Jugando en su casa, Peñarol sumó los tres puntos ante Boston River y arrancó con buen pie el Intermedio, quedando primero de su grupo junto a Defensor Sporting. Los goles aurinegros los hicieron dos juveniles de la cantera: Brian Rodríguez, uno, y Darwin Núñez, tres (y la pelota a casa).
1. Encontrar lo buscado
El talento individual suele desenmarañar los partidos, incluso en ocasiones donde lo colectivo parece ser más contundente. Si se habla de virtudes personales, hay varios carboneros que se destacan casi que con regularidad. Dos son Walter Gargano y Brian Rodríguez.
Éste último metió el primer gol. Pero no fue eso nada más. En esa jugada su virtud fue la pegada. La jugada era por el otro lado y ni Núñez ni Gastón Rodríguez pudieron encontrar la pelota. Brian, que venía a la carrera por su senda zurda, le pegó como venía, firme y arriba, así como le pegan los que saben mucho. Eso es calidad, definir es virtud, entre las dos cosas sacó petróleo de una pelota que bien se pudo ir al lateral.
A Gargano no se lo descubrió hace dos minutos. Más bien ha dado cuentas de su talento durante larga carrera vestido de cualquier color. En la tarde noche del domingo, cuando Peñarol no podía sacar una pelota cercana a su arco, el volante la encontró, miró adelante y la tiró. Cualquiera diría que la bombeó lejos, quitándose el problema de encima, pero lo que hizo fue poner a Núñez mano a mano con Gonzalo Falcón, arquero del Boston. Últimamente, el juvenil no parece desaprovechar las oportunidades.
2. Brillo en la oscuridad
Boston River quiso pero no pudo. Más fácil: no le salió la parte de generar situaciones de gol. Sí le salió bien el plan defensivo en la mitad de la cancha. Prácticamente bloqueó el circuito Gargano-Guzmán Pereira, situación que hizo que Peñarol jugará más bien con pelotazos largos que buscando transiciones al pie. Claro que, si bien tuvo éxito en la tarea de marca, con el paso del tiempo y la diferencia en contra, le quedó lejos poder descontar.
Más allá de que no pudo desplegar el juego ordenado entre defensa y ataque, Peñarol controló el partido. En varias ocasiones se recostó a la zona de defensa y, una vez conseguida la pelota, salió de contragolpe. Esa parte no la pudo remediar Boston River. Y, en la noche inspirada de Brian y Darwin, en una de esas los dos se juntaron, hicieron una especie de tijera, Brian cortando de izquierda al centro y Núñez al revés, el volante se la pasó y el delantero definió con categoría, abriendo el cuerpo y dándole con borde interno.
Núñez fue la gran figura de la noche. Cerró su actuación metiendo un hattrick. Goleador juvenil ahora goleador en el primer equipo. A falta de Gabriel Fernández, bueno es mirar para adentro. Tiempo al tiempo.