Días antes de partir rumbo a la isla de Cerdeña, en Italia, donde se disputará el Mundial sub 20 de ajedrez, la deportista nacional habló con la diaria sobre sus proyectos para tender puentes entre Montevideo y el interior del país, además de seguir fomentando el ajedrez como herramienta educativa. Todavía recuerda cuando se llenaban estadios en Treinta y Tres, repletos de niños que pasaban horas tablero mediante. Durante la recesión conocida popularmente como “pandemia” -que potenció el ajedrez online- la escena desapareció e incluso su club quedó temporalmente sin espacio para desarrollar actividades.

En dos años no hubo competencia -más allá de lo online- ni tampoco clases grupales, lo que hizo que muchos perdieran la motivación. “Me puse las pilas y después llegó la cuarentena”, expresó.

La jugadora fue seleccionada por la Federación Uruguaya de Ajedrez (FUA) -ante la baja de Nahiara Fabra, que no pudo concurrir- para participar en la reciente Olimpíada en India, donde ganó confianza y le perdió un poco el miedo a viajar. Ahora entrena con un director técnico asignado por la FUA para afinar el repertorio de cara al Mundial, algo que le parece un “sueño”.

El miércoles 12 comenzará el Mundial en las categorías absoluta (sin distinción de género) y femenino. En esta última rama participarán cerca de 40 maestras, de un total de 69 jugadoras. Cinco de ellas son sudamericanas: dos mexicanas (Ximena Ortega y Andrea Ruiz), una chilena (Javiera Gómez) y la uruguaya Silvera.

¿Te pone nerviosa el Mundial sub 20?

Siempre hay nerviosismo cuando vas a competir a cualquier torneo. Gracias a India, del otro lado del mundo, le perdí un poco el miedo. La primera parte del viaje fui sola, con 19 años; intimida un poco. Ahora me siento más segura. Así que de nervios estamos bien y de emoción bailamos.

¿Cómo juegan los nervios en instancias como estas?

Si uno no los puede controlar, te impiden practicar la disciplina. Tengo amigos ajedrecistas que antes de cada torneo le vienen vómitos o dolores de panza, por eso es muy importante para los deportistas saber controlar los nervios. Mi forma de controlarlos, con un truco que me enseñaron, es: agarro una botella de agua, tomo bien lento, la cierro bien lento; los nervios hacen que estés revolucionado, hace que quieras jugar rápido y hay que bajar.

¿Qué tipo de apoyo recibís por parte de la FUA?

La FUA hizo un llamado hace ya bastante tiempo para los jugadores oficiales, yo solicité, me eligieron y la FUA me cubre la inscripción, las noches extra de hotel, porque las otras noches las cubre el torneo (si no fuera jugadora oficial tendría que pagarlo). Los únicos gastos que tengo son los traslados.

¿Qué sabés del campeonato?

Es un torneo muy duro. No voy a decir “vamos a lograr estos resultados”. Voy como al torneo sudamericano en Argentina hace tres años, sabiendo que es una experiencia de aprendizaje. Voy a hacer mi mejor esfuerzo, intentar aprender todo lo que pueda y analizar con los rivales. La idea es poder recolectar cosas y distribuir. Me parece muy importante distribuir los conocimientos.

¿Qué fue lo mejor de haber ido a India?

Mi parte favorita fue intercambiar con varias culturas, aprender de jugadores que tienen tremenda trayectoria, como estar al lado de [Luis] Suárez. También te motiva, llegaste hasta ahí, y te preguntás: ¿hasta dónde puedo llegar?

¿Te lo imaginabas?

Cuando ingresé a la facultad el ajedrez pasó a segundo plano, a diferencia del liceo. Dejé de competir, no entrenaba como antes. Cuando no estás rindiendo lo que vos querés no tenés expectativas de viajar, y me pasó.

¿La llamada “pandemia” tuvo que ver con este afloje?

Cuando me puse las pilas llegó la cuarentena.

Si podés, contame cómo te repercutió.

Nos afectó en general, por no poder salir. El club y todo el movimiento que había; nuestro club era el que tenía más niños del país. Al no poder ir a clase se desmotivan y abandonan la actividad. Incluso perdimos el lugar que teníamos para todos esos encuentros. Habíamos conseguido un espacio y lo perdimos por ciertas circunstancias. Ahora estamos en otro. Es duro volver a arrancar.

