Danubio superó a Peñarol en casa propia con los tantos de Kevin Lewis y Santiago Romero, que hicieron vibrar a la hinchada franjeada tanto al momento de los goles como al cierre del partido. Los dirigidos por Mario Saralegui mejoraron sus chances de acceder a los puestos de copas internacionales, mientras que el aurinegro no pudo aprovechar la ventaja que le dio Liverpool, su principal rival en este Torneo Clausura y también en la Tabla Anual, que en esta misma jornada cayó ante Racing. El conjunto mirasol, que en esta ocasión fue dirigido por Juan Manuel Olivera tras la salida de Darío Rodríguez, está segundo con 19 puntos, escoltando al negriazul, que tiene 23, mientras que en la Tabla Anual sólo tienen un punto de distancia, el carbonero lidera con 63.

Fútbol con sol

Poco de lo que sucede actualmente en Danubio habrá imaginado María Mincheff de Lazaroff, cuando el cuadro de barrio que gestionaba pasó a la actividad formal y desde hace tiempo es uno de los principales equipos del Campeonato Uruguayo. El único recinto con nombre de mujer en la ciudad fue una fiesta, como sucede cada vez que el Danu recibe en su casa a Peñarol o Nacional. Blanco y negro por un lado, amarillo y negro por otro. Un entrenador ex Danubio en la visita y uno ex Peñarol en el local. Un encuentro que prometía en la previa y que fue digno en los hechos.

Antes de comenzar el juego, Danubio le dio el adiós a Sergio Rodríguez, exzaguero del club que se retiró de la actividad.

En casa mando yo

El juego se abrió con aproximaciones danubianas y con la detención del juego por parte del árbitro, Leodán González, para solicitar que los eufóricos hinchas se bajaran del alambrado.

En la primera parte Peñarol atacó, pero falló en la precisión y le costó carísimo, porque Danubio generó menos pero con mejor calidad, y luego de momentos chatos y de incursiones ofensivas mediante tiros de esquina de un lado y del otro, vino la magia.

Llegando a la media hora de juego, Leo Coelho cometió una falta que le costó la tarjeta amarilla, y cuando parecía que el peligro para Peñarol había desaparecido porque la pelota rebotó en el área tras el tiro libre a favor del local, Lewis estuvo atento para recuperarla y abrir el marcador haciéndole honor a la inexorable ley del ex (y con la suerte del rebote en un defensa manya).

Con el marcador abierto, al aurinegro le costó más encontrar los espacios para vulnerar al rival y los locales lograron aumentar la ventaja en el marcador a través de Santiago Colo Romero, que celebró el tanto de manera muy efusiva, haciendo honor al hecho de haberle convertido a su exclásico rival. Festejo aparte, fue un muy buen gol, con Romero haciendo una pausa justa como para que Leo Coelho se tirara comiéndose el amague.

El resultado con el que el partido se fue al descanso dio la sensación de justicia, porque Danubio vulneró a su rival sobre todo por el medio y con las buenas intervenciones de Alejo Cruz y Leandro Sosa por izquierda.

La otra mitad

Cuando hay goles al comienzo del complemento, da la sensación de que la charla del entretiempo en el vestuario surtió efecto. Eso pasó en este partido, porque José Neris descontó para Peñarol a los 52’, pero fue lo único que pasó.

No hubo gran peligro en ninguna de las dos áreas en toda la segunda mitad, el partido entró en una meseta en la que ninguno de los dos se destacaba, por falta de juego colectivo y de individualidades que cambiaran el rumbo del partido, y entonces el encuentro se cerró a favor de la franja, que se llevó tres puntos de oro, por ganarle a un rival como Peñarol y por seguir sumando en el torneo más decisivo, justificando que el cambio del entrenador le hizo bien.

Mario Saralegui cambió la cara del conjunto de la Curva, que mejoró para el cierre del año y, aunque seguramente no le haya emocionado demasiado la derrota de Peñarol, celebró el accionar de su equipo y la demostración de lo competitivo que puede ser la universidad del fútbol uruguayo.