El otro día me encontré una amiga hincha de Wanderers y, cuando le pregunté cómo estaba, me dijo que habían perdido el clásico con River. Así lo viven en el Prado. El resultado de un clásico de barrio define los estados de ánimo. Así jugó River, envalentonado. El equipo del Chavo Díaz propuso desde el inicio. El rival de Eduardo Espinel tuvo con qué defenderse, aunque no inquietó el arco de Salvador Ichazo.

Es la primera vez en mucho tiempo que, en el Parque Federico Omar Saroldi, la pelota va dando saltitos. Hay signos amarillos de calvicie en el campo, de dejadez, y está la forma del invierno haciendo lo suyo. River usó pantalón gris, un look que lo hace único. Los de Colonia se vistieron de negro y eso hizo que el partido se demore unos minutos en arrancar, porque Ichazo estaba también de negro. Los jueces hace tiempo que usan fluor.

El Mono Pereira chocó en el aire con un rival y se lastimó el pómulo. Fue totalmente fortuito, pero por las dudas le devolvió una patada en la siguiente jugada. Eso le costó una amarilla que lo dejará fuera del próximo encuentro de los darseneros. Fue un pilar en la defensa cada vez que Plaza se abalanzó. La primera clara, sin embargo, llegó después que River encontró el primero.

El Chori Gonzalo Castro siempre fue un altísimo jugador, pero desde que juega en River el tenor del contexto le permitió o le devolvió cierta desfachatez. O quizás ambas. Juega de memoria, con la parsimonia de los que saben, y transita el campo con sabiduría. De esas pequeñas magias cotidianas surgió el primer gol de los locales. Lo vio con los ojos de la nuca a Thiago Borbas, que estaba solo tras un contragolpe y una serie de rebotes. Castro la colocó por encima de la defensa y Borbas, sin dejarla caer, batió a Guirin. El árbitro habló con el VAR tan solo como un reflejo.

La segunda vez que Riveiro revisó la herramienta más aburrida de la historia del fútbol corrigió un fallo que podría haber cambiado el destino del partido. Era un penal en la hora para River, que se anuló por una posición adelantada finísima. Si es justo o no, es algo que seguiremos discutiendo. Es fútbol equivocarse y es tecnología corregir el error. El VAR la embola.

Espinel buscó respuestas en el banco de los suplentes y un perro atravesó la cancha cuando empezó el segundo tiempo. River volvió a proponer de arranque. El Chori Castro entendió todo lo que tiene que ver con el juego, pero se retiró lesionado. Al agotarse esa llama, Plaza tuvo un problema menos y creció con la prestancia del Flaco Fernández.

Jonathan Urretavizcaya suplantó a Castro, vaya nombres, y en la primera que tuvo convirtió el segundo tras gran esfuerzo de Borbas, que está en un gran momento.

El partido entró en una meseta y Borbas se perdió el tercero. Plaza no dejó nunca de insistir. Metió al Cebolla Rodríguez y a Nicolás Dibble, pero tarde. Plaza se adelantó en el campo y River jugó entonces al contragolpe. Lo tuvo para liquidar Nicolás Sosa en un par de oportunidades, pero le faltó un talle. River jugó un gran partido en su casa, Plaza quizás en sus peores gestas, sin respuestas, ni siquiera para contener. River no hizo más goles porque no quiso.

Detalles

Estadio: Parque Saroldi
Árbitros: Diego Riveiro, Santiago Fernández, Gustavo Márquez.

River Plate (2): Salvador Ichazo; Maxi Pereira, Horacio Salaberry, Santiago Brunelli, Walter Clar, Marcos Montiel (76' Thiago Galetto); Matías Alfonso, Matías Ocampo (76' Nicolás Sosa); Gonzalo Castro (50' Jonathan Urretavizcaya), Pablo López (73' Joaquín Lavega), Thiago Borbas. Entrenador: Chavo Díaz.

Plaza Colonia (0): Nicolás Guirin; Federico Barrandeguy, Jorge Nicolás Ayala, Mathías Bogado, Edhand Greising; Santiago Mederos (80' Nicolás Dibble), Ivo Calleros (46' Álvaro Fernández), Rodrigo Saravia (46' Agustín Pérez), Christian Ebere; Leandro Shur (80' Cebolla Rodríguez), Ramiro Quintana (80' Gastón Albitte). Entrenador: Eduardo Espinel.

Goles: 24' Thiago Borbas (RP), 54' Jonathan Urretavizcaya (RP).