Nada ha sacudido tanto el mundo en este siglo como la irrupción y el avasallante despliegue de la covid-19. En esa situación crítica, con más de un año navegando en un mar de incertidumbres desde las sociedades más avanzadas hasta las naciones más primarias en sus desarrollos, el deporte en general y el fútbol en particular pasan a ser elementos de segundo orden, muy por detrás de la concertación de los desarrollos de la ciencia con la ejecución de políticas de Estado que nos puedan devolver a la línea de flotación.

El fútbol seguirá siendo lo más importante dentro de lo menos importante según haya sentenciado Jorge Valdano, Juan Villoro o Arrigo Sachi.

Tomando distancia

En 2020 la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) contribuyó y se acopló muy seria y comprometidamente a las políticas de Estado que en ese momento tenían plena coincidencia –o parecían tenerlo– con las determinaciones de un grupo de notables y especialistas de distintas áreas de la ciencia, agrupados en el Grupo Asesor Científico Honorario. Desde el 13 de marzo las competencias locales se suspendieron y recién el 8 de agosto se retomó el campeonato. En aquel mismo mes de marzo, la FIFA suspendió las fechas para las eliminatorias de Catar 2022, y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), sus torneos de clubes, la Libertadores y la Sudamericana.

En Uruguay, cuando en diciembre nos empezamos a dar cuenta de la rapidez del contagio, la alta tasa de mortalidad y la inminente peligrosidad de la pérdida de control, volvió a pararse la actividad por unas semanas.

El día después

El martes, de forma absolutamente insospechada e inesperada, en tiempos de reuniones de trabajo con carnes de exportación y chorizos extra, con participación del presidente de la República, el de la Conmebol y el de la AUF, entre otros, el Poder Ejecutivo mandó parar el fútbol y el básquetbol por una semana.

Entre las frágiles líneas argumentales que se dieron a conocer para sostener tan urgente e imprevista determinación, una vez que el domingo se había jugado la final de la Supercopa Uruguaya y el lunes –virtualmente pero con estándares de sorteo-show– se había determinado el calendario y los enfrentamientos para el Apertura que debía comenzar el sábado, está la de que en esa semana de inactividad se implementará la vacunación de los planteles de primera división. Se hará con las vacunas que Luis Lacalle Pou consiguió para la Conmebol: 50.000 dosis, válidas para 25.000 personas, de la vacuna china Sinovac. Esta requiere 35 días para potenciar al máximo su efecto y tiene un gran porcentaje de efectividad: 80% en cuanto a evitar la muerte, 89% para evitar el CTI, 85% para no tener que ser hospitalizado y 67% para prevenir la enfermedad de la covid-19.

Si fuese así, entre esta semana y la próxima se vacunaría a la totalidad de los futbolistas y al personal de los 16 clubes de la primera división masculina. Tomando como posible fecha de fin de la primera dosis el miércoles 12 de mayo, las 880 personas inoculadas (280 a razón de 70 por club entre Nacional, Rentistas, Peñarol y Torque, por estar jugando Libertadores y Sudamericana, y los 600 de los otros 12 clubes) recién quedarían inmunizados el 16 de junio, cuando ya haya terminado la fase de grupos de la Libertadores y la Sudamericana, ya se hayan jugado dos fechas de las eliminatorias mundialistas y esté avanzada la Copa América de selecciones.

Como ya veremos, el objetivo inicial, el de jugar la Copa América con la inmunización adquirida por la vacunación, no se podrá conseguir de forma íntegra ni mucho menos.

Por la camiseta

La Conmebol entiende que igual hay que jugar y para ello, como un efectivo paliativo, presenta las vacunas gestionadas por Lacalle Pou y cedidas por Sinovac. En agradecimiento el laboratior recibió, entre otras cosas, tres camisetas autografiadas de Lionel Messi, según contó el rosarino Gonzalo Belloso, director de Desarrollo de la Conmebol, quien reveló que trianguló con Ángel Di María, para que le dijera a Messi, porque los chinos habían dicho que su ídolo era Messi.

Lo cierto es que las 50.000 dosis supuestamente serían el blindaje para que el fútbol se pudiera jugar aunque más no fuera para la televisión, cuyos derechos ya están vendidos. Mientras en esta decena de países la covid-19 arrasa con la vida normal y nos pone en jaque cada día, las delegaciones deportivas viajan, interactúan y juegan, haciendo el programa televisivo de cada día.

“Las vacunas serán para hacer más seguras las competiciones internacionales, comenzando con la Copa América 2021, cuyo inicio está marcado para el 13 de junio”, comunicó la Conmebol. Por ahora, en este mes y medio de acción continua, hay aproximadamente 3.500 personas entrecruzándose para formalizar 32 partidos-programas de televisión. Mientras tanto, el mapa de calor de la covid-19 en América toma el rojo intenso. Parece que los negocios están por encima de la salud pública, aunque otros dirán que sin economía en funcionamiento no hay salud. Lo cierto es que las vacunas recién se consiguieron, llegaron la semana pasada, todas a Uruguay, y en ningún país las asociaciones o federaciones han podido comenzar su plan particular de vacunaciones.

