El actor, director y productor estadounidense Robert Redford, figura destacada de Hollywood en el siglo pasado, murió este martes a los 89 años, según informó su publicista, Cindi Berger. “Robert Redford falleció el 16 de setiembre de 2025 en su hogar de Sundance, en las montañas de Utah, el lugar que amó, rodeado de sus seres queridos. Lo extrañaremos mucho”, dice el comunicado, que solicita privacidad para la familia del artista.
Nacido en el seno de una familia de clase trabajadora de Santa Mónica en 1936, soñaba con convertirse en artista y establecerse en París. Recorrió Europa luego de la muerte de su madre en 1955 y allí comenzó a formar su conciencia social. “Fue la primera vez que desarrollé cierta visión política, porque cuando era chico la política no podía importarme menos”, contó en 2014 a The Hollywood Reporter. Durante gran parte de su vida fue activista por el ambiente y por los derechos de los nativos norteamericanos y la comunidad LGTBQI+.
A su regreso de Europa se inscribió en la Academia Estadounidense de Arte Dramático y en 1960 tuvo sus primeras oportunidades en televisión y cine: la aparición en un episodio de la serie Maverick y un papel en la película Tall Story, respectivamente. Rubio, alto, buen mozo, sus escenas llamaban la atención. En 1963 fue nominado a los Premios Emmy por su actuación en la serie antológica Alcoa Premiere y cuatro años más tarde ganó el Globo de Oro como actor revelación por la película Intimidades de una adolescente.
Su ascenso al estrellato de Hollywood se produjo en 1969 cuando coprotagonizó, junto con Paul Newman, Butch Cassidy y Sundance Kid. El rol de Sundance Kid, que le valió un premio de la Academia Británica, había sido ofrecido a colegas como Warren Beatty, Steve McQueen y Jack Lemmon. La pareja de galanes hollywoodense repitió protagonismo en 1973 en El golpe, donde interpretaban a dos estafadores. La película ganó siete premios de la Academia, entre ellos el más importante, y le valió una nominación a Redford por su actuación.
En los años 70 desarrolló su productora y a través de ella surgió, entre más de 20 títulos, la biopic Todos los hombres del presidente, que también coprotagonizó. En esa película, Dustin Hoffman y él interpretaron a Carl Bernstein y Bob Woodward, los periodistas que pocos años antes habían destapado el escándalo de Watergate que llevara a la renuncia del presidente de Estados Unidos Richard Nixon. El propio Redford fue quien negoció la venta de los derechos cinematográficos con Woodward y Bernstein.
Otras actuaciones recordadas son la del cazador que se enamoraba del personaje de Meryl Streep en África mía (1985) y la del millonario que le ofrecía un millón de dólares a una pareja (interpretada por Demi Moore y Woody Harrelson) por pasar una noche con la mujer en Propuesta indecente (1993). Por esta última película Robert Redford estuvo nominado como Peor actor en los premios Razzies, los “anti-Oscar” que cada año se burlan de los estrenos más fallidos.
Aunque no abandonó su carrera como actor, el siempre juvenil Robert Redford había debutado como director unos años antes, en 1980, con Gente corriente, protagonizada por Donald Sutherland y Mary Tyler Moore. Al año siguiente, en los Premios Oscar se llevaría las estatuillas de Mejor película y Mejor director, superando a Toro salvaje, de Martin Scorsese, y El hombre elefante, de David Lynch, entre otras nominadas. Dirigiría otros ocho largometrajes, entre los que se destaca Quiz Show: el dilema (1994), por el que fue nuevamente nominado al Oscar como director. Aquel fue el año en el que arrasó Forrest Gump, dirigida por Robert Zemeckis.
El divulgador
Su pasión por el cine lo llevó a crear el Instituto Sundance, organización sin fines de lucro que apoya al cine y el teatro independientes, que luego se volvería reconocida por el Festival de Cine de Sundance. “Empezó en 1985 y no había apoyo alguno. Había una sola sala de cine y quizás tres restaurantes en el pueblo. No estaba seguro de si iba a funcionar”, recordó en 2016 en conversación con Vanity Fair.
“Vinieron pocas personas, tal vez un centenar, que se preguntaban qué pasaba en ese cine. Teníamos creo que 25 películas, seis documentales, y así comenzamos. Por tres años fue un gran esfuerzo, hasta que llegó Sexo, mentiras y video. Rápidamente se supo que por acá pasaban cosas”, dijo en referencia a la película de Steven Soderbergh, que se transformó en un hito del cine independiente en 1989.
“Cuando empezó a hacerse popular me di cuenta de que las audiencias venían porque iban a ver algo que no verían en el circuito comercial”, agregó. “Con la globalización de principios de los 90 empezamos a traer películas de otros países, y a sus creadores. De repente nos volvimos internacionales”, agregó.
En esa misma charla le preguntaron por su década favorita de la industria. “Los 70. Creo que fueron unos años maravillosos. Fue un tiempo en el que el mainstream permitió que se realizaran películas independientes bajo su ala. Lo tenías todo junto. Había experimentación en cosas como Hair (1979), toda clase de cosas nuevas. Estaba ocurriendo un cambio. Los 60 tomaron impulso y dieron inicio a algo que finalmente ocurrió en los 70. Formé parte de eso, fue mi período de crecimiento. Fue una época realmente emocionante”.