En el cierre de la cuarta fecha del Torneo Apertura, Peñarol jugó con las cartas vistas. La cuenta era clara: si ganaba, pasaba a ser el líder en solitario del campeonato. Y lo hizo. Fue 1-0 con gol de Gabriel Fernández. Cuarta victoria consecutiva de los de Diego López. Los mira de arriba.

1. La llave

Es lo que tienen los goleadores. Hasta no es necesario que brillen todo el tiempo. Les alcanza una y la cosa cambia. Eso hacen los goles. De las tantas virtudes que tiene Gabriel Fernández, ayer se destacó por su inteligencia y el sentido de ubicación. Primero estuvo atento para robar una pelota que el zaguero Martín González dejó en el intento de dársela a Jorge Bava. El Toro vio el regalo, lo tomó y la pinchó cruzada ante la salida del arquero. Se fue apenas. En la segunda no falló. Nació de un tiro libre en la mitad de la cancha. Sacó rápido Peñarol, ahí ganó un tiempo. La pared entre Fernández y Brian Rodríguez fue buena, pero la devolución le quedó atrás. La virtud del Toro en esa fue acomodar el cuerpo. Se cubrió del defensor, sacó el zurdazo cruzado y pimba, un gol que vale un poco más: gol, tres puntos, ser líder en solitario. Cosa de goleadores.

2. Aberturas

El partido, por lo que propusieron los dos, fue abierto. Liverpool no jugó mal, pero fue un tanto desordenado de adelante para atrás. Esto le pasó porque intentó atacar con muchos hombres y, al perderla, a los negriazules les costaba encontrar la marca o el espacio. Para colmo de males, cuando más controlado parecía que tenía el partido, llegó el gol aurinegro.

Nicolas Acevedo, de Liverpool, y Lucas Viatri, de Peñarol, ayer, en el estadio Campeón del Siglo.

Nicolas Acevedo, de Liverpool, y Lucas Viatri, de Peñarol, ayer, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Sandro Pereyra

Lo mejor de Peñarol fue la banda izquierda. El tándem Rodrigo Rojo y Brian Rodríguez dio sus frutos. Durante el primer tiempo fueron la salida permanente del aurinegro. Tuvieron en Walter Gargano un buen socio. Cuando éste se lesionó, el socio siguió siendo bueno: Cristian Cebolla Rodríguez.

3. El cerrojo

Cuando el partido estaba cero a cero paso la citada jugada de Gabriel Fernández que se fue afuera y, en la siguiente, Estoyanoff reventó el ángulo con un tiro de larga distancia. Además, el pibe Rodríguez y Lucas Viatri desperdiciaron un par de situaciones definiendo mal. No son situaciones menores, porque si uno suma el marcador pudo ser más amplio.

Lo que pasa siempre con los 1-0 es que dejan la puerta abierta al empate. Liverpool no pudo sacar buenas jugadas de las pelotas quietas, y eso que tuvo muchas. Y cuando fue claro, cuando pudo definir mano a mano, la figura enorme de Kevin Dawson les dijo que no. Es tan importante como el gol convertido.

Por eso, de atrás hacia adelante y viceversa, y algunas otras razones, Peñarol manda en el Apertura.