Porcentualmente hablando

Dice la Conmebol que “las vacunas, donadas por la farmacéutica china Sinovac Biotech Ltd. y transferidas por esta sin costo a las Asociaciones Miembro, constituyen una barrera más a la expansión del covid-19. Se suman a los protocolos sanitarios aplicados desde el año pasado y que han demostrado una altísima eficacia, ya que el 99% de las decenas de miles de pruebas de detección arrojaron resultado negativo”. Más allá de la aparente distancia del rigor científico en la afirmación de que 99% de las decenas de miles de pruebas de detección arrojaron resultado negativo, el ente del fútbol sudamericano anuncia que “se convertirá así en la primera organización civil del mundo en impulsar una campaña de inmunización masiva, alcanzando a miles de jugadores, jugadoras, árbitros, técnicos y colaboradores, beneficiando indirectamente a sus entornos familiares y cooperando con el esfuerzo de los gobiernos para contener la pandemia”.

La AUF fungió como importadora de las 50.000 dosis de vacuna, de las que quedarán seis cajas con 3.600 vacunas en Montevideo para 1.800 deportistas y personal técnico. Las otras 46.400 serán exportadas a las asociaciones y federaciones de los otros nueve países, si es que Argentina y Venezuela autorizan su uso.

#UruguaySeVacuna

Todas las cajas de vacunas ya están en Montevideo y felizmente 25.000 personas con “nombre y apellido”, al decir de la Conmebol, podrán ser vacunadas a mediano plazo. Alejandro Domínguez dice que las vacunas son para hacer más seguras las competiciones y que este avance comenzará con la Copa América –aún fijada entre el 13 de junio y el 10 de julio en Argentina y Colombia–. Cada una de las diez selecciones tiene para retirar de Montevideo 140 dosis para vacunar a los 50 futbolistas de la lista preliminar para la Copa América y 20 oficiales técnicos.

En este punto es donde aparece la incongruencia mayor entre el mensaje, la idea y la realidad. Los futbolistas de las diez selecciones comenzarán la disputa de esta copa extraordinaria sin haber conseguido la inmunización de la vacuna Sinovac que, como está dicho, se administra en dos dosis separadas tres semanas una de otra y requiere dos semanas más para cumplir su cometido: 35 días entre la primera dosis y el pleno funcionamiento del virus atenuado.

De los 500 futbolistas sudamericanos habilitados para vacunarse hay entre 200 y 300 que están en otros continentes, principalmente en Europa, y no hay allí en cada ciudad en donde juegan vacunatorios para que los futbolistas estén prontos para los primeros días de junio.

La complejidad de cada caso, de cada selección, no escapa a la de nuestra realidad. Según manifestó el presidente de la AUF, Ignacio Alonso, los futbolistas uruguayos seleccionados que juegan en el exterior recién se vacunarían en la última semana de mayo, cuando lleguen a Uruguay para empezar a prepararse para los partidos de las eliminatorias, el 3 y el 8 de junio, y para el arranque de la Copa América, el 13 de junio.

Si tomamos en cuenta que las ligas europeas, de donde llega la mayoría de nuestros futbolistas, finalizan el 23 de mayo, podríamos proponer el miércoles 26 como posible fecha de vacunación. La segunda dosis se la deberían dar el 14 de junio, en Argentina, donde hasta ahora no está aprobada la vacuna. Y el efecto absoluto de la vacuna se cumpliría el 28 de junio, previo a que se empiecen a jugar los cuartos de final.

Así, días más, días menos, sucederá con todas las selecciones, que entonces no jugarán esos 38 partidos en 37 días absolutamente inmunizados.

38 partidos en 37 días

Entre el 3 de junio y el 10 de julio habrá 37 días con 38 partidos de selecciones de América del Sur, en 16 ciudades de diez países y por dos competencias de selecciones: las eliminatorias para Catar 2022 y la Copa América.

El 3 y el 8 de junio se juegan la séptima y la octava fecha de la clasificatoria al próximo mundial –salteándose la quinta y la sexta, que quedarán para más adelante–. A Uruguay le tocará el 3 en Montevideo ante Paraguay y el 8 en Caracas frente a Venezuela. El 13 de junio está previsto el inicio de la Copa América en Argentina y Colombia.

En Argentina habrá cuatro sedes dispuestas para partidos de la primera fase, cuartos de final y una semifinal: Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santiago del Estero. El país tiene un promedio de 20.300 casos nuevos por día en la última semana.

Colombia también tendrá como sede cuatro ciudades: Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali. Allí se jugarían los partidos de la primera fase, cuartos de final, semifinal, por el tercer puesto y la final, programada para Barranquilla. Colombia, hasta que en los últimos días de abril se desató una cruel y criminal represión en las calles de sus principales ciudades, se registraba un promedio de 17.700 casos diarios nuevos.