Entre las primeras cosas que me dice está la sentencia madre que conducirá la charla y que me acompañará hasta después de que esto quede impreso en letras de molde en papel de diaria: nada podemos analizar, pensar, proyectar, sin apartarnos del presente y de todos los efectos de la pandemia de la covid 19.

Un efecto absolutamente colateral de este fenómeno es que la entrevista se la tengo que hacer por teléfono, desde mi casa a su casa.

Hace 34 años que entrevisto a Óscar Tabárez, y en esas tres décadas de aprendizaje, de tímido intercambio, de interesada repregunta para tratar de entender y abrir la puerta de la conceptualización de ideas nuevas o de apreciaciones prácticas, he ido construyendo mi idolatría por un individuo que definitivamente sentó las bases de una política de selección en el fútbol uruguayo. Quizás retroceder a una entrevista telefónica, lejana, sin gestos, sin caras, sin encuadre físico, me inhiba, me recorte posibilidades.

Pienso en las maravillas que lograba María Esther Gilio, que, como dijo Ana Larravide, “convertía cada entrevista en algo tan fluido como charlar en un bar o como asomarse por la ventana y escuchar a los vecinos, organizando los diálogos como si fueran obras de teatro: visualmente efectivos, con ritmo musical, levemente mordaces y siempre con vislumbres de humor y de ternura”, y siento ante mi orfandad de tener tan solo un teléfono en mi oreja y una cabeza un poco gastada que ya no se activa y adapta tan rápidamente, que mi red, como siempre, serán las ideas, los conceptos y los pensamientos del entrevistado.

Así es, así resulta.

Futbolísticamente hablamos de todo: de las eliminatorias, de la Copa América, del insólito cambio de calendario en la clasificatoria mundialista, de la lista, de los nuevos, de los experientes, de los juveniles, de todas las estaciones que tienen el proyecto y el proceso por él establecido. Pero en todos los tópicos se cruza, altera y modifica al fútbol la pandemia.

Y ahí hay otra idea preeminente en la vida y acción de Tabárez por estos días: “Esto no es fútbol. Para mí el fútbol sin gente no es ni el fútbol que yo conocí ni el que me gustaría. Volvieron los partidos de fútbol pero no volvió el fútbol. Es una versión del fútbol universal, muy atenuada, muy complicada por esta pandemia”.

Otra cosa

El entrenador de las selecciones nacionales reflexiona sobre el fútbol en tiempos de covid-19 desde su subjetividad, pero también de su indudable desarrollo en el pensamiento del deporte.

Uno de los más rotundos cambios es la ausencia de público, y Tabárez dice que “lo vamos dejando cada vez más de lado y hasta se juega sin público”. “El aporte en nuestro caso es otra cosa que perdemos, porque el público que iba a ver a Uruguay acá en la eliminatoria pasada, cuando se dio en su máximo nivel, jugaba muy a favor nuestro. Y no lo vamos a tener. Y eso es mundial. Yo lo empecé a ver cuando Liverpool, un cuadro ganador, en esta temporada, en uno de los primeros partidos, perdió como 5 a 0 con un equipo que iba muy abajo. Lo que pasa es que en estos partidos sin público algo puede sorprender a los jugadores y no está el público para que los despierte. Los clubes que tienen respaldos increíbles de sus aficionados, con cánticos y un montón de cosas, después de jugar tanto tiempo con ese acompañamiento lo van haciendo parte de la cosa, y cuando se juega sin público les cambia completamente el panorama”.

Sin manos libres

Justo cuando le digo que he usado muchísimo su rápida percepción de que este no era el fútbol que nos acompañó en nuestras vidas, me dice que no me está escuchando bien, y entonces renuncio al manos libres, al bloc de apuntes donde van quedando en garabatos la primera edición de sus saberes y me encomiendo a mi concentración y a las pilas del grabador. Ahora me escucha bien, así que no estoy para bromear como si fuera un amigo o un tío. Si me va a cobrar por cada cita que he hecho, y directamente le pido que se explaye, que desarrolle esa idea tan visible, tan incisiva.

