Esta noche habrá punto de quiebre. Quien gane pondrá la serie 3 a 2 a su favor y quedará a una victoria de consagrarse campeón de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB) 2017-18. Ni más ni menos.

Mirado desde hoy hacia atrás, Aguada llega a este quinto juego con un envión anímico y basquetbolístico más alto que el de Malvín. Primero, porque nunca es fácil remontar un 0-2 en contra. Pero más importante, aun, es de la forma que el aguatero lo hizo, con una goleada en la tercera final y con mucha contundencia en la pasada. Aguada ajustó cosas y ajustó bien: la marca en toda la cancha a Marcos Cabot -generalmente realizada por Federico Pereiras- le quitó orden a Malvín; los ajustes defensivos en los pick and roll entre Nicolás Mazzarino y su compañero de turno le han permitido al aguatero cubrir las descargas en los tiros exteriores; mejoró mucho la tarea en rebotes, tanto defensiva como ofensiva; y, mirando en ataque, tuvo el gran destape de Andrew Feeley, bien acompañado por el mercedario Demian Álvarez.

Malvín, si bien mejoró en la cuarta final, acusó recibo de la goleada anterior. Quedó lejos de su gran performance en los dos juegos iniciales, donde ganó con autoridad. En estas dos últimas derrotas -quitando la penosa labor defensiva de la tercera- a Malvín pareció faltarle esa rotación en ataque que tan buenos réditos le dio y le da. Salvo por el goleo de Mazzarino y algo del extranjero Harper Kamp, el resto no ha logrado influir para dañar al rival. A propósito de extranjeros: devolverle la confianza a Dominic McGuire también es tarea del colectivo playero.

Con todo, con ajustes y reajustes de uno y otro lado, nada mejor para definir la LUB: los dos mejores equipos del año.