Dominante: así fue la actuación de Max Verstappen en Japón, en una carrera que estuvo detenida durante horas debido a la intensa lluvia, y así fue durante toda la temporada, cuyo título anticipado consiguió en la madrugada uruguaya, a falta de cuatro fechas.

Su rival, Charles Leclerc, también lo dio todo, y su actuación en la histórica pista de Suzuka es igualmente reflejo de lo que mostró durante todo el campeonato: entrega absoluta y una búsqueda del límite constante, que en ocasiones lo llevó a cometer errores. En Japón el piloto de Ferrari perseguía a Verstappen, y si hubiera llegado segundo detrás de él hubiera alcanzado para postergar un poco la definición del campeonato, pero una frenada fallida en la última curva, más un reingreso polémico a pista delante del otro Red Bull, el de Sergio Pérez, le valieron una sanción de 5 segundos, que lo removió al tercer lugar y así, por diferencia de puntos, posibilitó el triunfo de su rival en la tabla anual.

La de Suzuka fue una carrera para entusiastas, especialmente en este huso horario, pero valió la pena. Fue la última para varios, como el cuatricampeón Sebastian Vettel, que se despidió con una actuación digna de una carrera brillante: un sexto puesto en una máquina poco lograda (Aston Martin), que el público valoró lo suficiente como para darle el título de “piloto del día”.

Fue un año de cambios que, a falta de algunas carreras en nuestro continente, se cerró simbólicamente el domingo. Si en las primeras carreras el nuevo reglamente prometía un duelo cerrado entre Red Bull y Ferrari, sobre el final los otrora dominantes Mercedes mostraron una recuperación que insinúa un juego de a tres equipos el año que viene.

Verstappen mostró, quizás más que en 2021 y su polémica última carrera, verdadera pasta de campeón: siempre buscó el límite y casi no cometió errores, en una demostración de confianza en su manejo y en un equipo que también hizo todo muy bien. Para sorpresa de muchos, la apuesta de Red Bull por construir un auto veloz en rectas, a contrapelo de su histórica filosofía de ganar ventaja en las curvas, fue ganadora. Ferrari, que siguió el viejo espíritu de Red Bull y desoyó su propia historia, construyó un auto bello y adaptado a circuitos lentos, pero las nuevas reglas –especialmente el “efecto suelo”– no le fueron favorables.

Verstappen entró así al club de los bicampeones, en el que también está Fernando Alonso, el español que también mostró su talento en la pista nipona.