¿El entrenamiento disminuyó?

Como no había casi torneos cayó un poco la motivación. No estaba esa sensación de nervios.

Se potenció el ajedrez online...

Con la cuarentena hubo una revolución. Pude ganar el blitz [modalidad rápida de ajedrez] en la rama femenina. El tema online tiene ventajas y también problemas. Mis amigos y yo participábamos en distintas instancias, a veces pasaban cosas raras. Nos pasó en un torneo que había alguien que estaba haciendo trampa, al principio no nos dieron corte, pero se terminó demostrando que sí estaba haciendo trampa.

¿Estás al tanto de las últimas noticias sobre acusaciones entre ajedrecistas de élite en relación a hacer trampa?

Entrás a escuchar opiniones y salís sabiendo menos que cuando entraste. Posicionarse y emitir opinión cuando las cosas no están claras... No me metí tanto en el tema, por ahora no tengo una opinión.

¿Seguís el ajedrez de élite?

Cuando era más chica me interesaba más el ajedrez de élite, ahora estoy enfocada en el “ajedrez educativo”. No me importa tanto lo que está haciendo un gran maestro en Europa, sino lo que estén haciendo los educadores acá. En Treinta y Tres di clases a los más chicos, un poco inspirada por mis profesores Andrés Miraballes, Mario Dávila y Roberto Osores. El ajedrez educativo en Uruguay tiene pocos referentes que en realidad sean educadores. No hay que dejar que caiga, alguien lo tiene que continuar.

¿Quiénes utilizan el “ajedrez educativo”?

En las propias selecciones de fútbol se da clases de ajedrez porque ayudan en un montón de cosas. El ajedrez educativo es una gran herramienta. En las escuelas ha ayudado un montón. Soy testigo de cómo el ajedrez ejerce una influencia positiva para ayudar a los niños. El trabajo en equipo, el respeto. Además de ayudarte a pensar, te enseña valores humanos.

¿Cómo está la escena ajedrecística actualmente en Treinta y Tres?

Ahora no hay movida, después de la “pandemia”. Cuando iba a la escuela en Treinta y Tres había actividad de ajedrez, se llenaban canchas. Dávila revolucionó el ajedrez ahí, 20 años después lo recuerdan. Ayudó a pila de niños que hasta el día de hoy lo recuerdan, aunque no sigan jugando. Quiero volver a incentivar a que los gurises jueguen, que vayan a torneos. Hablé con algunas personas y vamos a intentar hacer un proyecto para que tengan encuentros y formen lazos. Los torneos es lo que más motiva.

En julio de este año se despertó una polémica por la elección de jugadoras para la Olimpíada en India.

En lo personal no tengo problema con ninguna jugadora. Desde que surgió esa polémica me desentendí, la verdad no me interesa. Además, la FUA salió a contestar las preguntas y no hay más que decir. Siempre hablo con mis amigos de que Uruguay es un país chico, no como otros países donde se arrancan las muelas. Estaría bueno generar un ambiente lindo, para los gurises no está bueno. Esto generó una ruptura, afectó a muchísima gente.

¿Viviste casos de machismo en el ajedrez?

¡Pero por supuesto! Cuando fui a una de mis primeras competencias tenía 14 años, aún creía en ese estereotipo falso de que el ajedrez es para gente inteligente, gente culta. Iba con la esperanza de conocer a mucha gente con la que pudiera hablar de diferentes temas, y en ese mismo torneo sufrí acoso y demás cosas. Me he topado con actitudes machistas, y antes de jugar son excesivamente cariñosos, como rebajándote. No dudo que haya jugadores fuertes que tengan esas actitudes. Es como en la familia: todos saben lo que pasa, pero nadie habla de eso.

¿Creés que el ajedrez femenino está desvalorizado en Uruguay?

A la final del Campeonato Femenino la tratan como si fuera informal. Una vez que jugué cambiaron el sistema el mismo día. Jugamos tres partidas por día, no se le da ni cerca la misma importancia que a la final absoluta. No podés incentivar el ajedrez femenino y después no demostrarlo. La FUA quiere empezar a trabajar esas cosas. Yo justamente planteé que el torneo femenino tenga más importancia. Hay algo en marcha.