No hay corazón que aguante tanto esfuerzo, que contenga tanta ilusión distante, que entienda que se gana y se pierde, y que hay veces, las más, que se pierde mucho más de lo que se gana en la alta competencia. Anoche en San Juan de Puerto Rico, en la final que marcaba el calendario, dado que sólo quedaba un cupo para uno de los dos, el seleccionado uruguayo de básquetbol dio todo, pero no pudo con Puerto Rico, un gran rival, que sigue sumando mundiales.

Así sí / así no

Agridulce fue el primer tiempo, que mostró a los visitantes muy seguros y certeros en los primeros 10 minutos, y a los locales dando vuelta la tortilla en los otros 10. Uruguay hizo un primer cuarto casi de excelencia, dando una lección de cómo neutralizar y defender el básquetbol de corridas y tiros y con restringidos pero seguros aciertos cuando tuvo la pelota y debió elegir el tiro. Después de empates en 3, en 5 y en 7, con aciertos de Esteban Batista, Mathías Calfani y Luciano Parodi, que puso el primer triple, se llegó a tomar una distancia de 10 puntos (19-9), con el que terminó el primer cuarto.

El uruguayo Matías Calfani, ayer, durante el partido con Puerto Rico.
Foto: FIBA, s/d de autor

El uruguayo Matías Calfani, ayer, durante el partido con Puerto Rico. Foto: FIBA, s/d de autor

El comienzo del segundo cuarto fue durísimo: en sólo dos minutos nos cobraron cuatro faltas y cambiaron por gol los libres. Los boricuas rápidamente se pusieron en juego y con un 10-0 empataron en 19. Recién a los 4 minutos Panchi Barrera rompió el cero celeste del segundo cuarto y logramos volver a pasar. El elenco local rompió en primera línea y allí consiguió los puntos que le faltaban. Lo mismo por medio de los triples, que con descargas atrás hicieron que los puertorriqueños se fueran al descanso largo seis puntos arriba (32-26). Ese modelo de corte transversal del partido sería el indicador de lo que restaba del juego. Tanto para Uruguay como para Puerto Rico habían quedado establecidas las fortalezas y debilidades que significarían el éxito o el fracaso en la intención de ganar y meter al equipo en China.

Hasta el final

El segundo tiempo volvió a mostrar al esforzadísimo quinteto uruguayo defendiendo muchísimo, y con un enorme manejo de los tiempos de Esteban Batista, que empujó al equipo hasta ponerlo al lado. Ese fue el muestrario del tercer cuarto. Volvimos a encontrar la neutralización de los puertorriqueños y con mucho esfuerzo, que nos cansaba hasta a los que no estábamos sobre el flotante, ponerla en la pintura para que Batista llegara al aro. Llegamos a pasar con triple de Panchi, pero ellos volvieron adelante, y finalmente el tercer cuarto se cerró con el equipo local 46-41.

En la última parte del partido consiguieron desde el arranque la máxima de 9 (50-41), pero un triple de Bruno Fitipaldo nos arrimó. Gian Clavell estuvo incontenible y con una sucesión de enceste que sumaron de a tres tomaron una enorme ventaja de 13 puntos (58-45), a falta de poco más de tres minutos. Sumando y apretando, el quinteto de Magnago llegó a bajar la distancia y logró ponerse a cinco puntos a falta de un minuto y medio, y a un triple en el minuto final, pero Clavell, enorme en todo momento, puso un triple desconsolador.

Uruguay siguió en la pelea y un triple de Parodi nos volvió a poner a un doble, 63-61. Huertas convirtió un libre de dos y Parodi, a falta de dos segundos, hizo bailar por el aro el triple que nos hubiese dado el empate. Finalmente el triunfo y la clasificación fueron para Puerto Rico, que ganó 65-61. Fue un gran partido de Uruguay, y estuvimos cerca. A seguir compitiendo.