“El fútbol se ha mantenido sobre todo en Europa con todos los partidos, pero es el fútbol del dinero. Mantienen el espectáculo, han perdido dinero, sí, pero se mantienen y no se interrumpen los ingresos, tienen una relación diferente de la que hay acá. Pero el fútbol es otra cosa, porque los aficionados aportan muchísimo. Hace poco leí Una historia popular del fútbol de Mickaël Correiay me gustó mucho. Habla de toda la historia del fútbol vinculado a los grandes hechos que tocaron a la humanidad, las guerras, las dictaduras, y lo que hacían los aficionados al oponerse juntos a todas esas cosas. La defensa del fútbol para todos. También dice que en determinado momento, en el fútbol inglés, las entradas aumentaron 1.300% y que el fútbol en la Premier League se ha transformado en un espectáculo para gente que puede pagar ese dinero. Ahora les llega por televisión, por una cadena a la que está vinculado uno de los presidentes de clubes de la Premier League, y sólo ven eso. Todo lo demás, todo aquello fundacional de los partidos del sábado inglés, de media jornada de trabajo y después ir al fútbol, juntarse, lo que fundó la pasión por el fútbol, no está. Por eso, esos equipos de donde está la élite del fútbol mundial en Europa, sobre todo los de algunos países europeos, donde están los mejores jugadores, los mejores entrenadores, la mejor organización, los mejores ingresos, los mejores recursos económicos para desarrollar todo esto, siguen sacando distancia, a tal punto que todavía quieren más, como esa superliga que momentáneamente se frustró”.

Años

Muchas veces, entrevistar a Óscar Washington Tabárez, el hombre que ostenta los récords mundiales de ser el director técnico con mayor cantidad de partidos y mundiales dirigiendo a una misma selección nacional (con Helmut Schön y Walter Winterbottom), se transforma en una comprometida acción para el periodista, que debe tratar de tomar y aprovechar todos los conceptos e ideas que ha desarrollado y que no necesariamente siempre están vinculados con la posición de los futbolistas en la cancha o su decisión de nombres y estrategias.

El maestro de 74 años, que con Jean-Paul Sartre como defensor por la izquierda comprendió en su juventud, en los vestuarios y en los pasillos de la Universidad, que su vida estaba condenada a ser libre, responsable sin excusas, que es un proyecto que debe hacerse y que no sería otra cosa que lo que él hiciera con ella, así, dándole de punta y a la calle, sacó para siempre el determinismo y trazó su propio camino. Primero fue futbolista y padre; después, maestro, director técnico, abuelo y crack. Y un poco filósofo, también.

“Cuánto más viejo me voy poniendo, en esto del fútbol me voy definiendo más en algunas cosas. No sólo es el cuerpo y lo que se piensa, sino también el alma de las personas, y el interior y su capacidad relacionamiento. Me preocupo mucho por el resultado, por el juego, por las formas, por la evolución del fútbol mismo, por lo que va cambiando, pero la gran tarea de los entrenadores es formar equipos. He aprendido que formar equipos no es sólo encargarse de prepararlos física, técnica y tácticamente, sino también de su capacidad de relacionamiento, su armadura moral y ética, y plantearse desafíos y luchar mucho para llevarlos a buen puerto. Esa es la tarea fundamental de todos los que están al frente de los grupos. Los grupos son los que hacen la tarea, y los que la hacen en los momentos importantes, que en este caso son los partidos de fútbol que resuelven campeonatos, clasificaciones: es allí donde están los jugadores, que son los únicos que toman decisiones durante un partido. Lo hacen ayudados, antes y después del partido, por todo el entorno; pero ahí a los que les tenemos que agradecer las cosas buenas es a los futbolistas, y es notorio que ellos precisan otras cosas que no son solamente indicaciones técnicas o tácticas. No es sólo decirles ‘esto lo tiene que hacer así’ y dar órdenes, sino que tiene que haber un relacionamiento, respetarlos mucho, saber lo que piensan, preguntarles, escucharlos. Tenemos esa manera de pensar, y creo que por eso el vínculo es fuerte. Esos son los vínculos que permanecen, y sabemos que podemos confiar en el otro”.

