Maira Moneo se topó con el boxeo a los 16 años, buscando mejorar su carácter por medio del deporte. Caminaba por su barrio, La Unión, cuando decidió incluir los guantes en su vida, sin ninguna intención de que se transformaran en su pasión.

Hoy, con 28 años de edad y 1,65 metros de altura, compite en la categoría ligero, que va desde los 59 a los 61,200 kilos, tiene 15 peleas amateurs, y desde 2018 se inició en el boxeo profesional, ámbito en que disputó ocho enfrentamientos de los que solamente perdió uno: su primera pelea en Argentina con Yanina Lescano, en que la descalificaron injustamente por un choque de cabezas accidental. Al siguiente combate en el mismo país, venció a Ana Romina Guichapanien y se coronó campeona sudamericana tras ganarle por nocaut técnico.

¿Cuándo y por qué elegiste ser boxeadora?

Fue a los 16 años, era una adolescente rebelde que peleaba mucho con otras gurisas, y necesitaba hacer algo de deporte. Un día, caminando con mi hermana, pasé por la puerta de una academia y le dije: “¿Qué tal si hago boxeo?”. A ella le pareció una buena idea y empecé. Al principio lo practicaba como hobby con William Pereira, quien estaba en la academia Segundos Afuera. Él me dijo que podía llegar a ser campeona si quería, hice una pelea, me gustó y empecé a competir.

¿Cuál es tu rutina de entrenamiento?

Entreno de lunes a sábados, hago la preparación física en el club COETC junto a Valeria Trotta de 7.30 a 9.00 y después me voy a mi trabajo, que me queda a una cuadra. Trabajo en un almacén, Autoservice San Francisco ‒lamentablemente, no me puedo dedicar sólo al boxeo‒. Cuando salgo a las 14.00 voy a mi casa, descanso un rato, estoy con mi hijo, hago alguna tarea del hogar y a las 17.30 me voy a trabajar la parte de boxeo en la academia. Todo está en La Unión. Allí hago la parte de boxeo con William Pereira, que es mi entrenador y mi pareja también.

¿En qué momento de tu carrera estás?

En mi mejor momento. Estoy muy enfocada, y es gracias a que tengo un gran equipo de trabajo: mi entrenador, que está desde mis inicios; Valeria Trotta, que es mi preparadora física; y además cuento con Jorge Ferrari, mi psicólogo, y Patricia Gotero, mi nutricionista, que me los otorga la Secretaría Nacional del Deporte [SND]. También contamos con el apoyo de Pedro Bologna, que colabora con nosotros en la difusión. Nos complementamos muy bien con mi equipo y queremos llegar lejos.

“Aspiramos a poder disputar algún título mundial”.

¿Qué objetivos tenés a corto y largo plazo?

Con mi equipo aspiramos a poder disputar algún título mundial. Sabemos que aún tengo pocas peleas, pero si se da la oportunidad la vamos a aprovechar. Ser campeona mundial y trabajar duro para lograrlo es mi mayor sueño. Para ahora, a corto plazo, la idea es hacer una buena defensa del último título que logramos.

¿Otro sueño dentro del boxeo?

A futuro me gustaría poder pelear con la irlandesa Katie Taylor [dice entre risas], sé que es un poco loco querer pelear con la mejor del mundo, pero es mi sueño.

¿Por qué La Panterita?

Salió como chiste. Yo peleaba amateur y me empezaron a decir “necesitás un apodo”. Había un afiche en el gimnasio con una boxeadora y decía “la pantera”, entonces William dice: “Maira La Panterita Moneo queda súper bien”. Yo, muy vergonzosa, dije que no, que ni loca, pero él le empezó a decir a todo el mundo y quedó.

Maira Moneo, su hijo Esteban y su esposo y entrenador Wiliam Pereira.

Maira Moneo, su hijo Esteban y su esposo y entrenador Wiliam Pereira.

Foto: Natalia Rovira

¿Recibís algún tipo de apoyo económico?

Estoy recibiendo de parte de la SND el psicólogo deportivo y la nutricionista deportiva. Obviamente me gustaría poder recibir algún apoyo de algún espónsor o alguna empresa, para poder comprar vitaminas, suplementos, buenos calzados para entrenar, pero está todo muy complicado, es muy difícil dar con gente que apueste un poco más por el boxeo.

Mi equipo me ayuda en todo lo que pueden. Por ejemplo, William es el que me compra vitaminas y todo lo que necesito para tener una buena alimentación; Valeria, aparte de ser preparadora física, es kinesióloga y masajista, y me brinda todos sus servicios sin ningún costo. La verdad es que tengo un gran equipo que apuesta por mí, porque si bien yo trabajo, no tengo un sueldo que me permita realizar esos gastos.

¿Qué lugar ocupa la mujer en el boxeo uruguayo?

Creo que el boxeo femenino uruguayo está muy bien en este momento. Hay muchas boxeadoras de gran nivel, tanto amateur como profesional; faltaría un poco más de apoyo.

