Dentro del cine que da miedo hay una subcategoría que corresponde a aquellas películas cuyos protagonistas asustan con la ayuda de objetos cortantes que utilizan para hacerles mucho daño a los demás integrantes del elenco, de los que siempre se termina salvando alguno. Si la taquilla acompaña, él o los asustadores también se salvan y regresan, una y otra vez, con sus objetos cortantes y su sed de sangre.

Con o sin tintes sobrenaturales, el cine slasher nos ha dejado asustadores inolvidables como Norman Bates (Psicosis), Jason Voorhees (Viernes 13), Freddy Krueger (Pesadilla), Michael Myers (Halloween), Chucky (El muñeco diabólico), Ghostface (Scream), Leatherface (La masacre de Texas) y hasta el veterano que hace los rompecabezas sádicos en El juego del miedo. Y después está el Pescador.

En 1997 se estrenó Sé lo que hicieron el verano pasado, un slasher sobre unos amigos que atropellan a una persona y hacen un pacto para mantener el hecho en secreto. Un verano más tarde regresan a la ciudad del crimen y se encuentran con que alguien “sabe lo que hicieron” y, sin más aura que un traje de pescador y un gancho, comienza a hacer lo que se les hace a los pescados. “Entra cuchillo, salen las tripas”, diría Bart Simpson.

La película no tuvo las mejores críticas, pero fue un éxito de taquilla que ocasionó secuelas y hasta una serie de televisión. Esto podría explicarse, más allá de los gustos del público por ver cómo entra el cuchillo y salen las tripas, por su elenco cargado de estrellas en ascenso como Jennifer Love Hewitt, Sarah Michelle Gellar, Freddie Prinze Jr. o Ryan Phillippe. No se volvió un fenómeno cultural, pero tampoco lo hicieron las películas de Avatar y ahí las tienen, todavía contando dinero de las entradas.

Todo lo bueno se recicla y en la era de las propiedades intelectuales todo lo demás también se recicla. Eso explica la llegada de Sé lo que hicieron el verano pasado (con exactamente el mismo título), una nueva aventura en el “pescadorverso” que cumple con lo mínimo que se le pide a esta clase de historias y que tiene como protagonistas a figuras en ascenso, aunque es muy pronto para comparar a cualquiera de ellos con un cuerpo celeste que brilla con luz propia.

La acción transcurre en la actualidad en Southport, Carolina del Norte, el mismo sitio de la macana automovilística original. Los jóvenes que vuelven durante el verano a su ciudad natal se reúnen en torno a una fiesta de compromiso, y en una aventura por la carretera que tiene el obligatorio homenaje a la creación del primer Pescador protagonizan un accidente que catalizará la llegada de un nuevo Pescador para las nuevas generaciones. Ocurre, como es de esperar, al verano siguiente.

Jennifer Kaytin Robinson, quien en 2022 fue coguionista y directora de Revancha ya (disponible en Netflix), aquí cumple los mismos roles. Aquella película fue bien recibida, pero en este caso no logra que el resultado se despegue de lo que, en otros tiempos, hubiera sido una secuela editada directamente en video. La recaudación, de todas formas, sí está siendo exitosa.

¿Qué debe tener un slasher para que sea memorable? Lo mismo que las demás películas: personajes o situaciones que se destaquen por su originalidad o su presentación. Aquí estamos lejos de arrancarnos los ojos (o de que algún asustador lo haga), pero en la mayoría de las decisiones creativas, desde la elección del elenco hasta las muertes, faltan los hallazgos.

Madelyn Cline y Chase Sui Wonders son nuestras nuevas “scream queens”, como se conoce a las víctimas perfectas de esta clase de films. Y más allá de que la primera aporta una ironía (fina y no tanto, dependiendo del momento), ninguna de las dos logra convencernos de que está en apuros. No sé si será incapacidad o toxina botulínica, pero corren por sus vidas y no se les dibuja un solo pliegue en sus frentes.

La trama incluye el consabido intento de las autoridades locales por tapar lo que está ocurriendo, pero tampoco parece alimentarse de esta era de posverdades y posmentiras para hacer alguna clase de comentario con eso. La presencia de figuras de la historia original funciona, y zafa mejor que otros ejercicios nostálgicos recientes, pero no es suficiente para convertirse en un entretenimiento recomendable. La resolución también funciona, eso hay que decirlo.

En eso de quedar a mitad de camino, en un momento alguien dice “¡basta de esta mierda al estilo Scooby-Doo!”, en referencia a los jóvenes que intentan desenmascarar al culpable. El problema es que quedan a mitad de camino entre el dibujo animado de Hannah Barbera y el slasher disfrutable. Y eso que el elenco original incluía a quienes fueron Fred y Daphne en la gran pantalla (este dato no aporta mucho, pero me pareció simpático).

Sé lo que hicieron el verano pasado. 111 minutos. En cines.