Qué importante es tener soluciones en el banco. Mucho, más allá de que son varias las teorías que sostienen que los 11 titulares son los jugadores más importantes o determinantes. Sí, pero todo es discutible, en principio. Nadie dudaría de la calidad futbolística de Alan Dzagoev, ayer titular en la selección rusa. Lo cierto es que tras su lesión apareció la carta ganadora: Denis Cheryshev. Y más allá de que la noticia fue que en el estadio Olímpico Luzhnikí, de Moscú, Rusia inauguró el Mundial goleando 5-0 a Arabia Saudita, no debe pasar desapercibido que Cheryshev fue determinante.

El volante ofensivo que juega en Villarreal metió dos goles y demostró su gran calidad técnica. En el primero levantó la pelota para que dos saudíes pasaran de largo con su barrida y luego, sin marca, fulminar al arquero; en el segundo mandó un tiro desde el borde del área, que entró arriba, casi al ángulo. Los goles de Cheryshev fueron el segundo y el cuarto. Los otros los hicieron Yuri Gazinskiy, Artiom Dzyuba y Aleksandr Golovin.

Rusia fue muy superior prácticamente en todos los aspectos. Es necesario decirlo porque en el segundo tiempo (con diferencia a favor de 2-0) entregó la posesión a los árabes. Así y todo, se las ingenió para ofender y terminó encontrando la goleada.

Sus mayores virtudes fueron dos: primero, presionar; segundo, como consecuencia de lo primero, ser efectivos para mandarla adentro. Pero efectivos posta: de cinco tiros al arco llegaron los tres goles iniciales. El primero vino a los 12 minutos. Centro desde la izquierda, y Gazinskiy ganó por arriba para convertir. Al final del primer tiempo, como para liquidar la cosa, el ingresado Cheryshev definió fuerte y arriba, luego de una buena jugada rusa de toque y rotación. Para liquidarlo, más allá de que Arabia Saudita intentó cuando tuvo la pelota –pero siempre sin profundidad–, el grandote Dzyuba entró a hacer lo que le mandaron: ganar de cabeza en el área. Un minuto en cancha y adentro, 3-0. La frutilla de la torta fueron los golazos del final, el cuarto y el quinto. Primero, a la carrera, la colgó Cheryshev, y después vino el tiro libre de Golovin.