Documentar la historia es casi un deber de un club. Así como la tradición oral ha dado muestras, desde que el lenguaje es lenguaje, de ser contundente para contar y seguir manteniendo vivo lo que sucedió en otra época de otros hombres y mujeres, dejar escrito en papel también es otra forma de salvaguardar los tiempos que pasaron.
Liverpool es un equipo de enorme presente. En el último lustro ha estado en prácticamente todas las definiciones del Campeonato Uruguayo, título que le sigue siendo esquivo pero que siente cada vez más cercano. Esto que les está sucediendo a los negriazules parece ser único, y mucha gente, sea de su parcialidad o ajena a ella, lo vivencia de esa manera. Tienen derecho, es un razonamiento lógico. Pero si uno mira la foto entera de la historia, podría llegar a la conclusión de que este presente está erigido en vasto pasado en el fútbol uruguayo. Por más que se quiera dar vuelta la página, la historia no tiene punto final.
La primera edición de Los negros de la cuchilla salió en 2006, libro que realizó Héctor Lescano, político uruguayo de dilatada trayectoria y quien, entre otros cargos, fue ministro de Turismo y Deporte, embajador de Uruguay en Argentina y presidente del Partido Demócrata Cristiano. Lescano, además, es hombre de fútbol, hincha y dirigente de Liverpool, donde ocupó varios puestos, incluso algunos interinatos en la vicepresidencia y presidencia.
Aquel libro de 2006, editado por Ediciones Caracol al galope, tuvo tal éxito que no pasó mucho tiempo para que se acabase y no se encontrara en el mercado. Era un libro profundo, muy documentado entre textos y fotos, que recorría el nacimiento del club y su continuidad en el fútbol uruguayo. Canchas, jugadores, campeonatos se hicieron historia viva en aquellas páginas.
Con todo lo que le ha pasado a Liverpool desde hace prácticamente 20 años, actualizar Los negros de la cuchilla era una necesidad. Por lo vivido ahora, en los últimos años, pero también para corregir datos erróneos de la primera edición. Como dice el propio libro, “sus páginas no son una mera continuidad de la anterior publicación”. Y es la voz de Lescano la que lo dice, como articulador entre las dos versiones. Como síntesis de justicia hacia el presente (y, por qué no, para el futuro), Lescano dice que “en casi dos décadas sucedieron hechos deportivos, sociales y económicos de gran trascendencia en el viejo Liverpool, que debían quedar registrados en su rica historia. El primer texto requería de ordenamientos de edición, con orientación más técnica, que facilitaran su lectura [...]. También incorporar capítulos nuevos como el que reseña la práctica del fútbol femenino, de gran crecimiento en el país y en el mundo, como un significativo avance de derechos y equidades, que se expresa en Liverpool con realidades deportivas que nos enorgullecen”. Además, entre las cosas “nuevas” también aparece el gran desarrollo de las formativas del club, las participaciones internacionales de Liverpool, la creación del museo negriazul y la obra de La República, el complejo que el club tiene.
Dame vida
La historia tiene nombres propios, o al menos recordar las personas es un buen procedimiento para atar los cabos en la vida de las instituciones. Este libro es un buen reflejo de eso, con un montón de testimonios que dan otra frescura a los hechos.
A modo de adelanto, se puede citar a Julio Freire y sus anécdotas de cuando se decidió fundar el club (y por qué se decidieron por ese nombre y los colores); se recuerdan nombres que están entre los más grandes, como los olímpicos Humberto Tomasina, José Naya y Pedro Domingo Etchegoyen; Sixto González, para muchos el mejor de todos; Ramón Villaverde, que supo vestir la del Barcelona catalán; Alberto Torito Gómez, mundialista en México 70, y, cómo no, se hace un repaso sobre la gira europea que el club hizo en 1971, dirigido por Ondino Viera y con excelentes resultados.
Dicen que los clubes son los hinchas y hay verdad en eso. No son pocas las personas que pasan por estas páginas, mujeres y hombres que dan cuerpo a lo invisible, que son el corazón de las instituciones. En este punto, el libro incluye un capítulo llamado “Liverpool y la cultura” que ilustra lo anterior de buena manera.
El epílogo, llamado “Pitazo final”, no hace más que dar cuenta de lo que es y será: termina un partido, empieza otro, se amplía la historia de los clubes, esa que se narra en banderas.