Retrocede un casillero y avanza dos fechas

La coyuntura me obliga a proponerle temas insalvables desde la visión de la organización futbolística. Cuando le planteo hablar del cambio de calendario sé que se va a incomodar, pero no conmigo sino con la situación. Paso a mano libre el teléfono, y mientras apunto en el bloc, lo escucho firme pero medido.

“Este juego sin público no es fútbol”.

“El argumento que se dio fue el de equilibrar los kilómetros recorridos por cada equipo. Lo demás son especulaciones. No quiero salirme del lugar donde estoy en esta estructura del fútbol, donde me corresponde ser entrenador, preocuparme de entrenar a mi equipo y de que la selección tenga una visibilidad dentro del concierto internacional. Pero no es lo mismo encarar otro fixture”.

Su voz toma cuerpo, y su tono es de seriedad y confianza.

“Eso puede determinar que la eliminatoria tome un rumbo u otro, y como ya es cosa juzgada lo único que podemos hacer es ponernos a trabajar y darle para adelante. Esto no es una apertura de paraguas, es simplemente una lectura de lo que ha estado ocurriendo. Respecto de las especulaciones, el que quiera investigar y traer un poco más de certeza de qué pueda haber pasado que lo haga, pero eso no le corresponde a un entrenador de una selección, así que yo ni siquiera voy a esbozar una insinuación”.

Con todo, después se explaya.

“Hubo decisiones que nos han sorprendido, como un cambio de calendario que estaba establecido. Las explicaciones que han dado no son contundentes en cuanto a su credibilidad, por lo menos desde mi punto de vista. Nosotros hace poco hicimos la última reserva, que fue previo a la fecha de marzo, y en las próximas horas vamos a tener que hacer otra, ahora para jugar contra otros rivales y en otras condiciones. Cuando supimos, por información de Eduardo Belza, que esto que se terminó instaurando podría ser posible, tuvimos una reunión con el Ejecutivo de la AUF [Asociación Uruguaya de Fútbol] y le hicimos ver que era inaceptable este cambio de calendario, sobre todo recurriendo a la historia que ha tenido la eliminatoria sudamericana. Durante todo el tiempo que estuvimos juntos en las anteriores tres eliminatorias se jugó con un mismo fixture, y quizá a nosotros nos benefició eso, pero cuando hay un sorteo y hay un acuerdo en el calendario que queda determinado, sólo queda jugar. Y digo que podría habernos convenido seguir con el mismo, porque entre las muchas causas que tal vez aportaron para nuestras clasificaciones, tal vez estuviese el calendario. Cuando se hizo la reunión en [la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol,] Conmebol para determinar esta nueva eliminatoria, se decidió democráticamente que iba a ser mediante un sorteo total. A mí me habían consultado si quería el mismo calendario, y efectivamente hubiera preferido el mismo calendario, porque ya estábamos acostumbrados, pero se determinó eso. Incluso hubo una propuesta de digitar a Argentina y Brasil para evitar que a algunas selecciones no les tocara seguido jugar contra ellos, y ahora a nosotros no nos van a tocar los dos seguidos, o, mejor dicho, todavía no nos han tocado, pero con este nuevo modelo una de las posibilidades, si se juegan triples fechas, es que terminemos jugando contra Argentina y Brasil de visitante y consecutivamente. Esa sería una de las consecuencias de estas alteraciones, y si después hay otra nueva triple fecha, el primer partido de esos tres sería con Bolivia en La Paz. Si se da esa fecha triple, que aún no está confirmada, porque tiene que ver con aspectos de la pandemia, luego tendríamos que jugar con Colombia acá y con Brasil y Argentina de visitante los siguientes dos partidos, y el primero de la segunda serie de tres sería en La Paz contra Bolivia. No son partidos insalvables y el resultado no está escrito, pero hay antecedentes históricos y estadísticos que los hacen juegos siempre muy dificultosos”.

