentro del ámbito de la Udelar.
En estos tiempos, en cambio, despierta interés por su inserción dentro de las corrientes que, en el arte y otros ámbitos de la cultura, buscaban ampliar la representación de diversos sectores sociales. De eso, y de las peculiaridades de la realización y la recuperación de la película, se conversará este miércoles. El propio Mario Handler participará en el debate vía Zoom, ya que reside en España desde hace un par de años.
Proyección y conversatorio sobre Carlos: cine-retrato de un “caminante” en Montevideo. Miércoles 18 a las 18.00 en el Aula Magna de la FIC (San Salvador y Jackson).