Federico Pereira fue expulsado el 8 de marzo de 2020 cerca de las 18.00, la hora de la convocatoria a marchar por mujeres y disidencias desde la plaza Libertad hasta la Universidad de la República. En un día de reivindicaciones, en la tribuna, algo más de lo mismo. La cancha, ese mundo anacrónico donde un alambrado permite las terrajadas más extremas. Las llamadas conmemorativas del 8M en la previa del juego son un conjunto de protocolos políticamente correctos, casi tan latosos como el “feliz día”.

En el entretiempo la marea fanática de Liverpool viró su caudal para el arco de espaldas a la calle Carlos de la Vega. Sobre ella, en la azotea de una de las casas, una pareja de veteranos descamisados hicieron sobremesa mirando el partido. Sobre el mismo arco cayó el empate que el lineman anuló por fuera de juego. La apertura había estado a cargo de Hernán Figueredo para el local. Ataque por ataque, transición por transición. Cuando Andrés Cunha se fue al piso por dos amagues de un Alan Medina inspirado nos reímos todos, hasta él mismo. Otro encendido fue Martín Cachimba Correa. Un Correa corriendo por la punta con la negriazul nos hace a muchos acordar a Néstor, el Diablo.

El gaucho del Pantanoso, a pesar del hombre de más, se vio desbordado por la propuesta constante. El ingreso de Rodrigo Viega supuso una referencia técnica para ganar en posesión. Liverpool, gurí por gurí y a redoblar esfuerzos estirados por la minoría. Todos tienen buen pie. En la tribuna siguieron con lo de “puto” y “tu hermana”. Adentro, un ritmo intenso que permitió hasta caños. Los hinchas de Progreso, enardecidos con el línea, se trepaban atrás de una bandera que sostenían con orgullo: “Desde la panza de la vieja hasta el cajón”.

Los del negro de la cuchilla de Belvedere, algo más entonados con la cantinela. Los veteranos en la azotea de Carlos de la Vega, impávidos, deseosos de goles. Se distrajeron apenas con el más allá que cambiaba de color. Progreso tenía la respuesta en el banco de relevos. Primero el ingreso de Viega y luego el de Nahuel Roldán le cambiaron el semblante. El segundo, incluso, consiguió el anhelado empate 1-1. Los hinchas se olvidaron del línea. Entraron en la lógica de la esperanza de los últimos diez minutos. Lo tuvo sobre el final, a pesar de haberse quedado en igualdad numérica por la expulsión de Álex Silva. También lo tuvo Emiliano Alfaro, que había entrado por Correa, tras una arremetida de Guillermo Firpo, con agresividad y buen gesto.

Rico duelo de vecinos del oeste montevideano. Se sacaron chispas, mas no ventajas. En el último suspiro Gonzalo Jara la dio contra el vertical, el rebote de Roldán tuvo el mismo destino de hierro, para que Joaquín Gottesman finalmente la guardara en las piolas, pero estando adelantado. Hubo aplausos en ambas tribunas.

Detalles

Cancha: Estadio Belvedere Árbitros: Andrés Cunha, Nicolás Tarán y Aecio Fernández.

Liverpool (1): Sebastián Lentynelli, Camilo Cándido, Federico Pereira, Ernesto Goñi, Franco Romero, Fabricio Díaz (82’ Guillermo Firpo), Hernán Figueredo, Alan Medina, Lucas Ocampo, Agustín Dávila (65’ Alex Vázquez), Martín Correa (74’ Emiliano Alfaro).

Director técnico: Román Cuello.

Progreso (1): Nicola Pérez, Martín Marta, Rodrigo Mieres (52’ Lucas Ferreira), Javier Méndez, Esteban González, Joaquín Gottesman, Gonzalo Jara, Fabricio Fernández Pertusso (58’ Rodrigo Viega), Alexander Rosso, Álex Silva, Santiago Gaspari (67’ Nahuel Roldán).

Director técnico: Leonel Rocco.

Goles: 9’ Hernán Figueredo (L), 80’ Nahuel Roldán (P).

EXP: 41’ Federico Pereira (L), 89’ Álex Silva (P).