“Nosotros no estábamos de acuerdo con eso, pero es lo que hay. Lo que sí tenemos claro es cuál tiene que ser la actitud, y en la primera charla con los jugadores les plantearemos con muchísima claridad –sobre todo a los más experientes, a los que están desde hace muchísimo tiempo, que son los que pueden transmitir cosas positivas a los que no tienen tanto rodaje– que la vamos a pelear y que vamos a salir a buscar cosas con lo que tenemos”.

La reserva de la experiencia

Hablamos de la seguidilla que se vendrá después de haber jugado apenas cuatro partidos en 18 meses, de los 38 partidos en 37 días que tendrán la secuencia de Eliminatorias y Copa América desde el 3 de junio hasta el 10 de julio, y de las preocupaciones extraordinarias por la pandemia, y los protocolos de competición, y de vida.

“La primera preocupación es la situación, pero nos tocó un comienzo difícil y después teníamos Colombia en Barranquilla y Brasil en Montevideo, partidos pesados histórica y estadísticamente, y el equipo dio la talla en Barranquilla, donde ganó por primera vez en la historia. Entonces no es andar metiéndose en una situación triunfalista, sino que tenemos antecedentes en cuanto a la manera de jugar, y los problemas que puede haber tenemos que superarlos. Hay muchos jugadores en rodaje, hay muchos que son de los juveniles, pero hay otros que vienen de un poquito antes, que se conectan con la mayor y ya están consolidados, como Federico Valverde, Rodrigo Bentancur y, últimamente, Nicolás de la Cruz. Tenemos manera de armar el equipo que queríamos, una renovación extra, y como la cosa en juveniles está muy parada, nos fijamos bastante. En estos tiempos tuvimos la oportunidad de ver fútbol local todos los días y a toda hora en nuestro campeonato local. En aquella última reserva había jugadores que nosotros veníamos siguiendo, obviamente. La lista de reserva se hace primero para cumplir con el reglamento y avisar a los equipos en los que juegan que pueden ser convocados, pero también confiamos en que puedan aportar. El tema es que ahora no hay competencia, y eso pesa. En la final de la Supercopa se vio la diferencia de rodaje. Eso se puede pagar a la hora de salir a jugar partidos internacionales, que tienen ciertas características especiales. Habrá que lidiar con eso también, porque no tenemos interminables oportunidades, sino que seguimos siendo un país con condicionantes demográficas, pero en cuanto a futbolistas, comparados con otras realidades, tenemos muy buenos valores”.

Motivación extra

“Esa visión de que casi todos los días de había fútbol a mí me sirvió mucho para verlos tomando cierta postura respecto de algunas cosas que vamos a ver cómo manejamos. No es fácil. Lo digo porque los que están en primera línea han competido incluso, no en condiciones iguales porque la pandemia no tiene comparación con nada, pero sí en momentos difíciles. Me acuerdo de que en 2011 estábamos segundos en el ranking FIFA y estuvimos 18 partidos sin perder, y después tuvimos una racha en la que de 18 puntos posibles hicimos cuatro, pero logramos salir de ese momento. Que haya jugadores del medio local en la selección es importante, sobre todo cuando son jóvenes, pero entran con un menor margen de seguridad que lo que se hacía en otro momento. Eso es un tema que lamentamos mucho. Entonces hemos pasado por muchas cosas que pueden determinar que cada uno mire hacia adentro; me refiero a los futbolistas, los más experientes, y que lo tomen como una motivación extra. En definitiva, de tratar de superar estas dificultades se tratan los partidos de fútbol. En eso es en lo que más nos vamos a apoyar. Una cosa es la experiencia, que muchas veces asociamos con el recuerdo y se puede deformar; pero la vivencia, haber vivido ciertas cosas, a uno le aparece como una fuerza grande: a mí me da motivación para hacer mi trabajo, y seguro que a los futbolistas, sobre todo a los de más experiencia, también”.

