Ambos equipos llegaron al encuentro en un difícil momento y desesperados por sumar. Sin embargo, la gran diferencia que tuvo el juego fue la gestión emocional ante la adversidad. Obviamente, el peso de jugar en Peñarol en un momento complicado es difícilmente comparable, pero no hay que subestimar la carga emocional que se enfrenta ante la perspectiva de un descenso. Torque jugó un partido buenísimo, dio un paso adelante desde lo anímico y desde el juego y con la victoria agregó un nuevo capítulo a su historia especial en el Campeón del Siglo.

Rubén Bentancourt, de Peñarol y Diego Arismendi, de Torque, el 24 de setiembre, en el estadio Campeón del Siglo.

Rubén Bentancourt, de Peñarol y Diego Arismendi, de Torque, el 24 de setiembre, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Federico Gutiérrez

En los primeros minutos el encuentro fue parejo. Torque intentó tener la pelota, pero Peñarol presionó mucho y no lo dejó progresar con peligro. De todas formas, la visita tuvo un par de buenas chances de cara al arco rival, con jugadas bien elaboradas por el costado izquierdo. El local tuvo más claridad en el ataque, fue muy vertical, apostó a recuperar la pelota y a salir a toda velocidad hacia el área rival. Brian Lozano comandó la mayoría de los ataques de Peñarol, estuvo muy activo y generó las situaciones más peligrosas de su equipo.

Pasada la media hora, Torque no aumentó la cantidad de tiempo que tuvo la pelota, pero sí mejoró su calidad. Además, cuando Peñarol recuperaba la pelota, el ciudadano lograba armarse rápidamente en un bloque bajo que el mirasol no pudo dañar. A eso le sumó varias situaciones claras de gol que exigieron a Kevin Dawson o que se fueron afuera por poco. Fue particularmente interesante el partido de Tiago Palacios, muy habilidoso y con movilidad por todo el frente de ataque de Torque.

Brian Mansilla, de Peñarol y Joaquín Pereyra, de Torque, el 24 de setiembre, en el estadio Campeón del Siglo.

Brian Mansilla, de Peñarol y Joaquín Pereyra, de Torque, el 24 de setiembre, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Federico Gutiérrez

El comienzo del complemento tuvo a Peñarol con más posesión de la pelota, pero sin poder transformarla en situaciones de peligro. Torque apostó por una defensa sólida y lastimar de contragolpe. El plan le salió muy bien: Peñarol tuvo la pelota y Torque controló el partido. Peñarol fue vertical, pero no tuvo fluidez. Tuvo intensidad, pero no supo utilizarla. Demostró actitud, pero la desesperación le impidió tomar buenas decisiones en ofensiva. Todo fue muy forzado.

La mayor tranquilidad de Torque sobre el final fue notoria y la hizo pesar en el resultado. El juvenil Nicolás Palavecino, que ingresó desde el banco, hizo un auténtico golazo a los 88 minutos. Encaró por el medio y comenzó a regatear jugadores de Peñarol con una facilidad asombrosa. Quedó mano a mano con Dawson y puso el 1-0. Peñarol perdió completamente los nervios y fue con todo por el empate, pero no tuvo ninguna posibilidad verdadera de lograrlo.

Los jugadores de Torque festejan el gol a Peñarol, el 24 de setiembre, en el estadio Campeón del Siglo.

Los jugadores de Torque festejan el gol a Peñarol, el 24 de setiembre, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Federico Gutiérrez

La victoria es una bocanada de aire fresco para el equipo ciudadano pensando en salvarse del descenso. Para el carbonero, por el contrario, significa que la crisis se agrava y se complica su ambición de participar en la fase de grupos de la Copa Libertadores del año que viene. Quedó quinto en la anual, con 52 puntos.

Liverpool sigue perdiendo pisada

La propuesta ofensiva y de buen manejo de pelota de ambos equipos invitaba a pensar en un encuentro infinitamente más entretenido que el que protagonizaron Liverpool y Wanderers en la mañana del sábado en Belvedere. En un soporífero y parejo primer tiempo, ambos mostraron su clásico juego al ras del suelo, pero casi no generaron situaciones de gol. Durante la primera media hora, Wanderers dominó la tenencia de la pelota, pero estuvo lejos de materializarla en ocasiones de peligro. Liverpool, que también es un equipo que busca tener la posesión -aunque se notó que Wanderers le ganó esa partida- no resignó sus intenciones ofensivas y apostó por lastimar en las transiciones. Tuvo el mismo éxito que su rival de cara al área rival.

El segundo tiempo arrancó con Liverpool siendo un poco mejor y con algunas chances más de gol. Pero un partido así sólo se abre por dos caminos: un error garrafal o una pelota quieta. Hubo de las dos para ambos lados. Primero, por el lado de Wanderers, Matías Fracchia puso el primer tanto de la mañana cerca de los 70 minutos al cabecear un buen envío de córner en el segundo palo. A los pocos minutos, Thiago Vecino empató para Liverpool luego de que le pusieran una pelota larga y aérea a la espalda del zaguero, que en principio pareció controlar la situación, pero pifió al intentar despejar la pelota. El delantero negriazul quedó solo con el golero, definió suavemente y puso el 1-1.

Luego de empatar, el local mostró más iniciativa para ir por la victoria y en los últimos diez minutos regaló el fútbol más entretenido del partido. Mereció llevarse los tres puntos. El empate dejó a Liverpool a 10 puntos de Nacional en la Tabla Anual y le da la oportunidad al tricolor de alejarse aún más si mañana le gana a Cerro Largo. Floja campaña de los de Jorge Bava en el Torneo Clausura, en el que se colocaron en la octava posición con 13 unidades.

Wanderers tampoco viene mostrando su mejor versión en el torneo que cierra la temporada. Con sólo nueve puntos, se encuentra onceavo en el Clausura y noveno en la Anual, con 44 puntos.

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