Los golpes más duros hacen a la maestra

Solo perdiste una pelea, ¿cómo fue?

En Concordia, con Yanina Lescano el 7 de febrero. Me descalificaron en el round 10, fue un fallo injusto y polémico. Yo venía ganando toda la pelea y tuvimos un choque de cabezas casual, sin querer, de parte de las dos, y el juez de ring decide descalificarme a mí. Venía ganando con las tarjetas y hubo una discusión entre el fiscal y el de ring, ellos decían que teníamos que ir a las tarjetas y el juez de ring dijo que no.

¿Cómo llegaste a ser campeona Fedelatin Ligero de la AMB?

La experiencia de pelear en Rosario fue muy linda y muy alocada. Iba a pelear el 22 de enero con Yanina Lescano la revancha por el título sudamericano (fue con quien había peleado la última vez ese 7 siete de febrero, cuando me descalificaron). Pero vino la pandemia y estuve un año sin pelear, me salió la revancha con Lescano por el título Sudamérica, y faltando diez días para el 22 se baja, dice que no pelea. Ahí me surge la oportunidad de pelear con Karen Alanis, una boxeadora con la que ya había peleado dos veces. Ella venía de pelear hacía unas semanas atrás por el título argentino. Dijimos que sí, se pasó la fecha para el 30 de enero, ese día vamos a cruzar por Fray Bentos y nos faltaba una carta de invitación. Desde Migraciones argentina no nos dejaron pasar, volvemos y nos cambiaron la fecha para el 6 de febrero.

Ese día estábamos por salir al pesaje, hacen los hisopados y a Karen le sale positivo. De nuevo el drama. Me puse muy mal y me ofrecieron quedarme hasta la otra semana para conseguirme rival y pelear el 13 de febrero. Nos quedamos porque ya estábamos entrenados para pelear, tuvimos que manejarnos para seguir trabajando como podíamos. Salió la oportunidad de pelear con Romina Guichapani, quien tenía un récord de 15 peleas, 13 ganadas y cuatro de ellas por nocaut, más un empate y una sola perdida en Francia con Estelle Yoka Mossely, que es la campeona del mundo en la categoría peso ligero. Sabíamos que iba a ser una pelea dura e intensa, porque es una muy buena boxeadora que me duplica en experiencia. Yo llegaba a la pelea con siete peleas, seis ganadas y una perdida.

Maira Moneo y su esposo y entrenador Wiliam Pereira.

Maira Moneo y su esposo y entrenador Wiliam Pereira.

Foto: Natalia Rovira

Se dio y pude ganar con una excelente rival, que dio pelea hasta el último momento, y nos consagramos campeones Fedelatin latinoamericanos. Fue una experiencia increíble y mi mejor pelea, tanto por lo que fue la rival como por la pelea que di yo.

¿Por qué decidieron pelear con una boxeadora que te duplica en experiencia?

Quisimos aprovechar la oportunidad porque nuestra meta fue siempre tratar de pelear con las mejores, más allá del resultado. Porque si yo quiero ser de las mejores tengo que pelear con todas.

¿Una pelea pendiente?

Me gustaría pelear con todas, pero con Yanina Lescano, con la que me descalificaron injustamente, quiero concretar, en algún momento tendría que darse.

Amor a primera vista

¿Qué es el boxeo para vos?

Todo. La carrera que elegí y que me hizo crecer mucho como persona. Cuando subo a pelear me doy cuenta de que amo lo que hago y es algo muy importante en mi vida. Creo que cuando pasen los años y en algún momento deje, nunca me alejaría del todo. Entrenaría igual para competir como hobby, porque es algo que marcó mi vida para siempre, es un antes y un después.

¿Te sirvió para mejorar aspectos personales?

Me sirvió para controlar mi temperamento. Era muy caprichosa, rebelde, retobada, me ayudó mucho, me dio mucha disciplina, el gimnasio te da eso, te enseña a tener paciencia.

¿Cómo vive tu hijo el hecho de tener una mamá boxeadora?

Le encanta. Va al gimnasio, entrena, ve todas mis peleas, le gusta también el fútbol y dice que quiere ser jugador de fútbol, pero le encanta este deporte y lo practica también.

“Los golpes no son caramelos, a la larga te hacen daño”.

¿En qué pensás cuando te subís al ring?

Cuando me subo empiezo a disfrutar. Pienso en mi hijo y en tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Mi entrenador siempre me dice: “Tenés que ser inteligente, pegar pero no dejar que te peguen”. Los golpes no son caramelos, a la larga te hacen daño. Entonces trato de recibir lo menos posible, aunque también tengo un boxeo que es de ataque. Soy ofensiva, entonces las manos terminan entrando, aunque trate de protegerme lo más que pueda. Y siempre pensando en mi hijo, en que él se sienta orgulloso de su madre.