Copa América

“En Colombia han pasado cosas. No estamos ahí, y a veces no nos podemos guiar exclusivamente por lo que trasciende. Pero estos movimientos sociales de protesta son reales, y es algo más que se agrega a toda esta dificultad, fundamentalmente a toda esta incertidumbre. También desde Argentina a menudo llegaban algunos rumores que ahora se han atenuado. Con este calendario no sólo se tiene que jugar como antes en un país, sino que se juegan dos fases preliminares y después, según cómo le vaya a cada uno en el baile, hay que trasladarse o no. Se sabe que la fase final se va a jugar en Colombia. Los rumores, lamentablemente, no nos permiten saber más en relación a si definitivamente se jugará ahí. No todo lo que aparece en un título es necesariamente una noticia fidedigna. La Copa América es el gran torneo de la Conmebol, es un torneo de una enorme tradición, pero no sé si para la FIFA es tan importante. Además, se había planeado un formato nuevo que, viendo las circunstancias, no es el más adaptado para la situación que estamos viviendo juntos. No es lo mejor para esta pandemia, y eso no es culpa ni de la confederación ni de nadie. A la copa la veo tan cerca en cuanto al tiempo, que no me parece que sea susceptible de modificaciones”.

¿Tiene el equipo?

Nunca entendí esa urgencia por saber quién juega, por preguntar por el equipo, pero sé que hay que tratar de rascar para orientarse en estas circunstancias absolutamente modificadas de las competencias y las preparaciones. Seguramente haya pensado que le preguntaría por las novedades.

“Si por nuevo se entiende un cambio total, no cambiaremos porque respetamos mucho todo lo que hemos andado: cuáles fueron los futbolistas que estuvieron más tiempo, que fueron convocados. Íbamos a ir por lo mismo. Creo que va a ser lo mismo para Argentina, para Brasil y para todos. No creo que haya mucho cambio por esas causales. Sí es una cosa diferente, porque nosotros ahora tenemos que hacer una lista de reserva que debería ser como la de los partidos de eliminatorias, pero ahora está todo ligado o conectado con la Copa América. Nosotros tenemos que jugar con Paraguay y después ir a Venezuela. ¿Qué vamos a hacer, vamos a ponernos a pensar en la Copa América cuando volvamos a Montevideo por tres días? ¿Cuál es la estrategia que podemos hacer? Ya tenemos esbozada, de acuerdo al calendario, la planificación, pero estamos cuestionándonos, por las dudas de que no nos equivoquemos en nada, porque no son sólo aspectos de la planificación deportiva. Los protocolos y todo lo demás que tenga que ver con la estadía nos ocupan tanto tiempo como los otros aspectos. Más allá de la responsabilidad del área médica, a cargo del doctor Alberto Pan, compartimos todo, y en la medida en que podamos nos cuestionamos y aportamos lo que podemos. No es fácil para ningún equipo. Todo el mundo va a estar condicionado”.

Nos despedimos, hablamos de la vacuna, de la diaria, de lecturas, y, con cierta osadía, como si fuera un amigo o un tío, le tiro un “a ver cuándo nos podemos ver”, tipo para un asado. Pero en realidad es para entrevistarlo una vez más y maravillarme con sus clases magistrales.

Un abrazo, le digo, y él me devuelve otro, y ahí quedo mirando el teléfono, el grabador, el bloc, con el terror de que por lo menos haya quedado bien registrado todo. Me quedo con la armadura moral y ética, contra todos los que rajen.