En las aguas de la Bahía de Asunción, nueve personas desembarcan. No son conquistadores ni pisan la misma orilla que pisó Juan de Salazar y Espinoza cuando fundó el fuerte Nuestra Señora Santa María de la Asunción, en 1537. Tienen malla de Uruguay y acaban de tirar a un señor de traje al agua.

¡No puede ser!, es el presidente de la Confederación Panamericana de Remo. Estos pibes están locos. O no: están desbordados de júbilo. Son los nueve uruguayos que acaban de rematar una regata tan apasionante que quedará para la mejor historia. Ocho con timonel, medalla de oro con comodidad delante de Argentina y Chile, que completan el podio.

El de camisa y traje ensopado se llama Fernando Ucha, es también el presidente de la Federación Uruguaya de Remo, y en un gesto que no caracteriza a estas gestas, los deportistas le ofrendan ser parte de su festejo. “Fernando es el motor de todo esto”, dice el entrenador de la selección, Osvaldo Borchi, otro gran motor de todo esto.

Lo que pasó fue que Uruguay acaba de ganar su sexta medalla de oro, décima de los Juegos Sudamericanos de Asunción, sumada a dos de plata y dos de bronce en una sola disciplina, sobre un total de 14 pruebas. Le acaban de ganar a Chile el medallero del remo, convirtiéndose por primera vez en la mejor selección de América del Sur. Sí, a Chile, un país que tiene un presupuesto millonario en dólares invertido en este deporte, con un centro de alto rendimiento que es envidia de cualquier país de América. Los uruguayos, que en su mayoría se prepararon tres meses en Galicia, durmiendo en la habitación cedida por un generoso club y comiendo lo que ellos cocinaron día tras día en un anafe de camping, demostraron que, con menos estructura, fueron capaces igual. Tal vez sea hora de que puedan tener más.

Es un escenario que el más veterano de todos, Leandro Salvagno, disfrutó como el más chico. Lleva todo el siglo XXI remando por Uruguay, “hace más años que algunos de mis compañeros”, dijo. Él vivió la transformación: “En esos tiempos éramos nosotros los que estábamos intentando robarles alguna medalla a ellos, y ahora nos ven como una referencia”. Tiene dos Juegos Olímpicos en sus brazos, los de 2004 y 2008, pero acaba de ganar sus primeras dos medallas de oro en los Juegos Odesur. Se ríe con sus compañeros y comenta que, a sus 38 años, justo cuando está por retirarse, empieza a ganar. Todavía le queda cuerda, porque se vienen los Juegos Panamericanos en 2023.

Luciano García es el más joven, el otro extremo, y también estuvo a bordo del ocho con timonel. Es ahora medallista de oro y tiene la foto muy clara: “Quiero ser el singlista de Uruguay”, dice. Esto quiere decir que se tiene fe para ser el mejor remero de Uruguay, para ganarles a Bruno Cetraro, a Felipe Klüver y a los que se presenten. Quiere representar al país en Juegos Sudamericanos, Panamericanos, Olímpicos y en Mundiales. Y quiere ser campeón. Una señora repite orgullosa una y otra vez: “Yo soy la tía de Luciano García”. Los demás familiares celestes se ríen. Es un chiste que se ha impuesto en estos tres días. La tía se presta para la broma, pero no bromea cuando se golpea el pecho, orgullosa de su sobrino. Dice: “Su papá no está, pero estoy yo”. El padre de Luciano falleció cuando tenía 32 años y su hijo solamente dos. Ahora el gurí tiene 19, una tía orgullosa y sueña grande.

Como soñó él

Las lágrimas en los ojos de Bruno Cetraro al subir él solito al podio lo dicen todo. Acaba de consagrarse como el mejor remero de América del Sur en la prueba individual; la prueba de la excelencia por excelencia. “Me decían que era enano, que no iba a poder”, ha repetido Bruno muchas veces. Ese fue su motor, el no puedo de los demás, que nunca fue un no puedo para él. Ahora se cuelga del cuello sus cuatro medallas de oro y se saca fotos, pleno dorado, tras competir en cuatro pruebas y ganarlas todas.

“Uruguay iba a pelear a un Sudamericano algunos bronces y hoy está peleando el oro en casi todos los botes. Eso habla del trabajo que hicimos y del compañerismo”, dice Felipe Klüver, el más ganador de esta edición, con cuatro oros y un bronce. El equipo se construye con mucha convivencia. “No es fácil. Hay muchos roces y muchas peleas. Pero ahí está el compañerismo: cuando no todos coinciden, buscar la forma de coincidir”, aclara Klüver. Es un colectivo grande el que compartió durante todos estos meses: “Se destacó el grupo ahora en Asunción, pero siempre estuvo ahí y gracias a ellos uno está allá arriba”, comenta el reciente campeón mundial sub 23. “Porque si no estuvieran ellos pisándome los talones y queriendo bajarnos de ahí arriba en nuestro propio equipo, no tendría estas medallas. Ellos son los que nos ayudan a ir para arriba, a siempre buscar más”, valora.

Fueron tres mañanas gloriosas en la Bahía de Asunción, con el contador de medallas creciendo una regata tras otra. El campeonato de remo se terminó, pero será eterno en sus recuerdos y, como dicen ellos, a veces literalmente, a veces con otras palabras y siempre con el ejemplo: “¡Vamos por más!”.

Las 10 medallas del remo

Oro - Bruno Cetraro - Single abierto
Oro - Bruno Cetraro y Felipe Klüver - Doble par
Oro - Bruno Cetraro y Felipe Klüver - Doble par peso ligero
Oro - Marcos Sarraute, Leandro Salvagno, Bruno Cetraro y Felipe Klüver - Cuádruple par
Oro - Leandro Rodas y Martín Zócalo - Dos sin timonel
Oro - Felipe Klüver, Martín Zócalo, Mauricio López, Eric Seawright, Leandro Rodas, Leandro Salvagno, Luciano García y Marcos Sarraute; timonel: Romina Cetraro - Ocho con timonel
Plata - Nicole Yarzón y Tatiana Seijas - Doble par peso ligero
Plata - Eric Seawright, Martín Zócalo, Luciano García y Leandro Rodas - Cuatro sin timonel
Bronce - Zoe Acosta y Yuliana Etchebarne - Dos sin timonel
Bronce - Felipe Klüver, Mauricio López, Joaquín Duarte y Joaquín Vázquez - Cuatro sin timonel peso ligero.

Facundo Castro, desde Asunción.