El XIII Campeonato Continental Absoluto de Ajedrez de las Américas llega a su fase final. Mientras los mejor rankeados buscan un lugar en el play off que se disputará el domingo, el resto aprovecha para ganar competencia y aprender de los grandes maestros americanos.

¿Cómo se hace para caer bien parado tras la derrota?

La frustración se define en los diccionarios como “la imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo”. Cuando un deportista -en esta caso un jugador de ajedrez- pierde ante alguien de su nivel, entonces puede que aparezca la frustración. Incluso en el desnivel, el jugador busca el triunfo y cabe la posibilidad también de que se frustre ante una derrota esperada. En el ajedrez existe el sistema de puntuación ELO, de carácter universal y regulado por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), desde julio de 1971 cuando se publicó la primera lista de los ajedrecistas rankeados. En aquella nómina figuraba primero el campeón mundial estadounidense Bobby Fischer, delante de ocho soviéticos y un danés (en el sitio www.olimpbase.org puede encontrar esta y otras historias con más detalle).

El sistema ELO permite dividir al mundo ajedrecístico en interminables categorías. Ya forma parte de la cultura del ajedrez, al menos en los circuitos profesionales. Incluso en sitios web de ajedrez para todo público, como lichess.org, los jugadores tienen una especie de ELO que les permite enfrentarse a rivales de nivel similar. El noruego Magnus Carlsen es el actual número uno del mundo con un ELO de 2880. Como es de esperar, no se mide con rivales de menor rango por la simple razón de que eso no sucede, además de que implicaría enfrentar a jugadores de diferentes “divisionales”. Igual existen los casos, generalmente en las primeras rondas, donde dos rivales de diferente handicap deben medirse con un tablero de por medio. En esos casos, el jugador de ranking menor tiene la experiencia de aprender de primera mano de alguien que tiene un ranking mayor. Tal como ocurrió en este torneo continental en la partida entre el uruguayo Álvaro Guerrero y el campeón estadounidense Samuel Shankland. Al cierre del enfrentamiento, el compatriota expresó a la diaria que su rival era “como una máquina”.

Sin embargo, cuando la diferencia de ELO no es abismal, hay giros inesperados que ensalzan la faceta más deportiva del juego. También durante este torneo que se disputa hasta el domingo en el Hotel Regency Way de Pocitos han tenido lugar resultados contra los pronósticos. El uruguayo Facundo Vázquez (1969 de ELO) obtuvo un triunfo ante la reciente campeona argentina, Florencia Fernández (2203 de ELO). El chileno Sebastián Donoso (2184 de ELO) le ganó al argentino Tomás Sosa (2453 de ELO). Son algunos de los resultados que desafían la lógica. Para el tres veces campeón nacional Manuel Larrea, otro de los cerca de 60 uruguayos que juegan este torneo, “el camino del ajedrecista es pulirse día a día”, dijo a este medio entre partida y partida.

Larrea destaca que el chileno Donoso estuvo segundo en la clasificación general del torneo y está “casi a cuatro categorías” de Shankland, el ajedrecista mejor clasificado del Continental y reciente campeón de Estados Unidos. Larrea también cuenta que compartió un desayuno con el estadounidense, en donde éste reconoció que casi se le escapa la partida ante el argentino Diego Flores, la noche anterior. “Era una partida para publicar en revistas, pero el argentino no logró definir”, observó el uruguayo, campeón nacional en 2010, 2013 y 2015.

“Se aprende más en los juegos que se pierden que en los que se ganan”. La frase se la atribuyen al ajedrecista cubano José Raúl Capablanca, campeón del mundo en 1920 sin haber jugado la final, puesto que el alemán Emanuel Lasker le dio el crédito de antemano.

“El fracaso es una de las enseñanzas más grandes que tiene la vida y hay que aprender a dominarse a uno mismo ante la adversidad. Porque nadie debe dominarse ante la victoria, ¿cuál es la frustración si ganaste?”, reflexiona en diálogo con este medio el 17 veces campeón nacional, Bernardo Roselli.

Para la ajedrecista uruguaya Lucía Malán, medalla de plata en el XII Festival Sudamericano de Ajedrez de la Juventud en Chile de 2016, es “obvio” que el jugador se frustra cuando le va mal. “Después tenés que ponerte a estudiar más en serio y con ganas”, sostiene Lucía, una de las integrantes de la delegación uruguaya que viajará en setiembre a Batumi, Georgia, para jugar la olimpíada de ajedrez. El resto del equipo femenino lo integran Natalia Silva, Andreina Quevedo, Patricia de León y Daiana de León. El equipo masculino está compuesto por Andrés Rodríguez, Bernardo Roselli, Nicolás López, Luis Rodi y Rafael Muníz.

Hay una ronda de jóvenes ajedrecistas que conversan de manera distendida al ingreso de la sala. Uno de ellos es el uruguayo Gabriel Kimelman, número 7 de Uruguay según el sistema ELO. En diálogo con la diaria, cuenta que resuelve la frustración de manera personal y que con el paso de los años encuentra mejores mecanismos para evitar sentirse mal o derrotado. “Se consiguen cosas valiosas enfrentando a jugadores tan buenos”, explica. Por su parte, Pedro Suárez, uno de los uruguayos más jóvenes del torneo con 15 años, señala que luego de la derrota “hay que seguir practicando, estudiando y repasar el error cometido”.

En el vestíbulo

Hay caras que se repiten: los jugadores son los mismos que los del otro día. El ambiente que hay en la sala donde se disputa el torneo es de camaradería. Un jugador habla con otro por lo bajo sobre una partida que acaba de perder. Otro jugador le explica a un interesado del público por qué es mejor una jugada que otra en determinados contextos. Mientras, varios jugadores de alto nivel se encuentran sumergidos en sus respectivas partidas que cuentan con buena cantidad de público. El hecho de estar en el torneo alcanza para estar de buen ánimo, expresaron muchos jugadores uruguayos a este medio.

En el correr de los días se pudo observar que los ajedrecistas bebían mucho café, motivo por el que la Federación Uruguaya de Ajedrez (FUA) cambió la cafetera doméstica por una industrial. El secretario de la FUA, Alexis Augoustis, dijo que el clima en la sala de análisis también es “amigable” y que son muchos los maestros que se prestan a analizar partidas ante el público interesado. En este espacio de análisis, a unos 30 metros de la sala principal, se repasan las partidas para entenderlas mejor e interpretarlas según el maestro que lidera la sesión

Luego de ocho rondas completadas, el torneo clasificatorio al mundial de Janti Mansisk, Rusia, tiene en punta al argentino Diego Flores, al paraguayo Neuris Delgado y al estadounidense Samuel Shankland. Los uruguayos mejor ubicados son Andrés Rodríguez y Bernardo Roselli.

En la actualidad, según el ranking a nivel de países de la FIDE, Uruguay se ubica en el puesto 71, debajo de Paraguay (62) y Venezuela (57); por encima de Ecuador (75) y Bolivia (92). La FIDE arma este ranking en función de los puntajes cosechados por los 10 mejores jugadores de cada país. “Deberíamos tener las condiciones para jugar bien al ajedrez, porque somos un país intelectual, con buenos números desde el punto de vista de la alfabetización. Tenemos luz eléctrica y nuestra calidad de vida está muy bien. Ahora, y voy a hablar solo del ajedrecista, el uruguayo tiene falta de compromiso. Yo con muy poca cosa llego a ser de los mejores de Uruguay”, expresó Roselli a la diaria.

Todos los resultados de este y otros torneos se pueden ver en www.chess-results.com.